"Me explotó una bomba": ¿cómo gestionar una infidelidad o una mentira en la pareja?

Descubrir un secreto en la persona que amamos siempre tiene sabor a traición. No importan las causas ni los motivos. Por supuesto, la cosa empeora si la verdad sale a la luz de forma traumática, pero lo cierto es que, a partir de que nos enteramos de algo que desconocíamos, lamentablemente, ya nada vuelve a ser igual. Porque los velos se caen y dejan al desnudo quienes realmente somos, por dentro y por fuera, con todo lo bueno y lo malo que tenemos para mostrar. Las reglas de juego cambian y el tablero de la relación se redefine. Ya no somos los de antes. Pero... ¿Podremos seguir sosteniendo lo que teníamos?  

Todo funciona y todo está bien hasta que un día una verdad sale a la luz y sentimos que el mundo se desmorona. El shock es enorme. Y es un proceso, con tiempos que conviene no apurar. Aquí, las fases: 

Por supuesto que hay diferentes tipos de secretos y el impacto que tengan en nuestra vida dependerá de cómo y hasta dónde la afectan. No es lo mismo enterarnos de que nuestra pareja tiene una relación paralela, que descubrir que está con problemas económicos y desde hace un año no pagamos las expensas. Por eso, que podamos o no acomodarnos a la nueva realidad dependerá en gran medida de la gravedad de la noticia. Y si bien cada caso es individual y cada relación es única, te proponemos un par de preguntas-disparadores para pensar y, con el hecho consumado, meditar sobre el nuevo “de ahora en más”.

Restablecer la confianza en una pareja tras una crisis por un secreto oculto grave requiere tiempo, esfuerzo y compromiso. Y no es fácil, obvio, pero tampoco imposible. Te damos algunos hacks que pueden ayudar: 

• Admitir el error: primer paso y súper importante. La persona que ocultó el secreto debe reconocer la gravedad de lo que hizo y asumir su responsabilidad.  

• Validar los sentimientos de ambos: expresando cada uno sus emociones y permitiendo reconocer el dolor y la decepción que genera en el otro la situación.  

• Escuchar activamente: sin interrumpir, con respeto y empatía el uno con el otro.  

• Transparencia: que el relato sea completo, con detalles, fechas y momentos relevantes. Que todas las preguntas puedan hacerse para dejarnos tranquilas de que no habrá nuevas sorpresas en el futuro.  

• Compromiso de cambio: sentir y reconocer en el otro la verdadera intención de que algo así nunca vuelva a suceder.  

• Terapia: ¡buscar ayuda! Estar acompañados y contenidos por un profesional siempre facilita la comunicación y acorta el proceso.  

• Reconstrucción gradual: sí, gradual. De la confianza y la nueva vida orientada a la verdad. Sabemos que no será fácil ni rápido, pero si lo que teníamos vale la pena, pasito a pasito, muy de a poco, con pequeñas acciones cotidianas, lo podemos intentar.  

• Aceptar el proceso: porque los tiempos son misteriosos, porque a veces se puede y a veces no. Paciencia, foco y, sobre todo, no apurarnos. Ir día a día, respetar lo que sentimos y, a todo aquello que surja en el camino, siempre, darle lugar.