El triángulo de Dalí

Así fue como Luis Buñuel y Salvador Dalí escribieron en 1929 el guión de Un chien andalou ( Un perro andaluz ), la fundamental película surrealista. La gestación del cortometraje se produjo justamente en la casa de Dalí, en la ciudad catalana de Figueras, en la que hoy se encuentra el Teatro Museo Dalí, uno de los lugares en los que se exponen la mayoría de las obras que describen la trayectoria del artista catalán, y donde además yacen sus restos.

Pero el museo de Figueras, que está poco más de 130 kilómetros de Barcelona, no es el único lugar en el que se puede conocer y aprender sobre el particular universo Dalí. A muy pocos kilómetros de esa ciudad, viajando por las montañas y bordeando el azul profundo del Mediterráneo, se encuentra Cadaqués, un pueblo originariamente de pescadores en el que el artista pasó gran parte de su adolescencia y adultez.

Allí, en la bahía de Portlligat, a un kilómetro de Cadaqués, espera la casa que Dalí compartió con su mujer, Gala, musa inspiradora de muchas de sus obras. La casa museo permite adentrarse en la vida íntima de la pareja y comprender un poco mejor el mundo de uno de los máximos exponentes del surrealismo.

Buñuel también conoció Cadaqués, pero no pudo disfrutar mucho del lugar y de la casa, ya que por un desencuentro que tuvo con Gala dejó de visitar a su amigo. Tampoco pudo conocer el castillo de Púbol, que en los años setenta fue residencia de Gala y en los 80, de Dalí. El pintor compró el castillo para su mujer, cuyos restos hoy descansan en su cripta.

El recorrido por este T riángulo Dalí nunca se aleja demasiado de Barcelona a la hora de conocer la vida y obra del artista consagrado, y también repudiado por muchos. A sus tres vértices se puede viajar tranquilamente en auto o combinando tren y bus desde la capital catalana. Estas excursiones permiten además deleitarse con la calma del mar que baña los pueblos de la Costa Brava española, uno de los circuitos más turísticos de la región de Cataluña.

Figueras es el primer punto del Triángulo y se encuentra a poco más de 130 kilómetros al nordeste de Barcelona. Es una de las ciudades más importantes que conecta Francia con España, ya que se sitúa muy cerca de la frontera entre ambos países. Y es, además, un punto central de referencia para recorrer la Costa Brava.

Al dejar atrás Barcelona y subir la carretera empieza a aparecer el verde que se mezcla con las pequeñas montañas que acompañan casi todo el camino. Al llegar a la ciudad que en 1904 vio nacer a Dalí, el paisaje se convierte nuevamente en urbe y la rambla típica española guía el camino hacia el ex museo de Figueras, que desde 1974 alberga obras como Port Alguer (1924), Muchacha de Figueres (1926), El espectro del Sex-appeal (1932), Autorretrato blando con beicon frito (1941), Poesía de América-Los atletas cósmicos (1943), Galarina (1944-45), La cesta de pan (1945), entre muchas otras. A las obras las acompaña una exposición permanente de joyas valiosísimas realizadas por Dalí.

El Teatro Museo fue diseñado por el propio Dalí para que los visitantes, según explicó él mismo, se sumerjan en su mundo cautivante y único: "Es evidente que existen otros mundos, eso seguro; pero, como ya he dicho muchas veces, esos otros mundos están en el nuestro, residen en la tierra y precisamente en el centro de la cúpula del Museo Dalí, donde está todo el nuevo mundo insospechado y alucinante del surrealismo".

El edificio del museo era el teatro de la ciudad de Figueres y fue construido entre 1849 y 1850; pero en 1939, hacia el final de la Guerra Civil Española, fue destruido por un incendio. En 1961, el alcalde Ramón Guardiola le propuso a Dalí hacer un museo dedicado a su obra. Fue entonces cuando el pintor lo empezó a diseñar.

Segunda parada. Una vez finalizada la visita al museo, volvemos a subir a la carretera. A tan sólo 40 kilómetros en dirección este , hacia el mar, se llega a Cadaqués, el pueblo más oriental de la península, que estuvo aislado durante siglos ya que sólo era accesible por mar. La perla del Mediterráneo es desde el siglo XX un lugar turístico y atractivo elegido por artistas de la vanguardia europea. Pablo Picasso, Joan Miró, Luis Buñuel, entre otros, descansaban allí.

Cadaqués se caracteriza por ser blanco y estar al pie de la montaña. Sus casas son blancas y las calles, empinadas y pulidas, tienden un pálido cromático debido a la erosión del mar. Ver la playa y el cielo que intercambia varias veces en el día su color hace que sea un lugar bastante particular. A sólo un kilómetro de Cadaqués, en Portlligat, Dalí y Gala construyeron su hogar. También desde allí salían a pasear en bote por el mar hasta llegar a la costa de Cap de Creus, una zona protegida cuya costa está formada por acantilados y pequeñas islas con una rica y variada vida submarina.

Hoy, el hijo de aquel capitán que llevaba a navegar al matrimonio Dalí es quien realiza viajes en la barca Gala hacia el cabo, que es uno de los parques naturales más visitados de la región.

La casa fue construida y diseñada en varias etapas, desde el año 30 hasta la década del 70. En la sucesión de espacios encadenados y estrechos, con pequeños desniveles, habitan objetos, recuerdos y obras del pintor; animales disecados que le regalaban; libros, su taller de creación; la cotidianidad y lo sofisticado.

En esa residencia, Dalí vivió y trabajó hasta 1982, cuando murió Gala. Desde la Fundación Gala Dalí explican que Dalí se instaló en Portlligat en 1930 en la pequeña barranca de pescadores, atraído por el paisaje, la luz y el aislamiento del lugar. Y la definía él mismo como "una verdadera estructura biológica, [...]. A cada nuevo impulso de nuestra vida le correspondía una nueva célula, una habitación".

Dalí se jactaba de ser el primer español en ver el sol. Desde su cama veía los primeros rayos de la mañana que reflejaban en un espejo del living que hizo colocar, de tal forma que lo veía desde su habitación.

Tercera parada. Ya de regreso para Barcelona y a casi 40 kilómetros de Figueras se encuentra el castillo Gala Dalí en el pueblo de Púbol. El castillo data del siglo XI y está abierto al público desde 1996. La tercera parada se puede hacer en el mismo día o pasando una noche antes en Cadaqués o Figueras.

El edificio medieval, contiguo a una iglesia de la época, fue adquirido como un obsequio para su compañera inseparable. Dalí volcó toda su creatividad pensando en Gala y en nadie más. Había comprado el castillo en 1969 y lo restauró tanto en su interior como en el exterior. Allí conviven paredes y techos semiderruidos, con barroquismo textil, antigüedades y simbología de carácter romántico. Elefantes de patas largas decoran el jardín y la piscina está rodeada de bustos de Richard Wagner.

Dalí pensó el castillo como lugar de descanso para su esposa, a quien iba a visitar sólo si recibía una invitación por escrito. Ese era un juego que tenía el matrimonio. Aún hoy permanecen en uno de los escritorios de Gala las cartas de invitación que ella le enviaba.

Cuando Gala murió fue enterrada en la cripta del lugar. Dalí también iba a ser enterrado junto a Gala, porque había construido entre las tumbas, una ventana que las comunicaba. Pero finalmente sus restos fueron al museo de Figueras.

El castillo fue el último taller del pintor donde se expone el último cuadro, sin terminar. Lleva el nombre de La cola de la golondrina, que es como llamaba a su mujer.