En San Antonio de Areco, la cocina es la mejor tradición

En la ochava de Arellano y Don Segundo Sombra se puede comer o tomar algo, y darse una vuelta por el pasado. Acá funcionaba un antiguo almacén de ramos generales. Comprado por el coleccionista de antigüedades Arturo Figueroa, fue restaurado durante dos años: su fachada data de 1860 y fue respetada tal cual. Hoy exhibe sus muebles de época, su barra de estaño con cisne de agua, la antigua chopera, la colección de carteles antiguos como el de Hesperidina -la primera marca que aparece en los registros nacionales-, los sifones de colores iluminados en las estanterías y la caja registradora. Posee la magia de una pulpería antigua y tiene picadas inolvidables con productos de la zona, parrilla, pastas, cava de vinos y comida gourmet. También hay platos criollos, pastelería y tragos. Funciona todo el día.

Para el café con chocolate o para llevar para casa, no deje de pasar por La Olla de Cobre, artesanía arequera en chocolate.

Entrar en La Olla de Cobre es como llegar a la casita de Hansel y Gretel, pero sin la bruja. El aroma a chocolate lo invade todo mientras desde el mostrador nos sonríen frutas bañadas en chocolate, como damascos, naranjas, ciruelas, higos, mentas, bombones, alfajores, turrones

Carlos Gabba abrió su chocolatería hace 28 años; empezó con los alfajores. Como es un perfeccionista, quiso bañarlos con chocolate de verdad, y no se contentó con tener buena materia prima, sino que se dedicó a fabricarlo. Y así empezaron los bombones.

Tiene un video didáctico para cuando llegan visitas de las escuelas de la zona para explicar el proceso del chocolate: "Compramos el licor de cacao, que son pedazos de cacao ya procesado: no es el grano. Una vez que se funde a 31°C, se prensa y lo que chorrea es la manteca de cacao. Allí se define si se va a destinar a chocolate dulce o amargo: para este último, es decir, amargo, hay que agregarle 40% de azúcar, tal es su grado de amargor. Luego va a refinación donde se calienta y se va batiendo, allí la masa se suaviza para lograr mejor aroma, sabor y textura. Por ser una fábrica chica nos podemos dar el lujo de refinar y concar por más tiempo. Nos diferenciamos por ese tipo de detalles, 24/36 horas de concado, y 70% de cacao en nuestro chocolate", informa Gabba.

Los arequeros, que por algo son los que viven aquí, suelen comer también en Zarza, restaurante que abrió hace dos o tres años y donde se preparan comidas más elaboradas. También van al Almacén de Ramos Generales, con buenas pastas y platos especiales, y al Café de las Artes, un refugio intelectual con comida francesa.

Para parrilla, La Calandria, sobre ruta 41 a 800 metros de la ruta 8. Abrió hace 6 meses y tiene un "pucherote novelesco", al decir de uno de sus habitués, Rodolfo Martín. Flan con crema, panqueques, buena parrilla a precios económicos. ¿Qué más se puede pedir? Los helados de Nilo, si no quiere comer el postre en el restaurante.

Suenan las ocho campanadas de la iglesia, que marca el paso de las horas del pueblo, de siestas de sol y silencios de chicharra. Se puede dormir en Areco y amanecer con el olor del pan recién horneado en la panadería o en la casona de la hostería o estancia elegida. Y si hay que irse, es una buena hora para ir volviendo al pago, seguramente no tan grande de corazón como Areco.

En San Antonio de Areco hay más de cien artesanos. Es hermoso verlos trabajar en sus talleres, y aprender de su empeño y dedicación al hacer las piezas que siempre resultarán únicas.

Raúl Dragui trabaja el cuero de vaca y de caballo, y la plata. Es soguero, pero también platero. Cuenta que el proceso empieza cuando llega el cuero fresco. Entonces se estaquea, se seca, se corta en tiras y se pela con ceniza. "Comencé como platero hace más de 30 años con mi primo, pero me entusiasmó más el cuero. Aprendí con don Luis Martínez, soguero entrerriano conocido en el pueblo que fue quien me dio las primeras clases", contó Dragui.

Trabaja el tejido de lesna: se envuelve una base de madera (un futuro mango de cuchillo, un recado, lo que sea) y después se va tejiendo con los tientos de cuero. La lesna es un pincho que va agujereando y luego se pasa el tiento, armando el dibujo. Las lesñadas, es decir los agujeritos, tienen que ser parejas para que el motivo quede prolijo. "Acá se usa el cuero liso de vaca con costuras y pasadores, no tanto la trenza como en la zona del Litoral", cuenta.

Dirección de Turismo de San Antonio de Areco: Boulevard Zerboni y Arellano, 02326-453165. direcciondeturismo@areconet.com.ar

Por Silvina Beccar Varela