De cocina vieja, oscura y sin onda a la cocina más linda, femenina y moderna que vas a ver

Quería un lugar de guardado alto tipo escobero así que se aprovechó el mismo módulo en el que se escondió la caldera. Además, quería agregar un pequeño espacio de desayuno, así que se creó una barra pequeña con espacio para una banqueta (La Carpintería).
En la remodelación, para ganar espacio, se definió sacar el horno y resolver con un hornito eléctrico más chico y un anafe blanco de dos hornallas (TST). Para la dueña de casa era suficiente ya que no cocina mucho y, además, quería evitar el extractor.

Lo más importante de un proyecto es que se adapte a las necesidades de cada cliente o familia, y sobre todo al uso real que se le va a dar al espacio. A algunas personas les parecerá una locura no tener cocina, pero para una clienta que no está acostumbrada a cocinar le parece un despropósito tenerla, y más en este caso que prefería tener un lavarropas que le resultaba mucho más útil, así que sin pensar en lo que “debe” tener una cocina, la adaptamos a lo que ella necesitaba y el resultado fue genial.

En cuanto a la luminosidad, al pasar a una mesada de Silestone blanco (Eurostone) y abandonar el granito negro, quedó mucho más luminosa. Además, se agregó un perfil led embutido y luz bajo alacenas (Griscan) que sumo muchísima luz artificial para que de noche quede bien iluminada.

El piso en blanco y negro le dio un toque vintage pero súper moderno (Syria) que se combinó perfectamente con los muebles de melamina rosa (modelo Camelia de Faplac). Un detalle lindo, y quizá menos visto, es que se laquearon los zócalos de las banquinas en el mismo color que los muebles para generar un “color block” de alto impacto.

Así se logró esta cocina que a pesar de ser chica se ve súper funcional, canchera y luminosa.

 

La remodelación estuvo a cargo de Mel Ruiz de Libria Interiores.