El Carnaval ya se vive a pleno en las calles de Río
A pocos días de la gran fiesta, ensayos, preparativos y suba de precios
11 de febrero de 2007
RIO DE JANEIRO.- La excitación se percibe en cualquier esquina. A menos de una semana del Carnaval (comienza el sábado próximo) sus 12 millones de habitantes se visten de gala. Los preparativos se observan en los bares y en las playas. Los turistas impactados por este ambiente festivo no dejan de asombrarse. Unos 500.000 visitantes arribarán a la ciudad entre el 16 y el 22 del actual para presenciarlo. Durante esa semana la fiesta es total. Cualquier momento implica baile, samba y desenfreno.
El Sambódromo, con capacidad para 62.000 personas, es el eje de las miradas. Ubicado en lo que se denomina Centro, se puede acceder durante el día con el metro, el transporte más seguro, o en ómnibus. La mejor opción para acercarse de noche es con un taxi de confianza. Este complejo, que durante el año funciona como establecimiento educativo, fue construido en apenas 120 días, en 1984.
Allí se realizan los desfile de las 14 scolas do samba participantes. Desde la avenida Marquês de Sapucaí, los grupos representan una temática especialmente elegida, que cambia cada temporada. Los grupos se dividen en alas que visten distintos atuendos y cumplen particulares funciones dentro de la historia. Los equipos, que pueden reunir hasta cinco mil bailarines, cuentan con coreógrafos, compositores y animadores. Junto a ellos desfilan estrellas de cine, deportistas y otras personalidades famosas que aprovechan para vestir la colorida fantasía.
Las entradas simples varían de los 150 a los 200 dólares, lo que implica una cómoda ubicación en las gradas. También se ofrecen camarotes especiales con lujos similares a los de cualquier hotel de alta categoría, que tiene una perfecta perspectiva del espectáculo y alcanzan valores de hasta 250.000 dólares.
Trepan las tarifas
Durante todo el mes, los brasileños también aprovechan para hacer una diferencia económica. En 2006 se registraron, sólo en esa semana, ingresos que superaron los 150 millones de dólares. El alojamiento para esta fecha se ofrece mediante paquetes que incluyen las siete noches y, en algunos casos, entradas y traslados.
Como en Brasil nadie interrumpe el Carnaval, estas promociones se cobran completas, así se asista a una o a las siete jornadas. A medida que se acerca la fecha, los lugares comienzan a reducirse, pero todavía hay plazas disponibles.
Si bien la tarifa de los hoteles es más elevada durante todo febrero, en esta semana los precios se triplican, por eso son aconsejables los días previos, para sentir el aire de samba carioca sin prestarse al abuso de los comerciantes.
La scola Mangueira ofreció un ensayo abierto en Leblon (con entrada de 10 dólares), para que se acerquen curiosos y fanáticos. Durante el clásico desfile se desplegaron un centenar de colores. La calle Afrânio de Melo Franco fusionó a turistas y locales que participaron del espectáculo hasta la madrugada en el anticipo de la gran fiesta.
Alegría contagiosa
Los barrios también tienen su fiesta. En estos lugares se exponen grupos que desfilan por las avenidas principales. Estas pequeñas representaciones reflejan todo el brillo que no cabe en el Sambódromo. La Rocinha, la favela más grande del mundo, habitada por unas 120.000 personas, se agita con desenfreno. No es recomendable disfrutar de la fiesta en sus calles, excepto que haya contratado alguna excursión que incluya guía, traslados y seguridad (25 dólares). Camila Da Silva, responsable del hostel Mellow Yellow, en Copacabana, explica: "El Favela Funky Party es una excursión para recorrer sus pasillos y observar el estilo de vida dentro de ese pequeño mundo. Luego ofrecemos llevarlos a una fiesta interna para pasar la noche entre su gente".
Los paseos con ritmo de carnaval también son muy solicitados. "Scola do Samba School (30 dólares) no sólo propone enseñar el baile, sino que invita a vivir una jornada entre sus colores y extravagantes vestidos", completa Camila.
Tacos altos, pollera corta y ese típico movimiento al compás de la samba distinguen a las garotas. La escena se repite en cada atardecer, cuando el ritmo se enciende sobre la avenida Atlantica, la transitada costanera de Copacabana. La caída del sol también estimula a los hombres, que acomodan sus instrumentos para iniciar la fiesta. Aquí cientos de mujeres practican a diario esta atractiva danza. Estos bailes son repeticiones casi perfectas que reflejan las mismas actitudes, repletas de entusiasmo de lo que vendrá.