A la hora de educar chicos más autónomos y seguros de sí mismos las urbanizaciones adquieren un rol fundamental.
No es algo de lo que se hable demasiado y, sin embargo, criar a los chicos para que aprendan a desenvolverse solos resulta vital para que ganen autoconfianza. "Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo del niño", solía decir la pedagoga italiana María Montessori. Y es que no se trata de dejarlos solos sino, más bien, de aflojar un poco la rienda y convertirnos como padres en una guía que los ayude a descubrir todo aquello de lo que son capaces.
Claro que el ambiente juega en esto un rol fundamental. Para un niño pequeño no es lo mismo explorar con libertad un espacio de juegos acondicionado según su edad que un living repleto de cosas que se rompen. De forma parecida operan los entornos urbanos: hay contextos -y momentos- más propicios que otros para impulsar la independencia en los chicos.
Andy Dogour es mamá de dos varones –mellizos– de ocho años. Y, aunque en muchos hogares parezca impensado, a veces van solos en bici hasta su colegio. "Estoy animándome de a poco, aunque la mayoría de las veces todavía los voy siguiendo. Pero tanto la bicisenda como el entorno son lugares seguros", explica.
Andy vive en Puertos, la ciudad que Consultatio desarrolló en Escobar y que cuenta con un lago de 200 hectáreas, playa, dos colegios, un club y una zona comercial con oficinas, tiendas, servicios y gastronomía.
Lo que llevó a la familia a mudarse allí en 2018 fue, más que nada, el entorno acuático. "A todos nos encantan los deportes náuticos. Y nuestra casa da directamente al lago, a veces vienen los amigos de los chicos a buscarlos en sus botes. Ya desde el principio fueron a la colonia náutica de la ciudad, y aprendieron optimist, vela y windsurf. Tienen sus chalecos y trajes de neoprene", cuenta Andy. Y agrega: "También van solos a tomar un helado en bicicleta: para ellos es una gran salida, y yo tengo la tranquilidad de saber que hay personal de seguridad que está atento y además en todas partes hay gente que los conoce. Acá vivimos con un espíritu de pueblo".
La vida en movimiento
Puertos fue pensada de cero como una urbanización que fomenta el deporte "desde el kínder": todos los barrios se comunican a través del agua y bicisendas; además, el Club Puertos ofrece actividades náuticas para grandes y chicos y cuenta con 5 hectáreas donde practicar tenis, fútbol y hockey desde edades muy tempranas.
Carina y Marcelo están construyendo su casa en Puertos pero hace tiempo que van al lugar para disfrutar, justamente, de todas las actividades y propuestas al aire libre. Tienen dos hijas de diez y doce años que juegan al tenis y están descubriendo las delicias de la vida acuática. "El verano pasado fueron a la colonia náutica y fue una experiencia espectacular –relata Marcelo–. Después siguieron con optimist, yo estoy haciendo vela, Carina remo. Cada tanto salimos en familia en algún velerito. No necesitás tener tu propio barco ya que el club cuenta con embarcaciones para el uso de los vecinos".
De Puertos los sedujo especialmente la posibilidad de que las chicas pudieran moverse con libertad por la ciudad. "Desde el barrio que elegimos ellas pueden ir solas al colegio, a tenis, a náutica, a la casa de amigas, a un cumpleaños", dice Carina, y agrega: "Acá es súper fácil hacerse amigos".
Una ciudad para crecer y soñar
Como una forma de promover la vida sustentable, Puertos incentiva la movilidad a pie, en bicicleta y en bote: cuenta con bicisendas y sendas aeróbicas súper seguras, mientras que sus lagos están diseñados para poder acceder por vía acuática a casi cualquier parte. Otro lugar idílico para llevar a los chicos es la reserva ribereña: una franja de 60 hectáreas recostadas sobre el río Luján que se mantienen en sus condiciones originales y es un escenario perfecto para tumbarse por horas a observar árboles, aves y bichitos.
Un dato clave es que en Puertos funcionan dos colegios: uno es el St. John’s –bilingüe, mixto y laico–, que existe desde 1950, tiene también sedes en Martínez, Beccar y Pilar y es una institución pionera en instaurar el diploma del bachillerato internacional. El otro es el Northfield School, que, además de la sede de Puertos, tiene otra en Nordelta, es bilingüe y cuenta con nivel maternal, inicial, primario y secundario. ¿Algunos de los contenidos que lo definen? Programación, diseño, robótica, proyectos basados en la vida real y co-teaching.
"Lo que nos gustó de Puertos es el espíritu de comunidad: conocés a las personas detrás del club, de náutica, del colegio. Cada barrio tiene una huerta y te encontrás ahí con los vecinos cuando vas a buscar vegetales", reflexiona Carina. Y concluye: "Por supuesto, entre los chicos se organiza mucha piyamada, invitar a pasar el día, ir a tomar un helado al centro. Vamos tejiendo una vida en común con otros y muy cerca de la naturaleza. Y a ellos eso también les impacta".
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