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Johannesburgo: Sudráfica, desde arriba

A una década del fin del apartheid, la ciudad más grande del Africa Subsahariana se muestra renovada y sorprende con sus rascacielos y arboledas frondosas




JOHANNESBURGO.- Esta ciudad, considerada la meca comercial de Africa, es mucho más que buenos negocios. También es un destino fundamental para los que quieren conocer el país del Arco Iris, designación que merece Sudáfrica por la diversidad cultural de sus 45 millones de habitantes y por sus once idiomas diferentes.
Una buena manera de empezar a recorrerla es dirigirse a la Cima de Africa (Top of Africa). Claro que no se trata, como se podría pensar, del monte Kilimanjaro, en Tanzania, sino del Carlton Centre, el edificio más alto del continente negro. Está en el corazón financiero de Joburg (como la llaman sus habitantes) y, desde su mirador en el piso 50, a 222 metros de altura, se puede apreciar la gran extensión de esta urbe, de unos 6 millones de habitantes.

Por las ramas

Lo primero que llama la atención es la cantidad de árboles. Dicen que Johannesburgo cuenta con uno de los bosques no comerciales más grandes del mundo. Se los puede ver lado a lado con numerosos rascacielos, que no tienen nada que envidiarles a los de las más modernas ciudades norteamericanas.
De hecho, Johannesburgo, que es la ciudad más grande del Africa Subsahariana, suele ser comparada con Los Angeles no sólo por su edificación, sino también por el hecho de que sus habitantes se mueven casi indefectiblemente en coche por autopistas que conectan las distintas zonas de la ciudad.
Además del mirador, Top of Africa ofrece una completa muestra de fotos del antiguo Johannesburgo, que recuerda a los Países Bajos o a Bélgica por las casas de ladrillos con techos a dos aguas. No es para menos. Esta ciudad fue fundada por los descendientes de colonos holandeses (llamados afrikaners), luego del descubrimiento de oro en la región en 1886.

Tradición dorada

La tradición minera está muy presente en Sudáfrica, que hoy cuenta con nada menos que el 35% de las reservas mundiales de oro. Hasta existen parques temáticos sobre la materia, como Gold Reef City, seis kilómetros al sur de la ciudad, que reproducen la vida de época de los mineros con shows, bares y bailes típicos.
Otro lugar que vale la pena visitar es la exclusiva zona de Sandton, a 16 kilómetros del centro de Johannesburgo, donde se encuentran las oficinas de las empresas más grandes, los mejores shoppings y los hoteles de lujo.
Allí también se ubica la famosa plaza de Nelson Mandela, cuya estatua de seis metros en honor al líder político y ex presidente sudafricano es sin duda una de las postales más características de la ciudad, junto con el puente del mismo nombre, en una de las avenidas céntricas más transitadas de Johannesburgo.
Sandton, con su amplia oferta de restaurantes, es un lugar ideal para degustar las delicias gastronómicas sudafricanas. El otro es Monte Casino, un complejo ambientado como un antiguo pueblo toscano -en la mejor tradición de Las Vegas-, que reúne salas de juego, tiendas, hoteles de lujo y lugares para comer.
La cocina sudafricana mezcla las tradiciones de Europa del Norte con las de los pueblos originarios de Africa y, sorpresa, con la india y la malaya, dos inmigraciones de origen asiático que hacen sentir su influencia en el país.
Los viajeros de paladares aventureros pueden deleitarse con manjares tan exóticos como carne de avestruz -considerada una de las más sanas del mundo por su casi total falta de grasa-, de cocodrilo, thsuku (termitas fritas) y masonja (gusanos).
De todos modos, los comensales de gusto más convencional no deben temer: hay también una extensa oferta gastronómica internacional y excelentes vinos, aun para un público exigente como el argentino.

Memoria del apartheid

Tampoco es posible irse de aquí sin comprar las apreciadas artesanías africanas, que incluyen trabajos en ébano, hueso, mostacillas, piedra y cuero, no sólo de Sudáfrica, sino también de Namibia, Zimbabwe y el Congo. El lugar para encontrarlas es el área de Rosebank, donde está el Mercado de las Pulgas Africano y el mercado Rooftop, con artesanos siempre dispuestos al regateo.
Los interesados en saber más de la historia y la cultura de Sudáfrica pueden visitar Soweto, el distrito negro en el que residieron personalidades como Desmond Tutu y el propio Mandela, aunque no se aconseja ir solo. Se realizan visitas guiadas de medio día desde la mañana, que se pueden contratar en esta ciudad o directamente en Buenos Aires. También es posible visitar, a 15 minutos del aeropuerto de Johannesburgo, el Museo del Apartheid, sobre el régimen político de segregación racial que existió en Sudáfrica hasta 1994.
En un predio de siete hectáreas, el museo fue diseñado por un equipo interdisciplinario de curadores, cineastas, historiadores y diseñadores. Cuenta con una muestra permanente de documentos, como textos, fotografías y películas, en 22 salas. Está abierto de martes a domingos, de 10 a 17, y la entrada es de cinco dólares, para adultos.

Con seguridad...

En Johannesburgo no se recomienda caminar por la zona céntrica de noche por razones de seguridad, aunque los hoteles suelen estar ubicados en la zona norte, donde no existen inconvenientes para comer afuera. Las autoridades de Sudáfrica suelen advertir oficialmente a los viajeros que para visitar este país se requiere tomar los recaudos habituales de seguridad que se adoptan en otras partes del mundo: saber adónde se quiere ir antes de partir, particularmente de noche; cuidar las pertenencias; no caminar solo por zonas dudosas y cerrar la puerta con llave de noche. También se recomienda evitar el uso de joyas visibles y portar máquinas fotográficas o bolsos colgados del hombro.
Otra sugerencia es consultar con el personal del hotel o con la policía si las zonas por visitar son seguras. No se aconseja tomar trenes locales ni subterráneos.
Por Leandro Uría
De la Redacción de LA NACION

Datos útiles

Cómo llegar

Por avión US$ 899
Por South African Airways, con siete vuelos semanales, vía San Pablo.

Alojamiento

Los hoteles del centro de Johannesburgo están en el nivel de los de cualquier otra gran ciudad del mundo. También hay otras alternativas, como bed & brekfast y aparts. Por persona, con desayuno incluido, un hotel tres estrellas puede costar un promedio de 45 dólares; cuatro estrellas, 80 dólares, y cinco, 100.

Comida

Café expreso: 2 dólares.

Una comida (entrada, plato principal y postre) en buen restaurante de Sandton, 20 dólares
Una cerveza en un restaurante o bar cuesta 4 dólares. Y un combo de McDonald´s, con hamburguesa, gaseosa y papas fritas, 6 dólares.

Transporte

Si se va a alquilar un auto, hay que tener en cuenta que se conduce por la izquierda. El litro de nafta súper cuesta aproximadamente 0,75 dólar y las estaciones de servicio suelen estar abiertas las 24 horas. En Sudáfrica los taxis no circulan en las calles. Hay que llamarlos en los hoteles o tomarlos en las paradas.

Cuándo viajar

En la sabana hay sol durante todo el año. Los veranos son cálidos, con frecuentes tormentas eléctricas. Los inviernos, en cambio, son secos y fríos.

Salud

La única exigencia sanitaria, vinculada con la gente que viene de lugares con fiebre amarilla, es que tengan la vacuna correspondiente. Desde la Argentina, los que visiten algunas áreas del norte del país deben tomar la pastilla contra la malaria.

En Internet

El auténtico club de leones

En Lion Park, se mira y también se toca
JOHANNESBURGO.- La vida intensa de una metrópoli como ésta no alcanza a opacar la conexión que existe entre Sudáfrica, un país famoso por los safaris, y la naturaleza.
Por eso una excursión al Parque de los Leones (Lion Park) puede ser el broche de oro de la visita a Johannesburgo.
A minutos de esa ciudad, inaugurado en 1966 y abierto todos los días, en este parque se puede ver, desde ya, más de 70 leones. Algunos bastante raros, como el león blanco. Pero también hienas, avestruces, chacales, jirafas, cebras y tigres, entre otros animales.
La entrada cuesta 10 dólares para adultos y 7 para chicos de 4 a 12 años; los menores, gratis. Se pueden hacer visitas guiadas o también recorrer el parque en auto particular, siempre recordando que los animales están sueltos, en un hábitat similar al natural. Y en un espacio especial se permite tocar a los cachorros de leones.

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