El hombre sensible
Andrés Schuschny promueve un paradigma más humano e integral, nos propone ser protagonistas de las tecnologías disponibles y nos invita a asumir nuestra responsabilidad en un nuevo orden social emergente, en el que las jerarquías dan paso a las redes
26 de abril de 2011
Minibio
Nombre: Andrés Schuschny.
Edad: 45.
Estado civil: Casado y con una hija.
Profesión: Doctor en Economía de la Universidad de Buenos Aires.
Qué hace: Es autor del libro La Red y el futuro de las organizaciones y del blog Humanismo y Conectividad. Trabaja en la División de Recursos Naturales e Infraestructura de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina de la ONU).
Nombre: Andrés Schuschny.
Edad: 45.
Estado civil: Casado y con una hija.
Profesión: Doctor en Economía de la Universidad de Buenos Aires.
Qué hace: Es autor del libro La Red y el futuro de las organizaciones y del blog Humanismo y Conectividad. Trabaja en la División de Recursos Naturales e Infraestructura de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina de la ONU).
Tiene 2300 amigos en Facebook, en Twitter lo siguen 3700 followers, ganados a fuerza de comentarios atractivos y motivadores. Gracias a su blog Humanismo y Conectividad, que registra 945 mil visitas, lo invitaron a disertar en Perú, España, Uruguay, Colombia, Chile y, por supuesto, la Argentina, donde participó del evento TEDx Rosario.
Su libro La Red y el futuro de las organizaciones, si bien está orientado a empresarios, es una explicación muy clara sobre cómo cambió nuestro universo después de internet y cómo será el mundo para los nativos digitales, los chicos, para quienes hasta el teclado será en breve un objeto obsoleto.
Además, Andrés Schuschny es argentino y trabaja en la CEPAL, en Santiago de Chile, donde investiga sobre temas vinculados con el sector energético, el cambio climático y la sustentabilidad del desarrollo. Aunque está en un organismo internacional, cree que el verdadero poder de transformar la realidad no reside en las instituciones jerárquicamente organizadas ni en la política, sino en algo un poco más caótico y enredado, que posibilitará un nuevo orden más humano e integral.
¿Cómo llegó a estas conclusiones? Fue un proceso de años. Interesado desde siempre en desentrañar los secretos del universo, siguió una carrera como la física.
Ya licenciado, y mientras se doctoraba en Economía en la UBA, conoció por casualidad a alguien que se expresaba con tanta claridad que le llamó la atención. Se animó a preguntar el motivo, y la respuesta fue una invitación a aprender a meditar con las técnicas del budismo tibetano. Esa persona se convirtió en su maestro y lo condujo a derribar sus prejuicios cientificistas mediante la práctica de la contemplación silenciosa que tranquiliza la mente.
Estudiar acerca de todas estas temáticas lo convenció de que el devenir de la humanidad está signado por procesos evolutivos que implican niveles crecientes de complejidad y que el uso de las redes facilita la emergencia de un nuevo orden que derriba los preconceptos heredados.
En el universo cibernético, la gente se agrupa por elección y por motivaciones, surgen tribus congregadas por intereses comunes, lo semejante se aglutina con lo semejante, se tejen entramados afectivos entre personas que jamás se encontraron frente a frente y se gestan nuevos movimientos sociales. También aparecen nuevas formas de los consumidores de vincularse con las marcas, en las que ya no es el producto el que importa, sino la filosofía y el sentido de pertenencia.
El año pasado, Andrés fue invitado a disertar en el primer congreso iberoamericano de coaching sobre el cambio de paradigma, y descubrió que la creciente difusión del coaching en las empresas también es parte del cambio. Para las organizaciones, hoy resulta mucho más importante el liderazgo que la gestión, porque las estructuras jerárquicas están desmoronándose.
Los ejecutivos necesitan motivar, crear equipos, liderarlos con una visión y ser seguidos a partir de la emoción, porque las motivaciones extrínsecas, como el salario, ya no funcionan. Se necesita emocionar para crear algo nuevo. Se necesita emocionar para encontrarse con otros y también para transformar el mundo. La tecnología nos da la posibilidad de multiplicar emociones con un alcance ilimitado. Entonces, quizá, más conectados, un día construyamos un mundo mucho mejor ?
MÁS INFO: Humanismo y Conectividad: http://kcy.me/lck
Por Daniela Chueke
Foto de Santiago Ciuffo
Foto de Santiago Ciuffo