¿Cómo podemos cuidarnos para que el exceso de tecnología no nos perjudique? - Créditos: Getty
En la actualidad, la era digital atraviesa todas las facetas de los individuos. No se puede desconocer que en el último tiempo la transformación digital fue vertiginosa y generó impacto en las subjetividades.
Las subjetividades se construyen a través de la interacción con el entorno socio cultural, familiar y con las propias capacidades y particularidades de cada individuo.
Los profesionales de la salud mental somos responsables de investigar e identificar las posibles dificultades en la vida de las personas en relación al contacto con lo digital, por eso es sustancial aggiornarse al mundo actual, ser parte activa de la transformación digital y dar respuestas oportunas a quienes se acercan a la consulta.
En OHLALÁ! se habló sobre el efecto de la tecnología en los chicos. Se plantearon cuestiones como: ¿qué hacer en vacaciones con los chicos y la tecnología? ¿cuál es el límite para que sea saludable?
Ahora nos enfocamos en adultos, y podemos decir que hay que tener en cuenta que, según cómo se utilice la tecnología en la vida de las personas, será el impacto: positivo o muy negativo. Es decir, si se convertirá en una herramienta útil, dinámica, que agiliza tiempos y conlleve un aporte beneficioso en la calidad de vida o, por el contrario, produzca estrés y sea perjudicial para la salud mental. También será elemental encontrar herramientas y estrategias para que la era digital no “arrase” con las vidas de las personas.
Por eso quiero hablar sobre los posibles efectos nocivos en la salud integral de las personas, específicamente en relación al exceso del uso y la sobrevaloración a la tecnología.
Tecnología: posibles efectos nocivos para la salud
Es fundamental prevenir posibles distracciones, falta de concentración, dependencia, sobreexposición y, hasta lo más grave, llegar a una adicción por la tecnología.
Una de las posibilidades es que las personas coloquen todo el interés, énfasis y la atención en lo virtual y que quede por fuera lo humano y, en especial, se desdibuje lo singular de cada sujeto, lo que puede llevar a menoscabar la creatividad y el disfrute del tiempo de ocio, libre de estímulos visuales y gráficos.
Darle un lugar al “tiempo off” es importante para incursionar en la introspección y el diálogo interno, factor que proteja la salud integral y evite la sobreexposición digital.
Cuando se produce un exceso genera consecuencias en diferentes índoles de la vida y hay evidencias de que produce efectos dañinos a largo plazo. Por eso es necesario poner luz a los efectos perjudiciales y dejar de centrarse meramente en lo productivo, porque lo impostergable es encontrar un punto de encuentro entre lo que produce bienestar, agiliza tiempos, colabora en tareas de lo que genera desmesura y malestar en el mediano y largo plazo.
Para finalizar, las prácticas nos interpelan, nos convocan a “inventar” nuevos y diferentes modos para dar respuesta a la complejidad de la época. Frente a estos escenarios, los desafíos son parte del quehacer cotidiano, alejados del ideal y cercanos a la realidad que nos convoca como profesionales de la salud mental. Nosotros estamos para acompañar en la prevención y el cuidado de la salud.
La tecnología puede ser utilizada como un recurso, como material de consulta, como modo recreativo pero siempre siendo conscientes de que no reemplazará el lazo cara a cara con las personas. Por eso es importante estar alertas para tener consciencia de los alcances de la tecnología y preservarnos de posibles abusos y excesos en su utilización.
Por Lic. Cecilia Taburet, gentileza para OHLALÁ! Cecilia es Lic. en Psicología (UBA). Ig: @psico.ceciliataburet
En esta nota: