Neofobia: cuando lo nuevo genera miedo extremo
De qué se trata este trastorno y cómo reconocerlo. Te compartimos algunas herramientas.
28 de abril de 2023
Neofobia: cuando lo nuevo genera miedo extremo. - Créditos: Getty
Sentir miedo o ansiedad por algo que proyectamos a futuro y que, al momento, no sabemos cómo será, es común y hasta esperable. Eso no es Neofobia, porque no hay una fobia implícita en ese temor ni nada que te paralice aún sintiendo miedo.
Antes de avanzar, recordemos que una fobia siempre responde a un trastorno de ansiedad que se caracteriza por tener un temor desproporcionado hacia algo que, racionalmente, no debería generarlo.
En el caso de la Neofobia, la patología ansiosa se asocia al temor irracional hacia lo nuevo. Cuando el miedo se torna incontrolable, intenso, irracional, persistente y desproporcionado ante un estímulo novedoso, entonces sí hablamos de Neofobia.
Por eso, una persona con este trastorno teme a cualquier cambio en la rutina. La sola idea de “perder el control” la agobia. Y la necesidad de anticiparse a lo que puede ocurrir en el entorno inmediato es una de las principales herramientas –insuficientes, claro- que intentará utilizar para calmar la ansiedad y el terror que provoca el solo hecho de pensar en enfrentarse a lo desconocido. El talón de Aquiles: el miedo a perder el control y fracasar.
Principales síntomas de la Neofobia
Síntomas físicos: al igual que cualquier otro cuadro ansioso, se genera una hiperactividad en el sistema nerviosos alterando funciones del organismo. Entre las más comunes: aparece taquicardia, sensación de falta de aire, sudoración, tensión muscular, dolor de pecho, vómitos, mareos y hasta desmayos.
Síntomas conductuales: responde, en general, a conductas de evitación o escape. Son las maneras en que quienes tienen Neofobia suelen reaccionar para escapar de una situación temida. Entonces, se busca evitar el encuentro con la novedosa y temida situación, siguiendo con la rutina de manera rígida y sin dejar un mínimo espacio que dé lugar a todo aquello que no resulte familiar. De esta manera, se intenta, aunque obviamente no alcanza, evitar sentimientos de angustia y ansiedad.
Síntomas cognitivos: están relacionados con todos aquellos pensamientos que acompañan el cuadro, que carecen de lógica y se basan en creencias irracionales y catastróficas. El miedo a perder el control, a fracasar o a ser criticados por “los demás” les provoca más ansiedad y se vuelve un espiral en donde el miedo no hace más que crecer.
Los motivos más frecuentes
Si bien varían de acuerdo a cada experiencia, hay causas que los expertos indican como las más frecuentes. Entre ellas, la vivencia directa o indirecta de algún suceso traumático puede ser un factor altamente desencadenante de este tipo de fobia. Al igual que puede suceder con una experiencia del pasado vivida con mucha carga emocional.
Por otro lado, la rigidez mental, la baja tolerancia a la frustración y el miedo al fracaso son causas que potencian el miedo a lo nuevo.
El papel familiar también influye: cuando el legado –sea consciente o no– viene cargado de exigencia de perfección, no hay espacio para el fracaso o, mejor dicho, el error siempre es vivido como un fracaso. Este escenario tampoco ayuda.
¿Cómo se supera?
Como dice Patricia Fernández, psicóloga especializada en el área de infanto-juvenil, la vida es cambio constante, crecimiento, evolución y eso, a veces, puede darte vértigo.
Ella ofrece algunas claves para poder superar el miedo. De todas formas, si ese miedo se transforma en fobia, aún con esta serie de recomendaciones sugiere la consulta con un profesional.
1
Identificá cuál es tu zona de confort. En ocasiones la zona de confort puede ser ese lugar que ya ha dejado de ser confortable, pero de la cual aun así te da miedo salir. Identificar cuál es, de qué elementos, personas, emociones está compuesta te ayudará a saber el motivo por el cual te querés mantener ahí.
2
Comprendete y no te juzgues tanto. Comprendernos es vital para poder encajar las piezas que configura el puzle de nuestra vida. No juzgarnos ayuda a que ninguna pieza se rompa. Conocer nuestras propias vulnerabilidades y miedos es el principio de toda (r)evolución. La clave: comprender y conocer la función que está teniendo sentir ese miedo en lugar de juzgarte por tenerlo.
3
No te anticipes. La anticipación es la bruja mala del cuento. Pensar en que el final va a ser de una manera genera más ansiedad que vivir sin ese miedo. ¿Por qué? Porque la rumiación y el runrún en tu cabeza tiene un poder aterrador. Si te cuesta dejar de hacer tus propias películas (mentales) te recomiendo escuchar ansiedad anticipatoria para que puedas aprender sobre ello y gestionar mejor esos pensamientos que desembocan en sintomatología ansiosa.
4
Reestructurá tu psique. La reestructuración cognitiva es el pan de cada día en psicología, y todas las personas en algún momento de nuestra vida lo hemos tenido que hacer. Se basa en darle una vuelta a nuestro pensamiento y poder reformularlo de manera más adaptativa, funcional y ajustado a la realidad.
5
Activación conductual y acción. Puede que de la noche a la mañana no vayas a dar el gran salto, pero sí que puedes dar pequeños pasos que te acerquen al cambio. Si vas acercándote a ese cambio podrás también ir valorando aspectos positivos y eso, aumentará tu sensación de bienestar, tu euforia y reducirá ese temor.
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