Cuánta basura generamos con toallitas y tampones y cómo reemplazarlos
Las cifras son alarmantes respecto del impacto ambiental de los productos de gestión menstrual descartables. Afectan la huella de carbono, el agua y generan toneladas de basura. ¿Cómo pasarnos a un sistema más ecológico?
12 de marzo de 2023
Gestión menstrual: cómo reemplazar toallitas y tampones por elementos menos contaminantes. - Créditos: Getty
La menstruación es una etapa del ciclo reproductivo y es reconocida como un signo de salud. Algunas cifras nos pueden dar dimensión del impacto que tiene nuestro ciclo en la sociedad:
Actualmente, el 26% de la población mundial menstrúa.
Cada año, las personas menstruales pasan el 18% del año menstruando.
En promedio, una persona menstruante tiene 35 años de vida reproductiva, que originan 380 menstruaciones, lo que equivale a más de 7.000 unidades de toallitas y tampones a lo largo de la vida reproductiva.
¿Cuál es el impacto ambiental? Genera más de 113 millones de toneladas de plástico, que terminan en océanos y mares. De no modificarse, se estima que para 2050, el peso de los plásticos de mares y océanos superará el peso combinado de todos los peces.
En este mes de la Mujer, la microbióloga Cecilia Belgoff, experta en ciclo menstrual, acerca estas cifras para reflexionar (los datos surgen de un análisis de medio ambiente de Evacopa, basado en trabajos científicos publicados). El impacto ambiental es una de las consignas de la marcha del 8M, que impulsa la sostenibilidad como una de las banderas feministas.
“Las toallitas y tampones están fabricados a partir de algodón, polímeros derivados del petróleo y celulosa. Para su proceso de producción anualmente se utilizan más de 10 mil toneladas de manufacturas proveniente del desmonte de selva nativa”, expresa. “Estas materias primas luego pasan a la etapa de manufactura de los productos y packaging”. Luego, siguen las etapas de transporte, que depende del lugar de origen del producto. Por último, pero no menos importante, están las etapas de uso y de disposición final.
“Todos estos procesos tienen alto impacto ambiental, ya que consumen grandes cantidades de agua, energía de fuentes no renovables y producen emisiones de gases de efecto invernadero porque generan residuos que deben ser tratados correctamente o dispuestos en rellenos sanitarios. Como producto de la descomposición anaeróbica emiten, por ejemplo, metano (CH4)”, precisa la experta.
Como posible solución, Belgoff señala que los productos menos sustentables comiencen a reemplazarse por los más sustentables. Actualmente la copa menstrual, de la que hablamos en varias notas en OHLALÁ!, es la mejor alternativa sustentable respecto a toallitas y tampones, tanto por su impacto en el medio ambiente, como en la economía y la salud de las mujeres.
Toallitas y tampones vs. copa menstrual
Para comparar el impacto ambiental entre toallitas, tampones y copa menstrual, debemos medir todo el ciclo de vida de cada uno de los productos. La científica precisa dos indicadores de impacto ambiental comparables: la huella de carbono y la huella hídrica. Luego suma el volumen de basura generada por cada uno.
La huella de carbono es un indicador que nos permite cuantificar las emisiones de CO2 equivalentes que se emiten al medio ambiente lo largo de todo el ciclo de vida de un determinado producto. Esto quiere decir que engloba todas las emisiones, desde las derivadas de los fertilizantes sintéticos en cultivos de algodón hasta las que se emiten en un relleno sanitario al final de la vida de los productos.
La huella de carbono de estos productos medida en kilos de CO2eq por producto es: tampones: 0,029; toallitas: 0,018; copa menstrual: 0,42.
La copa menstrual tiene una vida útil de 10 años, mientras los otros productos tienen un único uso en la vida. Estimando que se utilizan 20 productos femeninos en cada ciclo menstrual, obtenemos que la huella de carbono de una mujer acumulada durante 10 años es: tampones: 46,8 kg de CO2eq; toallitas: 75,4 kg de CO2eq y copa menstrual: 0,42 kg de CO.
La huella hídrica es un indicador que cuantifica el consumo de agua potable de un producto a lo largo de todo su ciclo de vida. El consumo de agua abarca todas las etapas. Entre ellas se encuentran: el riego de los cultivos de algodón, la limpieza de las materias primas previo a su manufactura y el lavado de la copa menstrual en cada uno de sus usos.
La huella hídrica de cada uno de los tres productos analizados es: copa menstrual: 900 litros; toallitas: 7,5 litros; tampones: 6,9 litros. Como ya dijimos, la copa menstrual tiene una vida útil de 10 años. Entonces, la huella hídrica acumulada en 10 años para cada producto será: copa menstrual: 900 litros; toallitas: 19.500 litros; tampones: 17.940 litros.
También la cantidad de residuos generada en el uso de productos de higiene femenina descartables es mucho mayor con respecto al uso de la copa menstrual. El peso seco de cada producto femenino medido en gramos es: copa menstrual: 15; toallita: 9,3; tampones: 1,6. Cada 10 años, una mujer descarta la siguiente cantidad de residuos según el método utilizado: copa menstrual: 0,015 kg; toallita: 24,18 kg; tampones: 4,16 kg.
De estos temas se habla cuando mencionamos la gestión menstrual sustentable (GMS), que nos invita a des-aprender prácticas de uso y consumo descartable y re-aprender a través de nuevas alternativas. En los últimos años aumentaron la cantidad de alternativas para reemplazar las toallas higiénicas descartables y los tampones: tenemos la copa menstrual, de la que hablábamos, pero también toallas higiénicas reutilizables con un diseño muy similar a las descartables y ropa interior menstrual. De las 3, la que eligen cada vez más personas es la copa menstrual.
La GMS es una oportunidad para desplastificarnos: cuidar el ambiente y, al mismo tiempo, nuestra salud y nuestra economía.
Experta consultada: Cecilia Belgoff, taller de ciclo menstrual. Instagram: @cecibelgoff.
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