Desniveles de las serranías gaúchas

Pero hay otro Brasil: el de las ondulantes sierras gaúchas. Y en ellas, en el sur de este país, a unos 110 kilómetros de Porto Alegre, se encuentran Gramado y Canela. Dos ciudades separadas por apenas seis kilómetros, que no sólo comparten la privilegiada naturaleza serrana que las enmarca, sino también la arquitectura bávara de las construcciones, que impusieron los inmigrantes alemanes que forjaron buena parte del desarrollo de esta región brasileña.

Así, las avenidas limpias y prolijas, repletas de hortensias (no en vano esta zona es conocida como la Región de las Hortensias), que suben y bajan copiando los desniveles típicos de las sierras, parecen las de una aldea alemana en plena América del Sur.

También tiene toques italianos, la otra gran corriente inmigratoria de la región. Hasta tal punto que de los 34.000 habitantes de Gramado, por ejemplo, un 65% de la población es de origen germano y un 30% italiano. De allí la tradición en la elaboración de chocolates, postres (imperdibles los clásicos strudel de manzana), fiambres y vino. Los viñedos y bodegas se extienden por toda la sierra hasta los alrededores de las grandes ciudades industriales de Caxias do Sul (la Capital de la Sierra) y Bento Gonçalves (la Capital Nacional del Vino), así como las fábricas de muebles, confecciones en cuero y zapatos de alta calidad que, junto con el turismo, componen la base económica de la región. Para completar la idiosincrasia del lugar, a las costumbres europeas se suman las tradiciones criollas de los troperos que atravesaban antaño estos suelos: los gaúchos comen mucha carne, toman mate y usan palabras del español.

Con una altura de 830 metros en la zona de Gramado y Canela, la sierra gaúcha está tapizada por la mata atlántica, la clásica foresta costera brasileña que combina árboles y arbustos de variadas alturas y coloración, incluidas las araucarias.

A diferencia del resto de Brasil, los inviernos en la sierra son rigurosos, a tal punto que cada tanto cae alguna abundante nevada.

Algunos imperdibles: la cascada del Caracol, a pocos kilómetros del centro de Canela, y el hermoso valle de Quilombo en el camino entre ambos poblaciones. Dadas las accidentadas características del terreno, el turismo de aventura y ecológico tiene en Canela un lugar privilegiado para realizar rafting, trekking, mountain bike, rappel y cabalgatas, entre otras actividades.

La Catedral de Piedra de Canela es otra de las atracciones de esta ciudad, de 39.000 habitantes. En Gramado no se puede dejar de visitar el Lago Negro, una réplica de la Selva Negra de Baviera, diseñada por Leopoldo Rosenfeld, urbanista de esta ciudad que está a punto de cumplir 50 años desde su fundación. Tres celebraciones especiales dan fama extra a Gramado: la Navidad, el Festival de Cine y el ChocoFest. La primera se festeja durante 50 días (desde el 15 de noviembre hasta el 8 de enero), incluyendo la ornamentación de las calles, casas y negocios, desfiles y espectáculos artísticos, a lo que acompaña una industria de comidas e indumentaria dedicadas a Papá Noel.

El Festival de Cine de Gramado, que se realiza en invierno, es uno de los principales acontecimientos culturales de Brasil, y el ChocoFest, en Pascuas, es un recreo para los amantes del chocolate, garotos incluidos.

En suma, una región especial, con hotelería, posadas y restaurantes de alto nivel, para los que buscan sosiego y paz en contacto con la naturaleza.

El pasaje en avión de Buenos Aires a Porto Alegre cuesta US$ 280 por TAM (0810-333-3333). El traslado terrestre de Porto Alegre a Gramado, US$ 75. La distancia desde Buenos Aires es de 1155 kilómetros.

Una habitación doble en el Hotel Alpestre, de cuatro estrellas, cuesta entre 160 y 300 pesos por día. La Posada Varanda das Bromélias, de cinco estrellas, entre 300 y 500 pesos diarios por una doble.

Un tour por Gramado y Canela cuesta $ 30 por persona. Tour de la Uva y el Vino, $ 60 por persona, con almuerzo.

Cerrito 1350, 4515-2400; lunes a viernes, de 9.30 a 14.30.