A BORDO DEL COSTA VICTORIA.- Una Marilyn Monroe, más platinada y menos curvilínea, canta seductora en el escenario. Baja el telón, y en su lugar aparecen los Beatles, luego pasos de tap, salsa, más rock y un despliegue de plumas. Las escenas se suceden en alta mar, en el Teatro Festival del crucero Costa Victoria. Antes de que termine el show, el capitán saluda en varios idiomas y recibe casi tantos aplausos como los bailarines que, minutos antes, cautivaron a los 650 espectadores.
La diversión del barco de bandera italiana y uno de los más premiados en Europa no termina en las tablas. Musicales y juegos organizados por el equipo de animadores concentran la atención de los 2394 pasajeros del crucero de 75.000 toneladas y 252 metros de largo, que llegó de Italia para un viaje inaugural que parte de Santos, Brasil, hace escala en Río de Janeiro y desembarca en Buenos Aires.
En la temporada 2007/2008 no sólo ofrece la versión de minicrucero, sino también itinerarios más extendidos que recorren, además, Punta del Este y Porto Belo. Para los más audaces hay una travesía a la Patagonia.
Siga el baile, siga el baile
Antes de llegar a Río, durante el día la propuesta es bailar y copiar los pasos de los animadores, que en el solarium entretienen a las pasajeros con ritmos cariocas. Otros nadan en las piscinas o descansan en alguno de los cuatro jacuzzi. Mientras tanto, en las oficinas de excursiones proponen paseos, que cuestan de 25 a 122 dólares, para conocer de cerca la ciudad de la música, los cerros, las playas de veredas con diseño propio y, claro, el Carnaval.
Serán pocas horas en tierra, que recomiendan aprovechar al máximo. El puerto es el primer contacto y la primera postal que los cruceristas tienen de Río. Los que no la conocen, hablan de amor a primera vista. Después, cuando el medio de transporte cambia, y se pasa del barco a un micro, en el horizonte aparecen cúpulas de iglesias, antenas telefónicas y alguna grúa de una obra en construcción hasta que asoma, allá en lo alto, el Cristo Redentor. Pero para verlo de cerca, habrá que tener paciencia y esperar el turno para subir al Tren de Corcovado, que en un ascenso interrrumpido por pocas estaciones anima a los pasajeros con la vegetación abundante del Parque Nacional de Tijuca y algo de música en vivo.
Una vez en la cima, la foto más buscada: con los brazos abiertos, a imagen y semejanza de la estatua de 38 metros de altura y un peso de 1145 toneladas. Después del clic en unos de los puntos más elevados, los turistas se pierden en el pedestal que se levanta en el cerro Corcovado y se concentran en una visión panorámica única. De ahí observan, y fotografían una vez más, el Pan de Azúcar, las playas de Copacabana e Ipanema... y el crucero Costa Victoria, que espera en el puerto.
Cualquiera que fuere el destino, imposible no parar en alguna de las playas, como Copacabana, Ipanema o Leblón, aunque sea para sentir de cerca la arena y el agua cálida. Todos se reencuentran, a las 17.30, en el crucero, cuando las sirenas anuncian la partida. Un desafío para los impuntuales, que si no están a tiempo corren el riesgo de perder el barco, "que no espera", como repiten los tripulantes. Y hay que creerles. Antes de emprender el regreso a Buenos Aires, un simulacro de emergencia general reúne a los pasajeros, que deben cumplirlo sin excepción. Cuando termina, y luego de dejar los chalecos salvavidas en los camarotes, el punto de encuentro es el buffet de la piscina o, un poco más tarde, alguno de los diez bares, cada uno con una estética diferente.
Los que buscan relax prefieren el salón de belleza Venus para dejarse mimar con un masaje de aromaterapia o un tratamiento facial. Los más deportistas trotan en el circuito de jogging, juegan al tenis en la cancha polideportiva o se anotan en el gimnasio. Quedan dos días de navegación y hay mucho por hacer, como participar en juegos de ingenio, probar suerte en el casino o elegir la mejor ubicación para no perderse los espectáculos con bandas en vivo que cada noche presenta el Concorde Plaza. A medianoche, otro lugar de encuentro es la Tavernetta, que pasa de románticas melodías a la música electrónica. Y todos a bailar porque a bordo la alegría no es sólo brasileña. En la cena de gala con el comandante, de cinco pasos, se sirven platos con camarones, pato, salmón, pastas... Opciones para un público cosmopolita y exigente.
Horas antes, en la cocina del restó, cocineros y ayudantes trabajaban sin pausa en un ambiente de pulcritud quirúrgica. Todo es de elaboración propia, con excepción del helado, que embarcan en Italia y Brasil. Es mucho lo que se consume en cada viaje: 14.000 kilos de frutas, 2200 de pastas, 4300 litros de aceite de oliva, 1500 kilos de cebolla, 3500 botellas de cerveza... En total, se preparan 13.000 comidas por día, incluida la tripulación. Comodidades que hacen olvidar el movimiento oscilante del barco, que no logra marear y se hace presente en la tranquilidad de la cabina, con balcón al mar. Hasta que en el horizonte la imagen de las olas oceánicas se sustituye por los containers y el perfil de los edificios de Puerto Madero, en una mirada distinta de Buenos Aires. Para europeos y brasileños es la hora de conocer la ciudad del tango y el mate, y de un paseo rápido por La Boca y San Telmo. Para los argentinos, es el regreso a casa.
Datos útiles
- Vacaciones a Río, de 8 noches, en cabina interna, de 999 a 1359 dólares. Cabina externa, de 1419 a 1839. Itinerario: Buenos Aires, Punta del Este, Porto Belo, Santos, Río, Buenos Aires.
- Tierra del Fuego, de 14 noches. Cabinas internas, de 1769 a 2359 dólares. Externas, de 2529 a 3299.
- Mini, de 4 noches. Buenos Aires, Punta del Este, Porto Belo y Santos. Cabina interna, de 469 a 609 dólares. Externa, de 649 a 829. Más información, www.costacruceros.com
Excursiones
En Río de Janeiro:
- Pasajes de Río: Monte Corcovado, barrios de Leblón, Ipanema y Copacabana, Praia Vermelha y Pan de Azúcar. 86 dólares.
- Río y compras: barrios de Flamengo, Botafogo, playas de Copacabana, Ipanema, Leblón y San Conrado, y centro comercial Barra Shopping Centre. Incluye almuerzo. 80 dólares.
- Transfer Copacabana. Recorrido por Flamengo y Botafogo hasta llegar a Copacabana. 25 dólares.
Por Mariángeles López Salon
Enviada especial
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