Sustentabilidad: reciclan botellas de plástico y crean anteojos trendy
Malcolm Rendle comenzó reciclando plásticos en su casa, hoy su emprendimiento le dio una segunda vida a 60 mil toneladas de desperdicios y es un referente en el rubro de la óptica.
12 de septiembre de 2022
Malcolm Rendle es el socio fundador de Bond Eyewear - Créditos: Malcolm Rendle
Preocupado por el impacto ambiental que tiene la basura en los océanos, en 2017 Malcolm Rendle creó un emprendimiento que fabrica anteojos a partir de plástico reciclado. En solo cinco años, más de 60 toneladas de desperdicios se transformaron en gafas que son furor en Argentina y el extranjero. Sin dudas, Bond Eyewear es es la prueba viviente de que se puede tener un negocio exitoso y sustentable.
Cómo empezó
“Cuando viví en Barcelona me sorprendió la cantidad de tachos de basura que había en mi edificio; había uno para orgánicos, otro para cartón, otro para vidrio y así”, recuerda Malcolm. Conocer cómo en otros países se gestionaban los residuos lo hizo tomar consciencia de la problemática e interesarse por el reciclado. En 2016, cuando volvió a Argentina, se dio cuenta que la situación en nuestro país era bastante diferente, todos los días iba a entrenar a la orilla del río y se encontraba que el paisaje estaba colapsado de desechos.
“Quería transformar los residuos plásticos en algo, digo ‘algo’ porque en ese momento no sabía qué. Quería lograr que las personas viesen lo que ocurría, ese concepto de ‘abrir los ojos’ me llevó a pensar en anteojos”. Sin embargo, había un pequeño problema, Malcolm se dedicaba de lleno a su empresa de marketing y no tenía conocimientos sobre cómo reutilizar ese material ni cómo se fabrican las gafas. Llevar esto a cabo le tomó dos años de capacitación y mucha prueba y error. “Compré una máquina que traje a mi casa, cortaba las botellas de plástico manualmente con tijeras, las fundía y modelaba con una impresora 3D”. Con esa técnica, que tardaba cerca de 40 minutos en hacer solo el frente de los anteojos, armó un stock de 250 gafas. “El primer problema que tuve fue que cuando quise ponerles los cristales se rompían, tuve que triturar todo y volver a empezar”, nos comenta Malcolm entre risas.
Una vez que estuvo seguro del producto se animó a participar de un pop up en Nordelta."Me dije: ‘bueno, que decida el público. Si les gustan los anteojos se venderán y sino veremos qué hago”, nos comenta. Las expectativas de Malcolm fueron superadas con creces, el stock que tenía preparado para 6 meses se vendió por completo en tan solo 45 días. Para reabastecerse cerró el local por un tiempo y, cuando volvió a abrir, otra vez vendió en días lo que estaba planificado para meses. Ese fue el puntapié para cambiar el modelo de producción e invertir en maquinaria que le permitieran acelerar los procesos y tener mayor variedad de modelos.
Con una botella se puede fabricar un par de anteojos - Créditos: Bond Eyewear
Un crecimiento constante con obstáculos
Al poco tiempo se sumó a Bond otro socio, juntos abrieron un local en Palermo y comenzaron a vender en ópticas. Junto con el crecimiento también fue necesario incorporar personal para que se encargaran de las distintas áreas de la empresa. Actualmente el equipo está conformado por 16 personas que trabajan y confían en el proyecto. “Todos tenemos el mismo entusiasmo y la camiseta recontra puesta porque creemos en lo que la marca hace”, nos cuenta Malcolm.
En 2020 la pandemia fue un desafío pero también una oportunidad. Durante ese año las ventas aumentaron tanto que tuvieron que buscar un lugar más grande. En diciembre decidieron mudar el local, las oficinas y el depósito a un mismo lugar ubicado en San Isidro. Otro cambio fue que, además de comercializar su producto en todo el país, se vende en Uruguay, Chile, Paraguay, Panamá, México, Alemania y próximamente en Estados Unidos.
Malcolm nos comenta que emprender tiene su lado B, para llegar a donde están hoy tuvieron que superar varios obstáculos. “El principal desafío es que para crecer necesitás financiamiento y eso para nosotros fue muy difícil. Lo que hacemos trata con una problemática grave que al final tuvimos que resolver de forma privada” —nos cuenta y agrega— “Fue todo un aprendizaje lidiar con los distintos inconvenientes”.
Bond Eyewear lleva más de 60 toneladas de plástico recicladas - Créditos: Bond Eyewear
Reciclar y reducir
Además de los anteojos de plástico reciclado, Bond tiene una línea hecha a base de plantas, 100% orgánica y biodegradable. ¿Qué es lo que lo motivó a innovar en esta alternativa? Malcolm nos comenta: “Esto demuestra que se puede fabricar algo desde cero sin afectar a las próximas generaciones cómo lo hizo el plástico. Bond existe por cómo se abusó de este material”.
Otra de las propuestas de la marca es “Pagar con plástico”, esta campaña invita a que quienes quieran participar traigan sus plásticos domiciliarios al local, allí se pesan y por cada kilo se les da un 2% de descuento en sus productos. Esto es acumulable y no tiene fecha de vencimiento, así que si juntas 50 kilos podés llevarte un par de anteojos sin cargo. Con esta acción Bond lleva reciclada más de 60 toneladas de plástico, lo cual es un montón considerando que una botella de PET pesa apenas 25 gramos. “Lo que buscamos es incentivar y premiar el reciclaje. No pasa por llevarte gratis los anteojos, sino generar conciencia de la cantidad de plástico que consumimos. La idea es que, una vez que incorporaste el hábito de reciclar, empieces a reducir”.
Un futuro consciente
El plástico se puede reciclar hasta por ocho ciclos. Después del octavo, algunas de las características del material se pierden y deja de ser útil para fabricar anteojos, sin embargo, Bond ya está desarrollando otros productos que pronto saldrán al mercado. El objetivo es expandirse sin abandonar la visión de la empresa: “Queremos ser una marca referente en sustentabilidad con impacto local. Recopilamos, reciclamos y transformamos los plásticos en Argentina, incluso las gafas que exportamos están hechas con residuos de acá, creo que ese es nuestro diferencial y la puesta en valor”, nos comenta.
Consejos para tener un emprendimiento sustentable
Le preguntamos a Malcolm qué sugerencia le haría a los emprendedores que quieren que sus marcas sean sustentables y esto es lo que nos respondió: “Ser transparentes en el proceso productivo. Pueden tener un montón de certificaciones y demás, pero la certificación más noble es mostrarle al público cómo se fabrica tu producto, qué se hace después con el mismo y por qué no contamina”.