Hace ya algunos años se fueron imponiendo los coworking, espacios compartidos que ofrecían distintos servicios para usuarios como: internet, computadoras, lugar para reuniones, impresiones de documentos y proyectores para exposiciones. Se alquila por hora o día, por lo general siendo esto totalmente flexible, generando así una comunidad solidaria y un clima de confianza. Luego se empezaron a germinar las ferias y los showrooms, también espacios compartidos de exposición y promoción, muchos con agenda fija o cita previa. Ahora, la nueva tendencia es abrir un local, pero compartido.

En muchas provincias del país va surgiendo este modelo de sociedades comerciales en donde dos o más emprendedores se unen para poder abrir su negocio de manera colaborativa. El mismo lugar físico opera a veces como lugar de producción, punto de venta y entrega. Dividir los gastos como el alquiler, los sueldos, y otros gastos fijos, permite que el sueño del local propio se haga realidad. Las motivaciones son varias, pero la mayoría quiere migrar de la comodidad de sus casas, dejar de ir de ferias en ferias trasladando grandes bártulos para tener un lugar fijo con una franja horaria amplia y,  por supuesto, tener más rentabilidad.

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