3 mitos y verdades sobre la fertilización asistida, según una experta

FIV e ICSI: ambas técnicas pertenecen a la Reproducción Asistida de Alta Complejidad y consisten en la fecundación del óvulo fuera del cuerpo de la mujer. En la FIV convencional, se colocan entre 100.000 y 200.000 espermatozoides sobre cada óvulo y se espera la fecundación natural de uno de ellos. En cambio, en la ICSI, se introduce un único espermatozoide dentro del óvulo mediante una microinyección, lo que la hace ideal para casos de infertilidad masculina severa.

Los procedimientos son ambulatorios y no requieren reposo prolongado. Además, han beneficiado a una amplia variedad de personas, incluyendo parejas heterosexuales y del mismo sexo, personas solteras, mayores, o con condiciones de salud particulares, como VIH o antecedentes oncológicos.

Uno de los temores más frecuentes en la fertilización asistida es la posibilidad de que se produzca una confusión de embriones. Sin embargo, la Dra. Blanco es categórica al respecto: “Hay protocolos muy estrictos para que realmente se esté trabajando con los óvulos y los espermatozoides de cada persona”.

Además, organismos reguladores han establecido pautas de buenas prácticas para minimizar cualquier tipo de error. Un estudio publicado en el Middle East Fertility Society Journal detalla que, antes de llevar a cabo una inseminación, un embriólogo etiqueta y verifica la identidad de los gametos con estrictos controles de seguridad.

Otro mito recurrente es que estos tratamientos resultan dolorosos. Si bien es cierto que requieren la administración de inyecciones y la extracción de óvulos mediante una intervención ambulatoria, los procedimientos incluyen sedación para evitar molestias.

No obstante, Blanco enfatiza que el impacto emocional puede ser significativo: “Son tratamientos que interpelan mucho desde lo emocional y psicológico. El deseo suele ser muy grande y nadie sueña con tener que recurrir a la ciencia para tener un bebé. No es fácil desde lo emocional, pero para ello estamos capacitados los profesionales que acompañamos a estas personas”.

Si bien algunos pacientes deben repetir el procedimiento más de una vez, la duración de cada ciclo de tratamiento es relativamente breve. “No es un tratamiento que requiera una intervención larga en la gran mayoría de los casos”, aclara Blanco, y agrega que tanto la FIV como la ICSI suelen completarse en aproximadamente 15 días.

Las técnicas de fertilización asistida siguen un esquema bien definido.

En el caso de la FIV, el proceso incluye:

• Estimulación ovárica controlada.
• Punción folicular.
• Recogida y preparación del semen.
• Fecundación o fusión de los gametos.
• Cultivo de los embriones.
• Preparación del endometrio.
• Transferencia de embriones.
• Congelación de embriones.
• Prueba de embarazo.

Para la ICSI, el procedimiento es similar, con la diferencia de que la fecundación se realiza mediante una microinyección espermática.

La fertilización asistida es una herramienta clave para muchas personas que desean ser padres. Con el respaldo de profesionales capacitados y un riguroso control de calidad, estos tratamientos ofrecen una oportunidad real de cumplir el sueño de la maternidad y la paternidad, desmintiendo los mitos que aún persisten en torno a ellos.