De vacaciones a Estados Unidos... ¿en una cabaña?
Cerca de Miami, alojamiento alternativo y para presupuestos ajustados, en extensos parques públicos como Oleta River y Cayo Costa
16 de abril de 2017
MIAMI.– Justo frente a su cabaña, Rodrigo gira la ruedita del encendedor y de golpe la noche se ilumina. Es la hora del fogón y el relax, después de pedalear 22 kilómetros por senderos para ciclistas (algunos sólo para expertos) y hacer kayak en ríos poblados de manglares. Esta vez no se cruzó con manatíes, pero en cambio vio una raya escurrirse al sumergir el remo. Mira nuevamente el fuego, respira naturaleza y goza de estar apartado de la civilización. Hasta que llega su esposa cargada con bolsas del shopping.
El Oleta River es el parque urbano estatal más grande de La Florida, con 418 hectáreas, emplazado a apenas diez minutos del Aventura Mall de Miami, y menos aún de los rascacielos de Donald Trump, que cobran un mínimo de US$ 200 la noche. Pero Rodrigo, un turista argentino que buscaba una opción más rústica, prefiere pasar sus días en una cabaña con aire acondicionado para cuatro personas por US$ 55, y aprovechar un inmenso abanico de actividades al aire libre.
Una de las cabañas de Oleta River, a un paso de Miami
Se trata del lado silvestre de La Florida. La contracara al shopping, el confort y los parques temáticos. Se puede tomar como programa aventurero o como opción de hospedaje económico.
Hay 21 parques estatales que tienen cabañas para pasar la noche. Las hay sobre la playa, en bosques o mirando a los lagos, a un costo de US$ 30 a US$ 160 por día. Además suelen tener actividades como ciclismo, canotaje, pesca, mesas de picnic con parrillas, juegos para chicos, y natación en mar, lago o río. Muchas están bien equipadas y se asemejan a una casa de dos dormitorios, como Lake Louisa cerca de Disney, con aire acondicionado, cocina, lavavajillas y chimenea. Pero hay otras bien rústicas donde apenas cuentan con camas, la comida se asa al fuego, y están literalmente aisladas, como el parque de Cayo Costa, al que se accede solamente en ferry. Este es el único parque que además, no tiene luz eléctrica, y el elegido para probar una de las cabañas.
Reservar con tiempo
El primer paso es ingresar en www.reserveamerica.com para elegir el parque y reservar. Conviene hacerlo con tiempo si la idea es pernoctar varios días seguidos, o sábado y domingo. Algunas incluso tienen un mínimo de dos días de alquiler en fin de semana. Las seis cabañas del parque estatal Bahía Honda (US$ 125 la noche), por ejemplo, a 45 minutos de Key West (extremo sur de Estados Unidos), son por lejos las más demandadas. Si está pensando en parar en una de estas casas, deberá ponerse la alarma once meses antes de la fecha prevista. Apenas se van habilitando los días, se llena.
Para Cayo Costa, quedaba una noche suelta entre semana, por US$ 40, así que me apuré a reservar con una amiga. El sitio acepta tarjeta de crédito internacional, y cobra un cargo de aproximadamente US$ 4 por la transacción. En el caso de tener que cancelar, el sitio devuelve el importe abonado a excepción de US$ 17,75. En caso de cambiar de fecha, cuesta US$ 10.
Por ser una isla en el golfo de México al norte de Naples, a menos de tres horas de Miami, la única opción es llegar por agua (se paga aparte), algo que estaba bien explicado en las indicaciones de la reserva.
El ferry Tropic Star Cruises parte a las 14 de Pine Island. Somos unas 20 personas en el barco. Algunos traen apenas un bolso, como yo. Otros abordan con el perro, la almohada, mantas, heladerita, cañas de pescar, carpa y otros chirimbolos.
El trayecto toma 45 minutos que el capitán aprovecha para contar curiosidades del lugar. El agua es verde esmeralda y se ven islas a lo lejos hacia todos los puntos cardinales. Al bajar del ferry y tras pasar el cartel que avisa Welcome to Cayo Costa, nos encontramos con lo que podríamos llamar el centro: la casita de los guardaparques, donde busco la llave de la cabaña; y un pequeño quiosco que vende insumos básicos, algo de ropa, comida e higiene. También renta bicicletas, vende leña y hielo.
Cayo Costa, rústica y natural
Una vez que todos hemos hecho el check-in, nos espera una camioneta que lleva un trencito acoplado con varias filas de asientos. Todos suben con sus bagajes. Algunos incluso ya compraron leña y hielo.
Las cabañas están a 1,4 kilómetros del muelle. La calle es de arena, la vegetación agreste, hay arbustos, palmeras y pinos. Cualquiera que esté caminando en ese sendero puede subirse con nosotros. La primera parada es para aquellos que vienen en carpa. Luego el chofer va avisando por número cada una de las 12 cabañas, bastante separadas unas de otras con vegetación en el medio. Hasta que llega la última. “¡Six!”, grita. Ahí nos bajamos.
Las casitas están muy limpias y tienen un sólo ambiente de 4x4 metros. Tres camas cuchetas puestas en L, donde duermen 6 personas y una mesa con banquetas. Las ventanas tienen fuertes mosquiteros. Hay baños a no más de 50 metros de cada cabaña. Afuera, hay otra mesa de picnic, parrilla, y un aro en el piso para fogón. La primera tarea, con luz natural, es hacer las camas, para lo cual trajimos sábanas. Los colchones tienen una funda de vinilo en perfecto estado.
La playa –de 14 km de extensión– está a apenas unos pasos, y es el mayor atractivo del lugar, pero no el único. El parque tiene varios kilómetros de senderos que llegan a distintos extremos de la isla. Cada uno está marcado con su nombre y una indicación de la distancia a recorrer. El alquiler de bicicletas cuesta US$ 10 por cuatro horas, y cuando se vence el tiempo simplemente se estacionan. Cayo Costa está exenta de robos. Pedaleando se pueden conocer distintos extremos de la playa, avistar la isla enfrentada de Gasparilla, o encontrarse con rastros del pasado, como el minúsculo cementerio. Por casualidad también llegamos a una contención en la orilla, que supo ser una estación de cuarentena, donde eran traídos los inmigrantes a fines del 1800.
El atardecer es especial. El sol se pone sobre el mar, y todos nos quedamos hasta que termina de esconderse. Ese es el momento en que se prenden los farolitos, se huele el olor a leña, y cada uno vuelve a su carpa o cabaña. Yo chequeo mi teléfono sólo por costumbre. Ningún WhatsApp. Sin servicio, leo, mientras camino envuelta en el silencio. La ubicación paradisíaca y la playa para unos pocos podría ser digno de un all inclusive. Pero volvemos a la cabaña guiadas por nuestro farolito, y sacamos los sándwiches de jamón y queso.
Datos útiles
Los parques
Lake Louisa. A sólo 23 minutos de auto de Disney, Louisa es el más grande de una cadena de trece lagos, de los que sólo algunos son accesibles desde el parque para pescar, hacer canotaje y nadar. Es hogar de venados de cola blanca, mapaches, linces, tortugas, y águilas. Las 20 cabañas miran al lago Dixie, son para seis personas y sólo hace falta llevar el cepillo de dientes. Tienen dos dormitorios, dos baños, cocina completa y living; aire acondicionado, hogar a gas, vajilla y ropa blanca. Como el resto de las cabañas en todo el sistema de parques, no tiene televisión ni teléfono. US$ 120, la noche.
Jonathan Dickinson. Es otro parque al sur del estado que ofrece cabañas. Cerca de la costa del Atlántico, tiene sendas de trekking, cabalgatas, canotaje, bicicleta. Por allí corre el río Loxahatchee, donde los guardaparques ofrecen tours. Y si el estado físico lo permite, se puede subir a Hobe Mountain, un mirador de madera de 26 metros emplazado en un valle, desde donde se ve el océano y el intercostal. Las 11 cabañas están amuebladas y tienen un dormitorio con una o dos camas matrimoniales, un baño, living, cocina y comedor. La ocupación máxima es de 4 a 6 personas. Vienen con sábanas y toallas, y todas tienen aro para fogón, parrilla y mesas de picnic. US$ 95 la noche.
Lafayette Blue Springs. Muy cerca de la capital del estado, Tallahassee. Tiene un enorme manantial, que puede cruzarse por el puente natural de piedra caliza. Las cabañas tal vez sean más grandes que su propia casa. Son cinco, y se alzan sobre pilotes, con dos dormitorios, un sofá cama, un baño y cocina comedor. Tiene hogar a gas, cocina equipada, heladera y horno, sábanas y toallas. Cada cabaña tiene un gran porche con mosquitero y mesa de picnic, hamaca y mecedora, parrillas, mesa de picnic, y aro para fogón. US$ 100 la noche.
Pesca
Para pescar es necesario comprar una licencia online en caso de ser mayor de 16 años. La tarifa para no residentes es de US$ 17 por tres días, US$ 30 por una semana, y US$ 47 para todo el año. El permiso se compra en gooutdoorsflorida.com