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Estrés parental: ¿qué es y cómo afecta en la crianza?

En EE.UU. advierten que el estrés o agotamiento parental es un problema urgente de salud pública. La psicóloga perinatal Agustina Capurro nos ayuda a entender este fenómeno y cuál es su situación en nuestro país.


El estrés parental es considerado un problema de salud pública.

El estrés parental es considerado un problema de salud pública. - Créditos: Getty Images



La crianza puede ser increíblemente gratificante, pero también trae una serie de desafíos y demandas enormes. Desde noches sin dormir y berrinches con los más chicos hasta la gestión de las emociones desafiantes de la adolescencia. Y ni hablar, si a la ecuación le sumamos sin las tensiones financieras y de pareja. El informe "Estrés en América" de la APA (Asociación Estadounidense de Psicología), que surge de un análisis de datos durante 10 años, mostró que los padres de niños menores de 18 años tienen consistentemente más probabilidades de reportar niveles altos de estrés que otras personas. En 2023, un tercio de los padres calificaron su estrés como alto (8, 9 o 10 en una escala de 10 puntos) en comparación con solo el 20% del resto de la población.

El estrés o agotamiento parental también se puede volver un agotamiento más profundo: el famoso burnout. Los datos sugieren que el agotamiento parental es mucho más común de lo que la mayoría de los padres cree. Según un estudio del Consorcio IIPB, hasta 5 millones de padres en Estados Unidos lo experimentan cada año. Pero, ¿por qué ahora madres y padres sufrimos más estrés? ¿El contexto nos condiciona más o los nuevos modelos de crianza imponen más presiones? ¿Es un mal de época?

"Los movimientos sociales de los últimos tiempos, como la vida en las ciudades, las maternidades y paternidades en edades más avanzadas, las mujeres con mayor empleabilidad, hacen que las tareas de crianza y cuidado sean con menos red y sostén familiar y comunitario. El cuidado de las infancias hoy, por fuera de lo parental, es generalmente tercerizado y por tanto, pago. Todas situaciones que se suman como sobrecarga e incrementan el estrés. Ese aislamiento, profundiza la sensación de soledad y agobio, en una tarea que de por sí es muy rutinaria y por tanto muy exigente en términos de energía física y anímica", señala María Agustina Capurro (@psicapurro), psicóloga perinatal y nuestra experta consultada para esta nota. 

¿Cuáles son las principales presiones de madres y padres hoy?

Ser mamás presentes y trabajadoras exitosas, cocinarles orgánico y hacer yoga con nuestros hijos, validar sus emociones y nunca gritar, coser el disfraz de la escuela y llevarlos a robótica, no ponerle pantallas e incentivar la lectura, escucharlos sin entrometerse, pero no dejar pasar señales de alerta. Las presiones y mandatos sobre la crianza son cada día más. Y encima vemos a la influencer de turno con la ropa de los chicos impecable y los niveles de ansiedad suben por las nubes. 

"La responsabilidad sobre la vida de los hijos e hijas es de por sí una tarea de alta demanda, que suele normalizarse pero que conlleva mucha carga horaria, puesta de cuerpo y también mental sobre todo en los tiempos actuales, donde las agendas de las infancias también son exigidas: turnos médicos, actividades extraescolares, visitas  a casas de amigos, festejos de cumpleaños, etc. Todos estamos inmersos en un contexto donde el 'tener que hacer' está muy presente: no perdernos de nada, donde conectar con el ocio no es sencillo o tiene mala prensa. Al mismo tiempo esto convive con los estándares de ser una 'buena madre' y/o un 'buen padre', cumpliendo con mandatos sociales sobre cómo alimentar, criar, cuidar, dormir, cuidar incluso divertir a los niños/as", explica Capurro. 

La crianza intensiva y el estrés parental

La crianza intensiva y el estrés parental - Créditos: Getty Images

Crianza intensiva y estrés

Sabemos que los paradigmas de crianza cambian. Si cuando nosotras éramos chicas, estaba el famoso "método Estivill" (que implica dejar a los niños llorar para que aprendan a dormir), hoy no hay dudas que el faro que busca iluminar a madres y padres es el de la crianza respetuosa. Sin embargo, muchas veces, se lo confunde con un modelo de "crianza intensiva", que se sustenta en que las emociones, la energía, el tiempo y el dinero de la pareja parental deben centrarse en sus hijos.

"En las últimas décadas, en los países desarrollados, este concepto fue instalándose como un aspiracional niñocentrista, donde algunas ideas como que las mujeres están inherentemente más capacitadas que los hombres para llevar adelante tareas de crianza o que las madres y padres deben estimular intelectualmente a los niños y niñas se fueron instalando como verdades más extremistas y también un modelo de pensamiento más esencialista", cuenta nuestra experta consultada. Sin embargo, poner todo el foco en los niños no hace sino agotarnos por completo (y tampoco es muy bueno para ellos). 

 

"Es interesante porque uno de los mayores desafíos en las tareas de criar y cuidar, es poder hacer lugar a las infancias como sujetos con derechos, necesidades y deseos, que no están sobre los de sus mamás y papás, sino poder fortalecer el vínculo, es decir lo que sucede ENTRE madres, padres e hijos/as. Es en ese campo, donde habrá posibilidades de armar dinámicas propias y no intentar encajar en 'enlatados'", afirma.

 

Lo que no cabe dudas es que en los últimos años se espera que tanto madres como padres estén más presentes para sus hijos. Y esto, si bien tiene sus enormes beneficios, también puede generar mayor estrés. "Una crianza consciente o respetuosa genera mayor registro y, por lo tanto, conecta con la dimensión de la responsabilidad. En tiempos donde abunda la sobreinformación muchas veces esto se torna muy ansiógeno, porque las expectativas de querer poder con todo y además hacerlo tal y como lo hacen los demás se vuelve muy demandante y al mismo tiempo frustrante, pues es una tarea imposible. Hoy se accede a mayor información sobre la importancia de los tiempos tempranos y de las tareas de crianza y también del cuidado de la salud mental de las familias que tienen hijos. Poder estar al tanto de esto pero con conexión con la propia realidad, la que sucede dentro de casa, es una forma de ir bajando el volumen a las voces del afuera y aminorando presiones", agrega. 

¿Cómo lidiar con el estrés parental?

Pero, entonces, ¿qué hacemos con todo esto? ¿hay salida al estrés parental? "Todo esto puede llevar a las madres y a los padres a vivir con mucha sobrecarga e incluso muchas veces a no poder conectar o perder de vista las propias necesidades del vínculo. El ejercicio de la autoescucha en la crianza por parte de los/las adultos y de poder sincronizar con los tiempos y posibilidades de sus hijo/as, es un desafío pero también siempre un 'lugar donde volver' cuando el mundo externo se vuelve pesado", aconseja Capurro.

Y señala algunas claves para lidiar con el estrés parental: "Ir registrando límites, tiempos y dosis. Identificar con quienes es posible contar, para conversar, para distribuir tareas, para apoyarse. Construir poco a poco dinámicas diarias donde se incluya en no 'tener que hacer'. Habilitarse a verbalizar el cansancio, pedir ayuda y flexibilizar expectativas para poder tener una mayor conexión con los propios deseos así como con las necesidades, tiempos y procesos de los niños y niñas. Con menos recetas rígidas y ABC’s que limitan y frustran para tener más disponibilidad con el presente".

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