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Salud mental: por qué es fundamental eliminar prejuicios sobre la medicación psiquiátrica

Consultamos con un experto en psiquiatría acerca de los prejuicios que se generan ante alguien que tiene que tomar medicación. Qué dice la ciencia acerca de los beneficios de un buen tratamiento.


Por qué es clave derribar los prejuicios.

Por qué es clave derribar los prejuicios. - Créditos: Getty



El estigma social que todavía recae sobre las enfermedades mentales sigue condicionando a que miles de personas que se encuentran con algún padecimiento del orden mental intenten disimular, callar o negar lo que les sucede. ¿Por qué? Principalmente, por miedo a ser discriminadas. Si bien tenemos la Ley de Salud Mental (26.657), sancionada en nuestro país el 25 de noviembre de 2010 con la que se introdujo la perspectiva de los derechos humanos en el abordaje de la enfermedad mental todavía falta mucho camino por desandar.

Entre las falsas creencias que circulan como verdades (seamos conscientes o no) se asume que las personas que, por ejemplo, tienen depresión no “se esfuerzan lo suficiente”, y que aquellas que deben tomar medicación psiquiátrica para complementar la psicoterapia “están loco/as”. Al respecto conversamos con Ricardo Corral, presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras, docente e investigador del Hospital Borda, para desarmar prejuicios y conocer los beneficios de un buen tratamiento.

Cuándo se debe tomar medicación psiquiátrica

Ricardo nos dice que la medicación psicofarmacológica “se indica cuando hay una enfermedad mental, es decir, una afección en el cerebro" y que, a partir de la evidencia empírica y científica, quedó demostrada la eficacia de la misma para mejorar síntomas, aliviar el sufrimiento de los pacientes e incluso llegar a la cura de ciertas patologías.

“¿Por qué se le da insulina a una persona que tiene diabetes? Porque la ciencia pudo comprobar que mejora sus síntomas y su enfermedad. Lo mismo ocurre con el cerebro, que se enferma como el páncreas y que requiere de medicación para mejorar su cuadro”, ejemplifica.

Los tratamientos para enfermedades mentales se dividen en dos grandes grupos:

  • Psicoterapia Cognitiva Conductual: la evidencia científica da cuenta de que mejora notablemente ciertos trastornos, como es el caso de la ansiedad social o la depresión. Ayuda a las personas en el fortalecimiento de su autoestima y brinda herramientas para que puedan superar el trastorno.

  • Psicofarmacología: se utiliza en trastornos más severos, como es el caso de la Esquizofrenia y el Trastorno bipolar. Se indican los llamados “antipsicóticos” y se prescribe la psicoterapia en paralelo. Siempre van juntas. El acompañamiento profesional ayuda al paciente a retomar la vida familiar, laboral y social.

     

¿La medicación genera dependencia?

La respuesta que nos devuelve el especialista consultado es un "No" rotundo. “El buen tratamiento psiquiátrico no produce dependencia y aporta grandes beneficios, ya que permite que la persona que tiene patologías del orden mental lleven adelante una vida digna, con la capacidad de desarrollar todas sus potencialidades y vivir sus vínculos de una manera saludable”.

En cambio, la automedicación sí genera dependencia y por eso dice que está totalmente desaconsejada. Una de las más frecuentes son los ansiolíticos.

Por su parte, nos cuenta que su abordaje médico -como el de muchos colegas-, se enfoca “en potenciar los aspectos sanos de la persona que tiene algún tipo de enfermedad mental, para que pueda desarrollarlos de la mejor manera posible”.

El estigma social de la enfermedad mental

El prejuicio relacionado con la enfermedad mental refuerza diariamente la falsa idea de que las personas con problemas mentales no se esfuerzan lo suficiente para “estar mejor”. Un caso típico se observa con personas que tienen depresión.

“Cuando el cerebro se enferma, el organismo queda condicionado con síntomas psíquicos y comorbilidades físicas, pero por ignorancia muchas veces se le atribuye un rol desvalorizante y se refuerza la creencia de que son personas con poca voluntad o que no se esfuerzan lo suficiente para salir, por ejemplo, de una depresión crónica”.

A las personas con depresión, muchas veces, se las tilda de “débiles”, de "vagas", y por eso se supone que está mal tomar medicación, ya que deberían lograr "estar bien" si le pusieran "más voluntad”. Nada más alejado de la realidad.

Por último, Ricardo lamenta que, a través del cine, entendido como uno de los grandes dispositivos culturales formadores de opinión (y de “grandes verdades”), se haya reforzado durante décadas el estigma que todavía hoy recae sobre las enfermedades mentales.

Trae de ejemplo el clásico estadounidense “Atrapado sin salida” y película argentina “Hombre mirando al sudeste”, entre muchos otros, y al respecto reflexiona: "Es de vital importancia que en los distintos espacios de alcance masivo se comience a tratar a la salud mental con mayor responsabilidad y aval científico".

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