Quisiera poder transmitirles lo que significa para mí salir de gira por todo el país. Deseo hablar de eso, ya que me parece un acto de amor recíproco entre el actor y el público, y para mí también ideológico, ya que creo que el arte debe llegar a todos los habitantes de un país para hacerlo crecer, porque está ligado con la cultura y, por ende, invita por lo menos a la reflexión.
Viajar para contar una historia, recorrer estas tierras hermosas con distintos paisajes, climas, olores, gentes, teatros. A veces siento que los actores que salimos de gira tenemos algo de juglares, algo de circenses. A veces me siento como en la época de Molière, cuando salían en sus carretas de gira.
He viajado por el interior, generalmente en micros grandes, donde vamos los técnicos, los actores, nuestra escenografía. Tenemos tele, cocina, baño y unas camas, porque pasamos muchas horas por día viajando. Las distancias en la Argentina son muy grandes, y a veces viajamos toda la noche para poder llegar a tiempo para las entrevistas previas a la función, que son muy importantes para que la gente sepa que estamos allí (eso lo aprendí con Gerardo Romano: él siempre insistía y nos hacía levantar tempranísimo para llegar a hacer todas las notas posibles).
Todo es muy agradable: lugar a donde vamos, lugar donde nos reciben con amor y respeto, con agradecimiento y alegría. Salir de gira es sacrificado, sobre todo para los que tienen pareja y familia (no voy a dar nombres, pero en una de mis giras, bastante larga, nos separamos varios de nuestras parejas de ese momento, y en tono de humor y a pesar del dolor, brindábamos por los caídos).
Encuentro muy interesante como actriz trabajar todos los días en escenarios diferentes; eso te hace estar más atento a los espacios.
Me gusta respirar profundo cuando entro en uno de esos teatros antiguos que huelen a eso, a teatro. Los actores saben de qué hablo: esa mezcla de madera y humedad. Me gusta hablar con la gente y que me cuente qué hace, cómo es la vida en esos lugares con muy pocos habitantes, de qué vive. Casi todos los lugares se caracterizan por ciertas cosas; por ejemplo Caleta Olivia, por el petróleo y la pesca.
Allí he aprendido la diferencia entre un mejillón sacado a mano y el que se saca con red. Como casi todo en la vida, el trabajo artesanal es lo mejor, aunque menos productivo porque lleva mucho más tiempo, claro.
Viajando he escuchado distintas opiniones políticas. He probado distintos sabores. He aprendido cosas en cada ciudad y pueblo donde estuve. He nadado en lagos cálidos y transparentes. Me gusta probar las aguas, los mares, los lagos, los ríos. Me gusta, en el tiempo libre, salir a caminar por el lugar. Me encanta (literalmente) sacar fotos. Tengo cientos de ellas de las giras.
El Sur tiene colores más vivos, colores primarios, y el Norte es más árido. Me gusta cuando me encuentra de gira la primavera y tengo la suerte de ver la explosión de colores de la naturaleza y respirar los aromas a vida. Eso me da paz. Me conecto con la naturaleza en medio de la nada y como parte de un todo. Los invito a recorrer este país porque vale la pena.
La autora es actriz. Las últimas obras en las que participó son Babilonia, de Armando Discépolo (Teatro San Martín), y En la cama, de José María Muscari. Actualmente se presenta en Fortuna, en el Teatro Premier ( www.acherubito.com.ar ).