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Quién fue Cris Miró, la primera vedette trans del teatro porteño

Cris Miró fue la primera vedette trans del teatro porteño. Este es el recorrido de su vida.


Cris Miró fue la primera vedette transexual del país; murió el 1° de junio de 1999.

Cris Miró fue la primera vedette transexual del país; murió el 1° de junio de 1999. - Créditos: Archivo LN



¿En qué momento cambia la vida de una persona? ¿Hay una fecha en particular que hace que todo dé un giro de 180 grados? En el caso de Cris Miró ese momento fue un jueves de 1994, a los 29 años, cuando tuvo frente a sí, arriba del escenario del teatro Maipo, a un grupo de coreógrafos y al propietario en ese entonces de la sala de la calle Esmeralda, Lino Patalano. Ese día, ella iba a dar la audición que le cambiaría la vida, pero también, y sin saberlo, con sus acciones y sus palabras, construiría un legado que hoy, casi treinta años después, está más vivo que nunca.

A esa audición, la habían convocado para ocupar el rol de “atracción”, como describían los productores, en un espectáculo que prometía volver a darle al Maipo el esplendor que había tenido en décadas pasadas cuando se había erigido en la “Catedral de la revista”.

Por ese entonces, Miró aún vivía divida entre una imagen andrógina que le permitía sobrellevar el día como estudiante de odontología en la Universidad de Buenos Aires, y otra relacionada con la estética de la femme fatale que irradiaba durante las noches en boliches de la comunidad LGBTQ.

 

Cuando el espectáculo, Viva la revista en el Maipo, se estrenó en febrero de 1995, y se reveló a la prensa que, en realidad, esa vedette que desplegaba su elegancia y su garbo en el escenario era, como se dijo en ese momento, un “el”, se produjo un verdadero cimbronazo en una sociedad que condenaba al colectivo trans a la marginalidad. De hecho, esta población debía enfrentar los edictos policiales, un conjunto de normas de “convivencia ciudadana” de las que era juez y parte la policía. En el inciso F de uno de ellos, el de “Escándalo”, se ordenaba: “Se condena a los que se exhibieran en la vía pública vestidos o disfrazados con las ropas del sexo contrario”. Esa legislación tuvo tanto poder que muchas personas trans durante esa época fueron detenidas y obligadas a pasar la noche en los calabozos de las comisarías.

Bajo ese contexto, luego del estreno de Viva la revista en el Maipo, Cris empezó a ser disputada por la prensa: todos querían entrevistarla. De alguna manera, el periodismo abordó su figura como algo “extraño” y vinculada al universo de “lo desconocido”, porque escapaba a las normas de género estatuidas en esa época. Así, aparecieron las preguntas incómodas. Sin embargo, del otro lado, Miró urdió un discurso centrado en una fuerte defensa de su identidad. Frente a un cronista que escarbó con insistencia en el nombre con el que ella figuraba en el DNI, respondió con una vanguardia que no fue valorada en su momento: “Mi otro nombre no es mi verdadero nombre. El nombre que figura en el padrón o en el documento de identidad solo sirve para ciertos trámites. Mi nombre esencial es Cris. Cris Miró. Porque es el que siento. Con ese nombre se llega a mi amistad y a mi corazón”.

No fue fácil convertirse en la primera vedette trans en ganar notoriedad en la Argentina. En los cuatro años que tendría de fama debió luchar contra la discriminación y defender con entereza su identidad de género en un marco legal que vulneraba a toda la población trans.

 

Quizás, el momento más complejo y violento que le tocó vivir fue cuando arrecieron los rumores entorno a su salud. En 1997, mientras actuaba en la obra Más pinas que las gallutas, en el teatro Tabarís, Cris se descompensó y terminó internada en el Hospital Fernández. Al poco tiempo, se conoció públicamente el diagnóstico: neumonía. Sin embargo, la prensa elucubró con el VIH. De hecho, aparecieron los titulares que, acrobacias semánticas de por medio, solo buscaban aproximarla a una afección que estigmatizaba y que, en consecuencia, la sociedad trataba de silenciar. Así se leyeron en letras de molde títulos como “La extraña enfermedad de Cris Miró” y “La salud de Cris Miró es un secreto de Estado”.

Fue tal el ataque mediático que cuando murió el 1° de junio de 1999, a los 33 años, como consecuencia de complicaciones vinculadas al VIH, la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) escribió en un comunicado: “Cris Miró tuvo la valentía de ser una persona travesti que se enfrentó públicamente a la intolerancia desde su trabajo y desde su arte. Sufrió la peor de las enfermedades: la discriminación”.

Hoy cuando se cumplen 25 años de su muerte, la figura de Cris se revalorizó, tal vez, porque encarnó a una persona empática, amorosa, y, sobre todo, libre. Una persona que vivió de acuerdo a su deseo más genuino. Y gracias a eso abrió caminos para las artistas trans que vinieron después. Y por supuesto que debió pagar un precio. Ese que, como una norma implícita, deben saldar las que fueron primeras.

 

Carlos Sanzol es el autor del libro Hembra. Cris Miró. Vivir y morir en un país de machos (Editorial Milena Caserola), la biografía en la que se basa la serie Cris Miró (Ella), de TNT y Flow

Hembra, la biografía de Cris Miró escrita por Carlos Sanzol.

Hembra, la biografía de Cris Miró escrita por Carlos Sanzol. - Créditos: Milena Caserola

El dato: Cris Miró (Ella) estrenará en TNT el 23 de junio a las 22.00 con nuevos episodios cada domingo y estará disponible completa en Flow a partir del 24 del mismo mes. 

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