Cuando aterrizó acá hace un par de años, mi hermanito imaginaba que, recién llegado a un estudio de arquitectura, sus jefes lo mandarían a comprar papeles de impresión, tintas y materiales para maquetas que hicieran falta. En cambio, lo mandaron a elegir máscaras de gas.
Claro, era plena época de pánico por ataque bacteriológico y también había que tener cinta adhesiva para sellar ventanas, y comida en lata. Ni qué hablar de la linterna, los guantes gruesos para abrir las cartas por el Antrax, las cámaras de seguridad y los detectores de metales del mundo post 11 de septiembre.
Pero como Nueva York es una ciudad tan fashion, obviamente a muchos les irritaba que en general fuesen objetos tan feos. Y algunos se hicieron la pregunta del millón: si se va a estar a salvo, ¿por qué no hacerlo con estilo? En honor a ellos, la primera gran muestra de diseño del MoMA en su nueva sede de Manhattan eligió los mejores 300 prototipos y artefactos utilizados como respuesta a amenazas físicas y psicológicas, pero que, a la vez, son un placer visual.
A salvo: el diseño se ocupa del riesgo, como se llama la controvertida exposición (se puede visitar en www.moma.org/exhibitions/2005/safe.html ), no sólo se ocupa del riesgo relacionado con el terrorismo. Los curadores ampliaron el abanico a todo tipo de situaciones en las que hoy se puede sentir miedo, de las más serias y excepcionales -como los ataques de fundamentalistas, terremotos o huracanes- a las cotidianas, como un robo o una protesta callejera.
Para este último caso, por ejemplo, se diseñaron unos chalecos colorados inflables como el airbag de un auto para cuando los policías empiezan a los bastonazos. Vienen con una microcámara para filmar cualquier exceso y un amplificador del latido del corazón de quien lo porta, para que las fuerzas del orden no olviden por un segundo que lidian con un ser humano.
Para evitar robos hay carteras con alarma. También alambres de púas con estrellitas y rejas con adorables animalitos de metal, cortantes como las tradicionales terminaciones, pero de una imagen mucho más apacible.
Es interesante ver la reacción de la gente. Algunos se quejan de que estos objetos dejan de lado lo dramático de las situaciones. Otros se deprimen ante la cantidad de amenazas de las que, hasta ahora, no se habían dado cuenta. Pero la mayoría sale con un poquito de optimismo por la inteligencia, la creatividad y el humor con los que algunos riesgos pueden ser enfrentados.
Esperando, igual, no tener que usar ninguno de estos objetos en 2006 (!!!) va beso y felicidades, Juana