
COLLODI.- Auque todavía sin estrenar en la Argentina, la película de Roberto Benigni ha vuelto a poner de moda el personaje de Pinocho, el mismo que -hace más de 60 años- Walt Disney llevó también al cine en un film de dibujos animados.
El simpático muñeco de madera al que le crecía la nariz cada vez que decía una mentira, nunca pasó de moda en Italia, donde el burattino (marioneta) adorna las vidrieras de todas las jugueterías.
No existe niño italiano que no haya jugado con dicho muñeco y leído en la escuela, además, su tierna historia. Pero en ningún lugar de la península como en el pueblo de Collodi, Pinocho es objeto de tan unánime culto.
En todas las ediciones del libro, Carlo Collodi figura como el autor, pero su nombre verdadero no era ése, sino Carlo Lorenzini. El apellido Collodi lo tomó del pueblo donde pasó su infancia.
Collodi, en la provincia de Pistoia, región de la Toscana, se encuentra a 27 kilómetros de Florencia y 18 de las termas de Montecatini, muy visitadas por sus propiedades curativas y por el museo donde hay una sala dedicada a la pintura argentina. En esta ciudadela, antiguo burgo fortificado de finales del siglo XII, nació en 1826 Carlo Lorenzini.
Aventuras bien escritas
Era muy joven cuando se volvió aficionado al teatro y a la música, pero como ninguna de esas actividades le aseguraba el sustento, se dedicó al periodismo, otra forma de seguir siendo pobre, pero más divertida.
Su trabajo en el Giornale dei Bambini lo introdujo en la literatura infantil. Allí tradujo y publicó los clásicos cuentos de Perrault e imaginó las aventuras de un original personaje, Pinocho; así llamado porque había sido tallado por el carpintero Gepetto en un tronco de pino (pinocchio es, en realidad, la semilla del árbol). Desde 1880, fecha de aparición del personaje en el mencionado diario, Pinocho, como libro, fue traducido a más de cien idiomas y produjo el deleite de millones de niños. Pero no sólo por Pinocho es célebre el pueblo de Collodi. El turismo lo visita, además, por las bellezas naturales y la singularidad de la Villa Garzoni y sus exuberantes jardines. Vista desde la Valdinieovole, un valle verde y ondulado, las casas de Collodi parecen descender, como en una cascada de tejados rojos, por la ladera del monte Oddo.
La cima está coronada por el campanario de la iglesia de San Bartolomeo. Y a los pies de la ciudad, admirablemente insertada en el paisaje, se abre la fastuosa Villa Garzoni. Se trata de un típico ejemplo de residencia noble del siglo XVII, construida por Ottaviano Diodatti.
El conjunto paisajístico es uno de los más hermosos no sólo de Italia, sino de Europa, por la rica, compleja y refinada escenografía barroca que realzan las amplias terrazas y escalinatas, llenos de estatuas, flores, grutas y juegos de agua. Todo es armonioso y a la vez exultante. Recorrer los senderos, entre plantas exóticas, altas palmeras y cipreses, artísticas balaustradas, estanques de los que surgen figuras de faunos y ninfas, es poblarse las retinas y el alma de una dulce, inefable felicidad.
Entre los motivos ornamentales de esta prodigiosa ambientación sobresale la llamada Fama. Se trata de una colosal representación en piedra de un monstruo o deidad que parece lanzarse hacia el cielo y cuyas fauces arrojan un grueso chorro de agua.
Recuerdos de bon vivants
No falta el característico laberinto, un pequeño anfiteatro, y los bagnetti, sobre el jardín, donde se alinea una serie de pequeños recintos para el baño, de caballeros y de damas, donde es posible darse una ducha y reposar luego en salitas anexas con muebles de delicada factura. Antiguamente, una orquesta de cámara ejecutaba música barroca en un palco central, entreteniendo las abluciones de los huéspedes.
En lo alto del jardín, el suntuoso palacio acoge a los actuales visitantes en sus salones bellamente decorados, con su típica cocina y la cantina repleta de buenas bebidas. Los vinos de la Toscana figuran entre los mejores de Italia y allí se los puede degustar y aun adquirir en botellas de prestigiosas etiquetas.
Un paseo por la Toscana, región que no es sólo Florencia, Siena o Pisa, sino también ciudades pequeñas, pero tan atractivas como Lucca, San Gimignano, Volterra, Pistoia, Chianti, Pienza o Cortona, debe incluir necesariamente este antiguo burgo de Collodi, cuna de un célebre cuento infantil y de unos fantásticos jardines que parecen brotados, también, de la imaginación de un singular artista.
Datos útiles
Cómo llegar
En avión US$ 940 Hasta Florencia, de ida y vuelta, con tasas e impuestos. Hasta Collodi son 27 km.
En avión US$ 940 Hasta Florencia, de ida y vuelta, con tasas e impuestos. Hasta Collodi son 27 km.
Alojamiento
* * * US$ 120
Habitación base doble, en Florencia
* * * US$ 120
Habitación base doble, en Florencia
Más información
Ente Nacional italiano de Turismo (ENIT). Avenida Córdoba 345, teléfonos 4311-3542/2420.
Ente Nacional italiano de Turismo (ENIT). Avenida Córdoba 345, teléfonos 4311-3542/2420.
Antonio Requeni
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