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El club de los deportistas bon vivants

Sandpiper Bay, de la cadena Club Med, es un oasis para tenistas, golfistas y adictos varios al ejercicio, aunque sin dejar de lado otros placeres de la vida




PORT SAINT LUCIE (Estados Unidos).– Por historia, infraestructura hotelera, gastronomía y servicios, la de Club Med es una combinación efectiva. Además cuenta con más de 80 villages en todo el mundo y cada uno tiene su atractivo particular. Playas bañadas por aguas cristalinas, acantilados como tallados a mano, pistas de esquí, naturaleza mágica...
Pero en este rincón de la costa este de Florida, en una zona cálida y apacible a dos horas de auto del centro de Miami y a la misma cantidad de tiempo de los parques de Disney en Orlando, se encuentra el Club Med Sandpiper Bay, enfocado en un público amante del deporte que anhela intercalar todo tipo de ejercicios con el descanso y la buena alimentación.
Tener a disposición, en un mismo complejo, una academia de tenis internacional, un campo de golf de 18 hoyos, un río –el St. Lucie River– para hacer deportes náuticos, programas de fitness, yoga, teatro y trapecio es todo un programa para quien no gusta demasiado de quedarse quieto. Aunque también hay opciones para los que sí pretenden relajarse y tumbarse bajo el sol, como las cuatro piletas con diferentes conceptos, para adultos y niños. También el spa (con productos naturales de L’Occitane) y los ejercicios de relajación.
Primer set
Cada mañana, una vez que el sol empieza a brillar sobre el resort y luego de un desayuno buffet (un pecado no probar el pan de chocolate blanco) es tiempo de cambiar las sandalias o las ojotas por las zapatillas. En uno de los extremos del complejo, a pocos metros de la pintoresca marina, relucen las 20 canchas de tenis –14 de superficie dura y seis de Har-Tru, la arcilla grisácea con riego subterráneo que las mantiene húmedas–. Allí funciona una academia de primer nivel, dirigida por Gabe Jaramillo, un colombiano que trabajó durante 30 años con un gurú en el desarrollo de tenistas como Nick Bollettieri y participó en el crecimiento de cracks como Pete Sampras, Andre Agassi o Monica Seles.
En la academia viven 80 jugadores de 30 países. Y entre medio de los juniors con anhelos de liderar el circuito algún día, uno puede tomar clases y sentirse Del Potro o Nalbandian..., al menos por un rato. Los programas no dejan afuera a nadie: hay clases para todos los niveles y la actitud servicial de los profesores invita a perderle el miedo a cualquier circunstancia y a enfocarse sólo en mejorar cada golpe.
No hace falta que uno se lleve sus propios elementos: pelotitas, raquetas, toallas y bebidas están disponibles para todos en el clubhouse. Además hay una alternativa para que chicos de 3 a 7 años den sus primeros pasos en el deporte, interactuado y divirtiéndose, con raquetas y pelotitas a su medida.
Personalmente elegí comenzar el día con este programa: desayunar liviano y temprano para caminar luego por las callecitas internas del complejo rumbo a las canchas de tenis (donde me crucé con pájaros de todos los colores y hasta con ardillas). Ya en la zona deportiva me recibieron Jaramillo y su equipo de profesores, que realmente hacen milagros, como mejorar la técnica de un golpe en pocos minutos, con ejercicios repetitivos hasta que el movimiento sale bien. Todo en un marco ideal, tranquilo y alejado de cualquier vorágine laboral, y bien hidratado, claro, porque el calor en esta zona de Florida aprieta.
Uno de mis profesores personales fue Andrés Weisskopf, que todavía es jugador de Copa Davis para El Salvador. "A los turistas que nos visitan tratamos de dejarle una buena enseñanza y algunos conceptos para que mejoren su juego y lo noten cuando regresan a sus hogares. También tenemos clases para los que juegan mejor y quieren perfeccionarse", dice, cordial.
A los links
Pero si la academia de tenis es un sitio fantástico, vaya si lo es el campo de golf, con nivel profesional –en los alrededores del complejo hay unos 40 campos del PGA Tour–. Allí ensayan expertos jugadores que aprovechan las bondades del terreno y el clima para mejorar, pero también, esta suerte de paraíso de tonalidades verdosas actúa como sitio ideal para aquellos que nunca tomaron un palo de golf –el caso de quien escribe estas líneas, por ejemplo–. Incluso hay programas intensivos con análisis de videos para marcharse del Club Med sabiendo más de este deporte que no cesa de crecer.
La esencia del Sandpiper Bay es que uno puede pasarse todo el día haciendo deportes o actividades al aire libre, con cordiales profesores, tomarse una pausa para comer y descansar, y volver a hacer deportes por la tarde u observar el atardecer desde un jacuzzi y con un jugo de frutas en la mano. Nada mal…
Bien alimentados
Más allá del deporte, la gastronomía y las instalaciones enamoran. A las habitaciones –unas 360 y de cuatro categorías– no les falta nada. Los dos restaurantes, The Marketplace y Soleil, ofrecen exquisiteces todo el día. Desde frutas frescas, ensaladas y pastas hasta comida oriental, pizzas y pescados frescos (el salmón con jengibre y vino blanco es una delicia). Con una carta de vinos superiores. Todo vigilado por el chef Christian Martin.
El complejo, sobre un terreno de 216 hectáreas, también posee espacios para la realización de convenciones y eventos –muchas parejas se han casado frente al río St. Lucie–, y servicios para el cuidado y el entretenimiento de los niños, por lo que las parejas pueden relajarse y hacer las actividades que desean sin preocuparse por el entretenimiento de sus hijos.
El pintor y escultor brasileño Romero Brito, tan popular en Florida, aquí también tiene su lugar, donde los más chicos pintan y desarrollan actividades didácticas siempre relacionadas con el arte. Y si bien por lo general los turistas que disfrutan de los all inclusive suelen quedarse allí durante toda su estada en una suerte de burbuja, la ubicación del Sandpiper Bay también permite hacer excursiones a los parques de Disney, a los cercanos pantanos atiborrados de cocodrilos o a Miami Beach.

Datos utiles

El precio de una semana en Sandpiper sin aéreo, incluyendo siete noches con sistema all inclusive en habitación estándar, es de US$ 1605 en enero, por persona en base doble.
En abril, en tanto, el precio de una semana sin aereo, de siete noches con sistema all inclusive en habitación estándar, es de US$ 1296 por persona en base doble.

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