Acoso: estadounidenses versus francesas
El caso Harvey Weinstein y la campaña #MeToo pusieron el tema del acosos sobre la mesa en todo el mundo. Profundicemos.
2 de marzo de 2018 • 11:07
“Me too”. “Yo también”. “Moi aussi”. Imposible no haber escuchado o leído algo del tema, pero recapitulemos rápido. A raíz de las acusaciones de acoso sexual en contra del productor Harvey Weinstein (HW), la tribuna femenina de Hollywood no quiso hacer oídos sordos y se creó el hashtag #MeToo, el cual buscó darles voz a todas las que sufrieron una situación similar.
El fenómeno se expandió por el mundo recopilando diferentes experiencias, lo que expone y visibiliza que es un problema a nivel mundial y no un caso aislado. Pero... ¿por qué pegó #MeToo y no otras consignas o llamados previos? Es una gran combinación de factores, pero entre ellos podemos destacar tres. Primero, por los años que llevan las luchas feministas –más de 60– y el mayor alcance de Internet, que en el último tiempo lograron masificar y generar una nueva ola de movimientos de mujeres (por ejemplo, Ni Una Menos en nuestro país y a nivel regional). Segundo, porque las denunciantes del caso HW y las impulsoras de la consigna fueron grandes actrices, que tienen los recursos para bancarla sin temer perder el puesto. Tercero, porque este hashtag logró una empatía con una consigna clara, fraternal, y por eso poderosa, que no impuso cómo o qué contar, sino solamente invitó a hacer una descarga sea cual sea, siendo víctima o no.
UN PASITO MÁS
En enero de este año, la ola de denuncias dio un salto. Actrices como Natalie Portman, Nicole Kidman, Emma Watson y Reese Witherspoon decidieron usar su imagen para fundar el movimiento Time’s Up, un fondo económico de ayuda a las víctimas, pero también una campaña que demanda una legislación que penalice a las empresas que toleren el acoso. Su gran apertura mediática fue en los Golden Globes, donde todas las famosas vistieron de negro y Oprah Winfrey dio un discurso muy sentido que terminó con un llamado al empoderamiento.
Sin embargo, lo que se puede leer como un discurso feminista se politizó y las tapas de los diarios de Estados Unidos no se detuvieron en la diatriba sino en Oprah como una posible próxima candidata por el partido demócrata.
ESTADOUNIDENSES VS. FRANCESAS
En respuesta al #MeToo, se publicó en el diario Le Monde una tribuna encabezada por Catherine Deneuve y firmada por cien intelectuales francesas. Critican el “puritarismo” de la campaña #MeToo, que, a su juicio, convierte a la mujer en una “víctima eterna”, y se posicionan como partidarias de la “libertad de importunar” de los hombres: “La violación es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un crimen, ni la galantería es una agresión chauvinista.” Las francesas aseguran no sentirse representadas “por ese feminismo que, más allá de la denuncia de los abusos de poder, adquiere el rostro de un odio a los hombres y su sexualidad”.
Y entonces estalló la polémica: muchos catalogan la tribuna de “machista” porque no reconoce la paridad de géneros y cuestionan, sobre todo, tres puntos.
1. La libertad del hombre a “importunar”: pensar el acoso en el universo del coqueteo puede legitimarlo. Festejar ese comportamiento donde el hombre puede avanzar sin habilitación ni consenso de la otra parte es darle luz verde.
2. Considerar a la mujer como “víctima eterna”: cada cual elige cuándo, cómo, dónde y con quién procesar lo que le pasó. Vale todo, pero quien denuncia no se piensa como una víctima sino como una mujer que hace valer sus derechos. Lo que justamente exige el feminismo es invertir la carga de la culpa, y que los que sientan vergüenza sean los agresores, no las víctimas.
3. Confundir la reivindicación de los derechos de las mujeres con un supuesto odio a los hombres: ser feminista implica amar a aquellos hombres que nos miran como a una igual.
ENRIQUECIENDO EL DEBATE
Cabe mencionar que la realidad de las mujeres de nuestro país difiere mucho del debate hollywoodense. Sin embargo, se festeja la visibilización que viene como empujón para plantearnos entre nosotras, en nuestro grupo de amigas, con madres, hijas y abuelas, el rol de la mujer en la sociedad.
Y acá llegamos a un punto muy interesante que asoma como un desafío: como mujer, una no es per se feminista, pero puede serlo aun sin ser militante.
Reconocer que las mujeres que se ponen la bandera del feminismo y luchan son las que permiten que esto avance en legislación y reconocimiento de derechos es necesario. Pero ser feminista no significa únicamente militar.
Ser feminista es buscar respeto y propiciar un debate rico en palabras, que no caiga en el insulto a quien piensa distinto. Es ver el mundo y analizarlo aceptando –no sin discrepar– la disparidad entre los géneros. Porque no se trata de mandar a la hoguera a los hombres sino de buscar la igualdad de oportunidades y la reivindicación de los derechos de la mujer en pos de un mundo más respetuoso con todos.
8M: #NosParamos
“Si nuestras vidas no valen, ¡produzcan sin nosotras!”, es la consigna mundial que encabeza el Paro Internacional de Mujeres para este 8 de marzo de 2018. Este movimiento fue creado en octubre de 2016 y en su segunda convocatoria promete ir con toda: invita a todas las mujeres del mundo a no trabajar por un día para que se haga visible el reclamo contra la violencia machista, y a salir a la calle con consignas que promuevan la igualdad de género.
PUENTES DE DIÁLOGO
Por Laura Zambrini, socióloga, investigadora del CONICET.
Más allá de las diferentes posturas ideológicas acerca de los feminismos y los distintos modos de ser mujer(es), se trata de construir puentes de diálogo. Un debate se enriquece cuando dejamos de lado los extremos, los binarismos.
Porque no es cuestión de estar a favor o en contra de “varones o mujeres”, “estadounidenses o francesas”, sino de identificar y combatir las múltiples formas de violencia que históricamente son ejercidas en las sociedades patriarcales. Repensar nuestra cultura desde una perspectiva de género es saludable para desnaturalizar las acciones y los discursos machistas, incluso aquellos que se hacen en nombre de “las mujeres”.
La producción de conocimiento debería ayudarnos a ser mejores y, en ese sentido, los feminismos nos dan valiosas herramientas para pensar. Profundizar ciertas lecturas, que arrancan en Simone de Beauvoir, evita que ciertas voces mediáticas se transformen en referentes que solo generan más confusión.
Y vos... ¿Cómo vivís vos este momento? Fuera de los binarismos, de la división entre “las feministas” y “las machistas”, “los buenos” y “los malos", ¿qué reflexiones te dispara? También mirá: Huelga de mujeres: se prepara a nivel mundial un paro total el 8 de marzoyFuerza femenina: ¿a qué mujer vas a ayudar este año?
Expertasconsultadas:
Marina Mariasch, escritora y docente, integrante de Ni Una Menos.
Mercedes D’alessandro, editora general de Economía Femini(s)ta.