Hawai: paraíso surfer
A los actores de la serie de televisión Lost no les fue nada mal: cuando su avión cayó, en la ficción, fueron a parar a este archipiélago del Pacífico, donde se graba el popular programa; olas perfectas, playas de postal y un folklore teñido por las más diversas culturas de los dos lados del océano
7 de octubre de 2007
WAIKIKI.- Hasta hace poco lo más parecido a una tabla de surf que esta redactora había tenido en los brazos era una tabla de planchar. Aun así, un viaje a la capital mundial de este deporte no se podía desaprovechar. Al hacer el check-in en el hotel, junto con las llaves, ¿cómo no pedir una clase de surf para principiantes para la mañana siguiente?
Hasta entonces, a explorar la ciudad. O, al menos, lo que el jet-lag después de la veintena de horas de avión y escalas desde Buenos Aires permita. El primer paso, naturalmente, es ir a la avenida Kalakaua, el gran centro comercial del balneario, a comprar un lei (guirnalda de flores) para la dama y una camisa hawaiana para el caballero.
En las películas, al turista lo esperan con leis de flores naturales y serenatas con ukelele en cuanto baja del avión en la cercana capital, Honolulu. Pero la realidad es que, aunque se aloje en un hotel de ultralujo (esta redactora estuvo en el Halekulani, el más suntuoso de la isla de Oahu y favorito del escritor más de moda en Japón, Haruki Murakami, y de las estrellas de Hollywood que visitan Waikiki), uno tiene que salir y decorarse el cuello con guirnaldas de hibiscos y orquídeas (de plástico, si no quiere desembolsar de 50 a 500 dólares).
Aunque el tema de los precios no parece afectar a quienes pasean por Kalakaua. Dior, Prada, Gucci, Hermès y cuanta casa de lujo uno pueda imaginar están codo a codo en la impecable avenida, que al anochecer se ilumina con antorchas que la convierten en un paseo increíblemente romántico para miles de japoneses, que son el público más conspicuo de la isla (y, por la diferencia favorable del yen con el dólar, a quienes todo les resulta accesible).
Para el resto de los mortales, igual, hay tiendas interesantes en la cercanía, empezando por Bailey s Antique Shop (517 Kapahulu Avenue), que tiene la colección más grande de camisas hawaianas, llamadas camisas Aloha, imaginables a partir de los diez dólares. Se pueden conseguir desde ejemplares de seda como estaban de moda en los años treinta, cuando comenzó a producirlas un empresario chino, hasta las que popularizaron Frank Sinatra, Elvis Presley, John Wayne, y ni qué hablar de Montgomery Clift, muerto en una zanja en el film De aquí a la eternidad en los años cincuenta. O, por supuesto, están las que usaba Tom Selleck en Magnum .
A pesar de que el gran semanario local, la Honolulu Magazine , en una edición de 1967 ya decía que "ningún hombre pasado los 30 luce bien en ella", comprar una de estas camisas es irresistible, y no implica estamparse un letrero de turista bobo en la frente: por el contrario, los viernes son Aloha Fridays, y en todas las oficinas de Honolulu desde el lustrazapatos hasta el máximo ejecutivo llevan sus estampados florados con orgullo.
Para convertirse en un nativo de las islas, el siguiente paso es el ukelele (una guitarrita kitsch para tocar en los laus durante la puesta de sol) en Ukelele Bob (2552 Kalakaua Avenue). No hay que saltearse, por supuesto, Quicksilver Boardrider s Club (2301 Kuhio Avenue), donde se pueden comprar los clásicos bermudas de surf o la biquini deportiva que no saldrá flotando con la primera ola, y en el International Market Place (Kalakaua Avenue, sin número) se puede completar el look con los collares de caracoles, sarongs y orquídeas para el pelo que se venden en decenas de puestitos. Y, por supuesto, un lai, para colgar del cuello de la estatua de Duke Kahanamoku (1890-1968), el atleta más condecorado de la historia de Hawai, campeón olímpico de natación y considerado el padre del surf moderno. Hacerlo es garantía de buenas olas al día siguiente.
La estatua de Duke, llamado así en honor a su padre, a su vez llamado así por haber nacido poco después de la visita del duque de Edimburgo a Hawai en 1863, está en la Central Waikiki Beach, ya casi sobre el final de la Kalakaua Avenue. Las puestas de sol allí son impresionantes, y se mejoran aun con cócteles autóctonos como el Mai Tai, que se vende en distintos puestos sobre la arena. Otra alternativa a la misma hora son los espectáculos de hula en Kuhio Beach Park, ubicado a pocas cuadras. Son maravillosos porque explican paso a paso el significado de cada movimiento con el aro (por ejemplo, cuál representa las ondas del mar, el vuelo de las aves, etcétera), gratuitos, con música típica e invitación al público a participar aunque uno no se haya puesto un aro en la cintura desde la primaria.
Para los días siguientes, si se quiere una experiencia menos urbana y más parecida a Lost o La isla de Gilligan (ambas series fueron filmadas en Hawai), hay varios cruceros que salen de Oahu para visitar las islas paradisíacas de Maui (en el puerto de Kahului or Lahaina), Kauai (Lihue) y la Isla Grande (Hilo y Kailua-Kona). Se puede pedir a la agencia de turismo o al conserje del hotel que haga las reservas o entrar en www.hawaii.com/visit/oahu/cruises/index.php para encontrar las mejores ofertas del día.
Si uno sólo quiere alejarse de Waikiki un ratito, por ejemplo para hacer snorkel entre tortugas gigantes, en todas las playas hay catamaranes que salen varias veces por día. El mejor es el que sale durante la puesta de sol, y que por 25 dólares incluye 90 minutos en el mar y tragos gratis (Na Hoku II que sale cerca de la estatua de Duke).
Surfista... principiante
Si en cambio se quiere un poco de historia y cultura, sitios obligados son Pearl Harbour y el centro de Honolulu, donde se puede visitar el único palacio donde vivió un rey en Estados Unidos, sin contar la casa de Elvis, naturalmente. Se trata del Ilolani Palace, residencia de los últimos reyes de Hawai, tan adelantada para su época que tuvo luz eléctrica cuatro años antes que la Casa Blanca. Es imperdible el Bishop Museum (1525 Berenice Street), considerado el mayor museo de antropología polinesia del mundo. Allí se puede ver, por ejemplo, la túnica del rey Kamehameha el Grande, hecha con plumas amarillas de un ave extinta, el mamo (como se necesitaron 80.000 de estos pájaros para hacerlo, Kamehameha posiblemente sea responsable al menos en parte de su extinción).
Y el Barrio Chino también merece una visita, si bien en Waikiki todas las semanas hay desfiles de las distintas colectividades que componen la isla (durante la visita de esta redactora llegó el turno de los okinawenses, con representación estelar de delegados de los distintos países donde viven, por lo que había una gran pancarta argentina). En caso de una urgencia médica (después de todo, hasta Cameron Diaz se rompió la nariz surfeando aquí), en 120 Kaiulani Avenue hay médicos que atienden las 24 horas, con farmacia y rayos X integrados. Si se pide por el doctor Dunn, es garantía de un trato especial, dado que su hijo está haciendo snowboard en la Argentina y lo ha llenado de historias sobre las maravillas del sur del continente.
Los idiomas oficiales de Hawai son el inglés y el hawaiiano, aunque también se habla el pigdin, una mezcla de ambos y otras lenguas, heredado de la época de las plantaciones. Muchos hablan castellano, además, por la considerable inmigración puertorriqueña en las islas.
Algunas palabras clave para aprender son aloha : hola, adiós, amor, bienvenido (nunca va a decirlo menos de veinte veces por día); Luau :fiesta tradicional hawaiana; mahalo: gracias; kane: hombre; wahine: mujer; rubbah slippahs: ojotas (en pigdin, curiosamente no se venden en Hawaii de la famosa marca Havaiana, así como no se consigue bronceador Hawaiian Tropic, los dos productos con la palabra Hawaii más famosos ); To da max: al máximo (pigdin); ´ono : delicioso; wikiwiki: apurate; mano: tiburón (fundamental); Mai tai : trago típico con ron, granadina, limón y jugo de ananá (fundamental); Humuhumunukunukuapua´a: pez típico de Hawai (ni intentarlo) y, por supuesto, Hang Loose : relájate, todo OK.
Para salir a comer después hay varias alternativas (ver Datos útiles,) que reflejan la mezcla de culturas polinesia, americana, española, japonesa, okinawense, china y africana de la isla, fruto de la época de las plantaciones de azúcar, cuando distintos grupos fueron atraídos (y otros traídos por la fuerza) para trabajar las tierras.
¿Cuándo viajar? El clima es ideal todo el año, pero de noviembre a marzo es la época de las olas grandes, y para los principiantes, agosto o septiembre es ideal. Lo cual lleva a una horrible confesión: a la mañana siguiente, en la primera clase de surf, esta redactora se asombró de que todavía existiera el Pacífico, después de tanta agua que había tragado. Pero por la gloriosa fracción de segundo medianamente vertical sobre la tabla, todo valió la pena. Sólo restaba entonces despedirse con la tradicional señal de la shaka (el meñique y el pulgar estirados; los otros dedos, cerrados), que implica que uno está repleto del "espíritu aloha", aunque en este caso, también de agua de las paradisíacas islas.
Playas y volcanes en islas de fantasía
Mientras Oahu tiene la playa Waikiki y la famosa Honolulu como iconos indiscutibles de la región, ésta es sólo una de las islas del archipiélago. La que le da nombre al destino es, justamente, la isla Hawai o Big Island, que es además la de mayor superficie. Allí se encuentran el volcán hiperactivo Kilauea, dentro del Parque Nacional Volcanes, y dos de las montañas más altas del mundo. Si bien las playas no son su fuerte, las condiciones para el buceo, excelentes.
La selvática y húmeda Kauai, o Isla Jardín (The Garden Isle), es para muchos la más hermosa. Ideal para el ecoturismo, sus recorridos incluyen el río Wailua, el gran cañón de Waimea y la Costa de Na Pali, como lugares salientes. Haena Beach, entre verdes acantilados, es su playa famosa, mientras que al Norte se destacan Lumahai y la desolada Playa Secreta.
Maui, o Isla del Valle (Valley Isle) es la segunda en tamaño y población. Con el cráter volcánico de Haleakala, a 3000 metros de altura, como símbolo histórico, ha perdido en parte su tranquilidad, pero mantiene sus paisajes hermosos y una gran variedad de actividades, desde windsurf hasta mountain bike y avistamiento de la ballena jorobada. Los turistas suelen alojarse en Lahaina o Kaanapali (costa oeste), mientras que pueblos del Norte, y sobre todo, el Este, mantienen su esencia hawaiana en estado más puro. El camino Hana Highway, que rodea al Haleakala, atraviesa bosques y cataratas inigualables.
La tranquila isla Molokai mantiene el espíritu hawaiano y sus paisajes casi intactos, con enormes acantilados y una playa ancha como pocas: Papohaku.
Lanai era sólo utilizado para la plantación de ananás, pero no pudo resistirse al turismo, y hoy cuenta con playas como Hulopoe, pegada al Distrito de Conservación de la Vida Marítima: allí hay delfines y peces de todos los colores, en un área protegida, pero que permite el buceo, con ciertas restricciones.
Datos útiles
Cómo llegar
- De Buenos Aires a Honolulu (24 horas aprox.), vía Houston, Continental Airlines tiene pasajes desde 4754 pesos (impuestos incluidos)
Dónde comer
- La Mer , hotel Halekulani : dos platos (como pescado onaga sobre terrine de papa con pato en salsa de trufas) más postre, US$ 100. l Nobu , en Waikiki Park,de Nobu Matsuhisa y Robert De Niro, US$ 30. l Ono Hawaiian , en 726 Kapahulu: favorito de los locales, US$ 10 por persona