Día del Padre: ¿cómo mantener la conexión con tu papá en la edad adulta?
En el Día del Padre, nos preguntamos cómo mantener la conexión con ellos siendo adultas. Algunas ideas para no desencontrarnos y compartir tiempo de calidad con ellos.
16 de junio de 2024
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A garrarnos fuerte de su mano para cruzar la calle, mirar hacia arriba buscando aprobación al elegir una golosina del kiosco, sentir el ruido de la puerta de casa cuando llegaba de trabajar o el motor del auto cuando estábamos listas para salir.
Todas las que tuvimos la suerte de tener un padre en nuestra infancia probablemente recordemos con nostalgia alguna de estas escenas. Sin embargo, a pesar de compartir infinidad de momentos, quizás, en aquella época, no nos sentíamos tan cerca como nos hubiera gustado. Porque el mundo era distinto, porque la comunicación, en la mayoría de los casos, fluía mucho más libre con las madres, porque la figura paterna hace un tiempo solía estar asociada con los límites y la autoridad.
Pero todo cambió, y la vida es otra, y hoy criamos a nuestros hijos de una forma más flexible y compartimos el día a día con nuestras parejas y casi todo se hace a la par. Y hay hombres que son padres y madres, y hay roles que se intercambian, y hay familias ensambladas y formatos nuevos, y todo tipo de diversidad y combinaciones que eran impensadas hace algunas décadas.
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Y en el medio, nuestras historias. Nuestras propias familias, estructuras, ancestros, personalidades tan únicas e individuales. Nuestro origen y niñez, y finalmente, ellos, nuestros primeros hombres. Héroes y todopoderosos. Los que siempre estaban, cuidaban y protegían: nuestros queridos papás. Con quienes, curiosamente, a pesar de los años, aún hoy a veces nos cuesta hablar.
Por eso, este mes tan especial en que los recordamos y celebramos, queremos proponerte que, lejos de fechas comerciales y marketineras, hagamos el ejercicio de volver a mirarlos con inocencia y agradecimiento y podamos, desde el corazón, volver a conectarnos con ellos y celebrar. Celebrar la vida compartida, las anécdotas, las risas y lágrimas que pasamos. Los momentos lindos y de los otros, las fiestas y fines de años, los miles de cumpleaños familiares, la abundancia y la escasez. Porque celebrarlos a ellos es también celebrar nuestra historia, la que venimos escribiendo juntos desde el mismo día en que nacimos y este maravilloso camino de descendencia comenzó.
¿Cómo mantener la conexión con tu papá?
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Los días pasan volando, más aún en tiempos locos como los que vivimos. Nuestros trabajos, casas, hijos y parejas nos absorben y los fines de semana clamamos por un recreo y algo de vida social. Pero... ¿y ellos? Para nuestros padres, el reloj corre distinto. Ellos ya cumplieron, ya criaron, ya trabajaron. Ya apagaron el despertador infinidad de mañanas, ya pararon la pelota y observan la vida a otra velocidad.
Entonces, ¿cómo emparejar ritmos? ¿Cómo encontrar un punto de conexión entre dos momentos tan diferentes? A veces es difícil bajar un cambio y dejar el celu cuando vamos a visitarlos, y otras hasta ni siquiera encontramos el momento para hacernos un espacio y los conformamos con un llamado o mensaje corto. Porque conectarnos con ellos no es solo verlos, cumplir y después salir corriendo a seguir con lo nuestro.
Tener un momento de conexión es entrar en sus mundos, escuchar sus cosas, entender sus tiempos. No querer irnos apenas llegamos ni evitar temas que nos incomoden o que sean fuente de conflicto familiar. Verlos con todas las letras es hacernos presentes conscientemente, con todo lo que eso implica. Es poder mirarlos a los ojos, interesarnos por lo que les pasa y dedicar un rato de nuestras ocupadas vidas a escucharlos y saber cómo están.
Y atenta, porque lo más curioso es que en unos años nosotras también vamos a estar allí, en ese mismo lugar, mirando la vida como ellos, haciendo pausas y sonriendo cada día en que alguno de nuestros hijos nos llame para avisarnos que nos viene a visitar.
Por eso, como sabemos que a veces el día a día nos devora, hicimos un ayudamemoria con ideas para no desencontrarnos y compartir tiempo de calidad con ellos:
1
Haciendo alguna actividad juntos: ¿y por qué no algo que nos guste a ambos? Una clase de cocina, una cata de vinos o una salida al teatro pueden ser ejemplos de tiempo divino compartido entre los dos.
2
Manteniendo una rutina de encuentros: si nos cuesta organizarnos, lo mejor es una rutina semanal o quincenal. Un día asignado para ellos, sin planes ambiciosos, pero con la ayuda que da agendar de antemano.
3
Dejándonos ayudar en algo que ellos sepan hacer: valoremos su camino y experiencia. Ya sea con consejos del rubro al que se hayan dedicado, sea cual sea. Seguro nos sirvan mucho más de lo que imaginamos.
4
Interesándonos por sus cosas: su salud, sus amigos, qué preocupaciones tiene o incluso qué serie está mirando. Que otro se interese por nosotros siempre es reconfortante y nos hace sentir vistos y acompañados.
Encontrarnos en el silencio con papá
Los momentos de encuentro no solo implican compartir una charla o conversar. Dos personas que se conocen desde hace tanto y que han pasado gran parte de sus vidas juntas, hay momentos en los que no necesitan más que, solamente, estar. Con lo simple y a la vez complejo que esto significa.
Porque a veces no nos es fácil, porque vivimos lejos o porque no estamos acostumbradas y la cercanía sencillamente nos incomoda. Tranqui, para acercarnos a nuestros padres no son necesarios grandes planes ni propuestas ambiciosas que luego no podamos concretar. Todo lo contrario. Aquí, algunas ideas simples, fáciles y hasta silenciosas para dar un pequeño pasito y disfrutar un rato al lado de tu papá.
Salir a caminar: caminar es un ejercicio buenísimo, apto para casi todas las edades y que, además, nos llenará de oxígeno y hará bien a ambos.
Cocinar juntos: ¿quién dijo que solo podemos cocinar para nuestras parejas o hijos? La comida es un excelente nexo de encuentro y una forma divina de demostrar amor.
Ver una peli que sea de su interés: documentales, comedias musicales, de acción o de época, lo que más le guste y lo que él elija, y mientras tanto, una excusa para una tarde juntos sin mucho más que agregar.
Compartir un rato de deporte por TV: si te tocó un padre fanático del fútbol, rugby o cualquier otro deporte, regalale un ratito de atención. Quizá, por más que para vos no sea el plan que hubieras elegido, hay veces en que el encuentro sucede cuando una simplemente acompaña o se deja acompañar.
Aprovechar traslados: ese turno médico al que vamos a llevarlo o la fiesta familiar para la cual lo pasamos a buscar. En el auto, en silencio y quizás hasta con alguna música que nos guste, podemos disfrutar de un momento lindo y de encuentro entre los dos.
Lo que hay
No es extraño que, por momentos, nos incomode cuando nuestros padres tienen diferentes tiempos o formas. Ellos, como nosotros, son distintos. La clave es comprendernos mutuamente y detenernos no en lo que falta o quisiéramos que suceda, sino en lo que hay. Porque en la exigencia de los detalles se diluye el encuentro y porque si ponemos todo el foco y la energía en esperar algo que no sucede, lo más probable es que una y otra vez volvamos a frustrarnos.
¿Y entonces qué hacer? Prestando atención sin juicios, escuchando con interés, visitando su mundo sin necesidad de modificarlo. Respetándolo y honrando el momento, porque ese hombre, así como es, siempre va a ser nuestro papá.
Cuando papá no está
Claro, todo esto esta buenísimo si todavía lo tenemos, pero ¿qué pasa si él ya no está? ¿Cómo resolvemos pendientes si ya no lo tenemos con nosotras?
La respuesta es muy íntima y depende de cada historia individual, pero lo que sí debemos saber es que, hasta el último día, internamente lo vamos a conservar.
Para imaginar charlas en silencio, para preguntarnos qué hubiera hecho, qué nos diría o para recordar ese consejo que quizás hubiera querido darnos. Y si sentimos que necesitamos sanar algún tema, aunque no esté físicamente, podemos cerrar los ojos, pensar en él y decirle lo que necesitemos. Porque, no tengamos dudas, desde donde sea que esté, va a escucharnos. .
Pequeña guía para estar al día con papá
Estar al día con nuestros padres puede ser tan amplio como profundo y, dependiendo de cada historia, podemos tener mil casilleros por completar. Porque cada una de nosotras sabe lo que quedó por el camino, lo que no se dijo, lo que dejamos pendiente. Y no solo respecto a charlas, la lista con un padre puede ser mucho más grande que eso, y la buena noticia es que, quizá no para todo, pero para muchas cosas, todavía estamos a tiempo.
De desempolvar viejos planes, de tocar esos temas a los que siempre les escapamos, de priorizar el vínculo y actuar. Podemos:
Proponerle aquel viajecito que siempre pospusimos y nunca concretamos.
Acompañarlo a aquellos trámites a los que, por una cosa u otra, nunca podemos ir.
Visitarlo esos fines de semana que, entre cosas nuestras y actividades de los chicos, se nos vuelan sin verlo.
Invitarlo a pasar unas vacaciones familiares.Incluirlo en actos escolares de nuestros hijos, de una forma fácil y sencilla, por ejemplo, ofreciendo ir a buscarlo o avisándole con suficiente anticipación dejando en claro que su presencia es importante.
Disponer a conciencia de un par de horas para sentarnos a hablar sin interrupciones, solos y desde el corazón.
Tomar coraje y sacar ese tema que tenemos atragantado desde hace tantos años y que necesitamos resolver.
Demostrarle desde nuestro lugar de adulta que lo entendemos y valoramos, pero sobre todo, que agradecemos lo que pudo hacer por nosotras y (muchísimo más si tenemos hijos) comprendemos lo que no.
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