Diana Llorente es española y apenas desembarca en Ezeiza va hacia el área de partidas a encontrarse con María Novillo Saravia, argentina, que está a punto de volar a Barcelona. Las dos mujeres, que no se conocen, intercambian las llaves de sus departamentos y algunas indicaciones y se despiden. Por los próximos 20 días cada una vivirá en la casa de la otra: Diana en San Telmo y María, en el barrio barcelonés El Poblenou.
Así como hacían Cameron Diaz y Kate Winslet en la película The Holliday, de 2006, Diana (45) y María (42) intercambiaron sus casas durante este mes. Como ellas, miles de personas en la Argentina y el mundo optan por esta forma de alojarse sin gastar dinero y con un valor agregado: la experiencia de vivir como un local en una ciudad extraña.
Diana Llorente viene de Barcelona por 20 días, intercambió su departamento con una argentina, que ahora está en su casa - Créditos: María Amasanti
Para María, que viaja junto a su hija de 5 años, Francisca, la ventaja más clara del intercambio es que no paga alojamiento y se puede cocinar. "Pero sobre todo -enfatiza- es llegar a una casa que ya está habitada: no tenés que salir corriendo a comprar cosas de almacén, de limpieza o de perfumería. Para lavar la ropa ya tenés el jabón. Hay champú y detergente en la cocina, está todo instalado. Es un lugar que estuvo habitado hasta el día anterior".
"Es como si estuvieras viviendo la vida del otro", agrega desde Barcelona, mientras habita el departamento de Diana. "En los días previos al viaje intercambiás tips del barrio; dónde comprar cada cosa, adónde ir. No es lo mismo un recepcionista de hotel que una persona que realmente vive en esa zona y que experimenta las cosas", señala.
De este lado del océano, Diana cuenta que hace tres años dejó atrás una carrera trabajando en empresas de fabricación y de física para dedicarse a la traducción de textos técnicos, una ocupación que le permitía vivir viajando. "Quería la experiencia de vivir en otro lugar, pero sin dejar mi vida en Barcelona, sin irme totalmente. Y no podía pagar dos alquileres, así que opté por los intercambios", dice.
"Me gustó la idea porque era más personal y porque para trabajar es perfecto. Si alquilara otro lugar tendría que asegurarme de que tuviera todo, en cambio cuando estás en la casa de alguien sabes que cuentas con lo necesario", detalla.
Diana Llorente viene de Barcelona por 20 días, intercambió su departamento con una argentina, que ahora está en su casa - Créditos: María Amasanti
A pesar de que el miedo a un robo o la incomodidad de imaginar a un extraño durmiendo en su propia cama podrían frenar a los argentinos de ofrecer sus casas para intercambios, más de 14.000 hogares de todo el país están disponibles en la principal plataforma de este servicio, Guest to Guest, donde el país se ubica en el puesto 19º en popularidad.
La segunda en tamaño -aunque hace un año ya son propiedad del mismo dueño- es Home Exchange, donde se ofrecen 10.175 casas argentinas.
Para este portal, el país es el destino número 34 del mundo y el interés por visitarlo creció un 400% desde 2015. La ciudad más popular es Buenos Aires y le siguen San Carlos de Bariloche, Pinamar y Salta.
Ambos sitios web coinciden en que quienes eligen el país como destino de viaje son, en primer lugar, otros argentinos. El ranking de Home Exchange continúa con norteamericanos, franceses, españoles, brasileños, uruguayos, mexicanos, italianos y húngaros.
Diana Llorente viene de Barcelona por 20 días, intercambió su departamento con una argentina, que ahora está en su casa - Créditos: María Amasanti
Mucho más que ahorro
Para Guest to Guestlas ventajas de este sistema son evitar los impuestos -ya que no hay transacciones monetarias- y el contacto directo entre los huéspedes. Sin embargo, las personas que han realizado varios intercambios coinciden en que lo mejor es la posibilidad de conocer gente con mentalidades afines a las suyas, dispuesta a compartir mucho más que el alojamiento.
"Conocer una casa es conocer cómo vive alguien en otra cultura. La casa te da otra visión del lugar, desde el diseño, los objetos de arte, los elementos de cocina, todo es distinto. Ahora ir a un hotel me parece tan frío, tan impersonal", dice Roxana Bassi (47), oriunda de Córdoba y usuaria de esta modalidad desde hace siete años.
"Entre los que viajan así se genera una cultura propia. Siempre que hacés un exchange llevás un regalo, algo local, y cuando llegás a un destino también te reciben con algún aperitivo del lugar, se intercambian ese tipo de cosas", agrega Bassi.
Maria Novillo Saravia junto a su hija Francesca en el departamento que intercambio con una española durante en mes de enero - Créditos: Adrián Quiroga
Andrea Grosso (57), también cordobesa y con más de 30 intercambios en su haber, coincide: "Siempre intentamos dejar algún presente: un queso, un vino, es una práctica que vas adquiriendo, es también un intercambio de culturas".
Según cuentan ellas, en su experiencia la demanda de intercambios en nuestro país es muy alta, especialmente en Buenos Aires. "Mi casa tiene capacidad para ocho personas y eso es muy buscado, rechazo unas diez ofertas por mes", cuenta Roxana. "De Hawaii, de Australia, no me alcanzaría la vida para viajar a todos los lugares que me ofrecen", dice.
Sergio Nastari es brasileño, pero vive en Kissimmee, cerca de Disney, en los Estados Unidos. Viajó varias veces a Buenos Aires, pero a comienzos de 2017 incursionó en los intercambios y decidió pasar su cumpleaños número 50 en esta ciudad, justo a su esposa, Maristela.
"Buenos Aires es la única experiencia que tuvimos de intercambio hasta ahora y fue perfecta", cuenta. "Viajar con intercambio te hace sentir como en casa y es genial también saber que alguien va a ir a tu casa y también va a disfrutarla".
Maria Novillo Saravia junto a su hija Francesca en el departamento que intercambio con una española durante en mes de enero - Créditos: Adrián Quiroga
Marko y Diana Aljinovic son de Croacia y conocieron Buenos Aires en la Semana Santa de 2016. "Lo mejor del intercambio es que te sentís como un familiar de los dueños de casa, ¡nos esperaron con la heladera llena!", cuenta Marko.
"El diferencial de este sistema para nosotros fue la seguridad", agrega. "En especial para viajar lejos de Europa, es bueno tener gente que se ocupe de vos y de que la pases bien, sobre todo cuando sos tan inocente como nosotros".
Rozana Bassi es ingeniera en telecomunicaciones. Gracias a un trabajo para las Naciones Unidas tuvo que viajar mucho y así fue que comenzó a intercambiar casas. Casi una década después, su balance es más que positivo.
"Conocí lugares que jamás imaginé. En Francia fui a un castillo del 1700 en el que nunca hubiera podido alojarme. En la isla de Chipre paré en una casa al lado del mar. ¡Impresionante! Las casas a las que tuve acceso nunca las podría haber alquilado, o por valor histórico o por el tamaño serían impagables. A veces vas a casas con piletas gigantes, e incluso hay algunos dueños que te dejan el auto para que lo uses", detalla.
Maria Novillo Saravia junto a su hija Francesca en el departamento que intercambio con una española durante en mes de enero - Créditos: Adrián Quiroga
Andrea Grosso destaca lo mismo: "Conocí lugares impensados para mí. Fiji por ejemplo, nunca se me ocurrió. Londres, París, Niza, Roma. En Florencia me quedé en un departamento de 1800 que era encantador, en Milán en un departamento impecable. Era tan hermoso que hubiera querido levantarlo así como estaba y transferirlo a Buenos Aires", recuerda.
Ranking, según dos sitios web
Home Exchange
Para este portal, quienes más eligen el país para intercambiar casas son los mismos argentinos, para hacer turismo interno o viajar por trabajo. En segundo lugar están los norteamericanos, y en tercero, los franceses. Les siguen españoles, brasileños, uruguayos, mexicanos, italianos, húngaros y neozelandeses.
Guest to Guest
Esta web coincide: el 30% de los que buscan la Argentina como destino son otros argentinos -especialmente de Buenos Aires, Río Negro y Córdoba-. Muy de cerca siguen los franceses, con el 24% de los hospedajes en el país, especialmente los de Isla de Francia, en París, y los Alpes. Los españoles -de Madrid y Andalucía- ocupan el tercer lugar, con 16%. La lista finaliza con Costa Rica e Italia.