Cofrades, tronos, saetas y otras santas tradiciones
Semana Santa, momento ideal para acercarse a la cultura y la identidad de ciudades como Sevilla, Málaga y Zamora, que viven esos días con especial intensidad, entre procesiones y algunos rituales de lo más curiosos
16 de marzo de 2014
Aquí y ahora, no quiero ser yo, que lo que realmente quiero es ser todos, que vengo a fundirme con mi gente, a ocultarme tras un capirote y a degustar el delicioso sabor del anonimato. Estoy en mi tierra, estoy en Málaga y el corazón me palpita fuerte dentro del pecho porque es Semana Santa. Me llamo José Antonio Domínguez Bandera, soy un cofrade malagueño.
Las palabras fueron escritas por uno de los malagueños más famosos, Antonio Banderas, para uno de los pregones o anuncios de tantas procesiones de las que participó en su ciudad. Sabe de qué habla, no sólo por la cantidad de veces que fue cofrade, sino también por la pasión con la que lo hace. No como su colega Tom Cruise, que con el director John Woo mezcló en Misión imposible II la Semana Santa sevillana con las Fallas Valencianas y los Sanfermines de Pamplona.
Pero volvamos a Málaga, capital de la provincia homónima que forma parte de Andalucía, en el extremo oeste del mar Mediterráneo y en el sur de la península ibérica. Y la ciudad con la Semana Santa más exuberante de España.
Según datos de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, unos 65 mil cofrades llevarán por la ciudad este año sus tronos, así llamados por su excesivo tamaño, a diferencia de los pasos del resto de la geografía española, y porque son portados justamente por hombres de trono sobre su hombro y no por costaleros sobre su espalda, como los demás.
Cada trono llega a medir tres metros de ancho y cinco de largo, con entre cuatro y ocho varales para levantarlos. Cada cofradía lleva dos, habitualmente uno con un Cristo y otro con una Virgen. Se necesitan hasta 250 hombres para portarlos, siempre secundados por nazarenos portando velas y estandartes, y también de capirote, una especie de bonete con sólo dos pequeños agujeros para los ojos. Las mujeres, usualmente ubicadas delante de los tronos, van de mantilla y riguroso luto, alusivo, claro, a la muerte de Cristo.
Las procesiones comenzarán, como siempre, el Domingo de Ramos (el 13 de abril). Desde entonces, alquilar un balcón a un particular para admirar el espectáculo oscilará entre los 200 y 2000 euros. Para quienes no disponen de tal presupuesto, allí está la llamada Tribuna de los Pobres. Mientras que la plaza de la Constitución, el lugar más privilegiado, está acaparada por la Agrupación de Cofradías y allí es prácticamente imposible conseguir un abono; hay también una escalinata para ubicarse sin pagar un solo euro al final de la calle Carretería de Málaga, en confluencia con el Pasillo de Santa Isabel. Y todos contentos.
A Málaga se puede acceder en avión o tren; desde Madrid, una buena opción es la línea de alta velocidad (AVE), que llega en sólo dos horas y media.
La Macarena de Sevilla
La Hermandad de la Esperanza Macarena, en Sevilla, realiza la procesión más larga de Andalucía, con 14 horas de recorrido, y tiene tantos devotos como fieles y hermandades homónimas por España, en sitios tan disímiles como Madrid y Murcia, Albacete y Barcelona, y hasta fronteras afuera, como en Filipinas y Miami. Entre sus adherentes más conocidos está la duquesa de Alba, que ostenta el cargo de Camarera de Honor de la Esperanza Macarena. A pesar de los achaques de su salud, la nonagenaria duquesa tiene el hábito de comenzar la celebración religiosa asistiendo el día jueves al besamanos del Cristo de los Gitanos siempre en compañía de su familia y su inseparable reciente marido, Alfonso Díez, y deja la procesión de La Madrugá para los más jóvenes, dado que se suele extender hasta la madrugada, precisamente. Y las procesiones de la Virgen de las Angustias y del Cristo de la Salud las ve bien de cerca, dado que ambas congregaciones se hacen una paradita justamente frente al Palacio de Dueñas, de su propiedad, para saludarla.
Quien quiera asistir a la Semana Santa de Sevilla -ciudad capital de la provincia homónima y de la Comunidad Autónoma de Andalucía-, tiene día y sitio para elegir. Porque durante el período entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección, las 61 cofradías de la catedral -en la plaza de la Virgen de los Reyes- recorren las calles y una decena más lo hacen los dos días previos: Viernes de Dolores y Sábado de Pasión.
De estilo barroco, como el Señor de la Pasión del escultor Juan Martínez Montañés, o del siglo XX, como el Misterio del Paso de Jesús de la Sentencia de la Hermandad de la Esperanza Macarena, todas las imágenes que procesionan por Sevilla son realmente impactantes, incluyendo orfebrería y un arte del bordado en los atuendos y mantos que destaca por su perfección.
Con el casco antiguo más extenso de Europa junto a los de Venecia y Génova, Sevilla cuenta con unos 700 mil habitantes y es la ciudad más poblada de Andalucía, la cuarta de España después de Madrid, Barcelona y Valencia. También a su estación ferroviaria llega el servicio del AVE.
Zamora, muy sobria
Si Málaga y Sevilla son toda alegría y bullicio en Semana Santa, Zamora -capital de la provincia homónima, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León- se caracteriza por su sobriedad. De interés turístico internacional, la Semana Santa de Zamora "realmente vive y representa la muerte y la resurrección de Jesús -explica Antonio López Ruano, costalero de la Real Cofradía del Santo Entierro-. La Semana Santa en Zamora es austera y seria; no es alegre, no es una fiesta porque se trata de un velatorio, estamos haciendo referencia a una muerte, nada menos que la de Jesús".
"La Semana Santa en Zamora representa la austeridad frente a la alegría del sur de Andalucía", agrega Toño, que a pesar de su juventud es cofrade desde hace muchísimos años y no se pierde una procesión, llueva o truene en su ciudad natal. Porque, como él dice, "es un disfrute a la vez que una obligación que tienen que permitirse todos los cristianos".
Con algunas de las hermandades y procesiones más antiguas de España, la Semana Santa zamorana cuenta con un importante patrimonio imaginero, cuyo origen data del siglo XIV y llega hasta la actualidad, con tallas medievales, renacentistas y barrocas, pero también contemporáneas.
Otra característica esencial es su musicalización. En tanto el sur de España cuenta con el cante enfervorizado a modo de saeta; lo que mejor define la música de la Semana Santa de Zamora es la Marcha fúnebre de Thalberg. Y un sonido muy típico es el Merlú, que consiste en un toque de corneta y tambor a destiempo.
Con todo esto, créase o no, la cantidad de habitantes en Zamora gracias al turismo en Semana Santa se multiplica por cuatro, llegando a convivir nada menos que un millón de personas en esta fiesta.
En el centro y noroeste de la península ibérica, cerca de la frontera con Portugal, se trata de una ciudad que sobresale por sus construcciones románicas. Sus 70 mil habitantes se comunican con el resto de España básicamente por tren, con tan sólo dos horas de viaje desde la capital.
Genarín, el de León
Coca Cola asesina, el orujo al poder es el lema de la Cofradía de Nuestro Padre Genarín, que cada Semana Santa ofrece la más particular fiesta ¿religiosa? en León, capital de la provincia homónima, en la comunidad de Castilla y León.
"Los borrachos y las prostitutas no tenían patrono, y él los viene a salvar", explica Maximino Barthe, abad de la cofradía, a propósito de un personaje que es el protagonista de la procesión que cada Jueves Santo recorre las calles del Barrio Húmedo y el resto del casco antiguo de la ciudad de León.
Ocurre que Genaro Blanco Blanco -apellido común dado a los huérfanos en honor de la Virgen Blanca-, pellejero de profesión y adepto al orujo y a los burdeles, fue atropellado por el camión de la basura del Jueves al Viernes Santo de 1929, mientras realizaba sus necesidades imperiosas junto a la muralla de León, a la altura de la calle de las Carreras.
Pero el interrogante es por qué se conmemora hace 86 años esta festividad. "Una tradición de tantos años se consolida", aporta Barthe sobre la muerte de Genarín y una celebración que lleva demasiados años de vigencia para no ser estrictamente religiosa. Aunque a Genarín se le adjudica más que un milagro. Por ejemplo, la prostituta que lo encontró muerto no sólo se redimió, sino que volvió a su Lugo natal para cambiar de vida.
Pero lo que más hondo caló entre el pueblo de León fue que el club de fútbol Cultural Leonesa llevaba muy mala temporada y, según el mismo Barthe, "a los seguidores de Genarín se les ocurrió bendecir el campo de juego con ajos y con orujo la noche anterior a un partido crucial. Y a partir de entonces, la Cultural Leonesa vivió un auge como nunca".
¿Milagro? Si es o no milagro al cabo del tiempo poco importa a los seguidores de Genarín, para quienes ya es materia obligada en Semana Santa hacer un recorrido romántico por León, según continúa Bathe, "contando anécdotas de la vida y obra de un bohemio como fue el Santo Pellejero", gracias al cual se aglutinan unas 15 mil personas en pleno centro de la ciudad para invocar su espíritu. Porque, al fin y al cabo, católico, milagrero o pagano, se levanta la copa en su honor: Y siguiendo tus costumbres que nunca fueron un lujo, bebamos en tu memoria una copina de orujo.
Desde Madrid, a León se accede en tren en unas tres horas o en autobús en cuatro.
Tambores en Calanda
En la Comarca del Bajo Aragón, en la provincia de Teruel, Comunidad Autónoma de Aragón, Calanda es una pequeña población con apenas 3000 habitantes. Allí nació el gran cineasta Luis Buñuel. Y justamente con su padrinazgo, cada Viernes Santo los putuntunes -los jóvenes que justo ese año cumplan los 18- unen fuerzas al mediodía para dar comienzo a la Semana Santa o la Rompida.
Por esos días, el sonido ambiente de Calanda sólo puede definirse como ensordecedor; producto de una especie de catarsis colectiva de niños, jóvenes y viejos como no se ve (o escucha) en ningún otro sitio de España. Se trata de un estruendo pavoroso que marca el inicio de la Semana Santa aragonesa. Y una vez iniciada, la rompida de tambores no descansará.
Nacido en Calanda el 22 de febrero de 1900, Luis Buñuel hizo muchas veces referencia a estos tambores de Semana Santa en su filmografía, a través de títulos como La edad de oro, Nazarín y Simón del desierto. Es gracias a él que se conoce este pueblo en el que pidió que se esparcieran sus cenizas, aunque murió en Ciudad de México. Ahora sí que muero fue la frase que Luis Buñuel eligió para ser pronunciada al ritmo de los tambores que siempre resonarán para él.
Para acceder a Calanda la mejor opción es ir en tren de Madrid a Teruel, y de allí en autobús de cercanías, dado que son 130 kilómetros.