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La Hoya: para los que esquían hasta en primavera

El centro de esquí cercano a Esquel se vistió de blanco y baja los precios para recibir turistas hasta mediados de octubre




La abundante nieve en polvo augura una temporada hasta el 16 de octubre

La abundante nieve en polvo augura una temporada hasta el 16 de octubre - Créditos: Daniel Flores

Al pie de la telesilla del Cañadón, en el sector más transitado de La Hoya, un grupo de siete esquiadores festeja el último fuera de pista con excitación triunfal. Hablan en inglés, están equipados para esquiar lo que sea y van detrás de un guía llegado de Utah, experto en expediciones de heliskiing y conocedor de la Patagonia. De cerca, una familia sin esquíes, pero con unos trineos de plástico naranja, los mira como a una misión extraterrestre recién aterrizada.
El Centro de Actividades de Montaña La Hoya, a 12 kilómetros de la ciudad chubutense de Esquel, es una estación de esquí mediana en la escala de los centros de esquí argentinos, con 60 hectáreas esquiables, 30 pistas y 11 medios. Es también un lugar único, donde se ven escenas como la anterior, por varios factores:
El geográfico: en La Hoya prácticamente no hay base. Desde la caja y el primer control de acceso, a 1430 metros, se asciende un importante trecho por una silla cuádruple hasta volver a descender un poco e “ingresar” en una especie de anfiteatro o gran cráter.
El recorrido de esa silla termina en la cota 1650, el verdadero corazón del centro, con el restaurante La Piedra, el sector de principiantes y la salida de otros medios para llegar a pistas muy fáciles, con mínima inclinación, y pistas altas, abruptas y salvajes, además de fuera de pista con nieve virgen, sin pisar, alcanzables casi sin caminar; por eso conviven bien familias de peatones con trineos y expedicionarios nórdicos. Todo se despliega por una cara sur relativamente resguardada del sol directo y en una zona con baja humedad, lo que preserva por más tiempo una nieve en polvo seca muy apreciada.
El histórico: aunque no es de los centros más desarrollados, La Hoya sí es una de las montañas más tradicionales en la Argentina. Tuvo su primera telesilla en 1974. Por eso se considera que cumplió 44 años, aunque ya desde la década del 50 algunos vecinos pioneros se las arreglaban para esquiar ahí, con mucho más sacrificio que en estos tiempos. El orgulloso Club Andino Esquel, fundado en 1952, es toda una institución local, rica en historia y en fotografías color sepia, comparable en trayectoria con los clubes de Bariloche.
El administrativo: otro aspecto diferente de La Hoya es que está administrado por el gobierno de Chubut. No es un predio privado ni una concesión, como los demás centros de esquí en el país. Lo maneja, más precisamente la Corporación de Fomento de Chubut (Corfo), ente autárquico encargado de políticas agropecuarias, pero que también se ocupa, por ejemplo, del tren histórico-turístico La Trochita, que sale desde la estación de Esquel.
No obstante, el actual gerente, Diego Alonso, es un esquiador de 45 años nacido, criado y fogueado en la nieve de La Hoya, de aquel semillero del Club Andino, cuando se debía subir en camiones y se pasaba la noche en un refugio de pocos metros cuadrados al calor de la salamandra.
“La administración estatal tiene puntos a favor y puntos en contra. Lo bueno es que no dependemos de la voluntad o de las espaldas de un empresario para invertir –dice Alonso, que fue instructor en Andorra y gerenció antes el centro de esquí Caviahue–. El estado tiene otro margen, sin desconocer que la situación económica es condicionante. No hay modelos cerrados: después de algunas experiencias con privados, que no resultaron bien, en este esquema público encontramos una forma de crecer y una buena relación precio-calidad sin ser deficitarios. Porque la verdad es que cuidamos que los números cierren para después poder ir a pelear las inversiones.”
La actual administración tiene entre manos un “plan director”, que incluye algunos medios nuevos, otros reubicados, más cañones para fabricar nieve y otras mejoras. “Vamos tratando de avanzar, algunos años se puede hacer más y otros menos. Es un plan ambicioso porque cambiaría la dinámica del cerro, lo modernizaría”, adelanta Alonso.
El estructural: en parte por su carácter estatal, La Hoya no es el sitio indicado adonde ir a bailar música electrónica en un after esquí glamoroso ni entretenerse con grandes acciones de marketing delineadas en Buenos Aires. La oferta gastronómica es más acotada que en otros centros. De hecho se limita al restaurante y cafetería La Piedra, en 1650, y el aún más básico Refugio del Esquiador, en 1850.
No hay sushi, pero sí una particularidad: la cocina de La Piedra está desde este año a cargo de Sabor Mapuche, un grupo de emprendedores culinarios mapuche, que además de la típica comida de centro de esquí (guisos, minutas, pizza), ofrece especialidades como kofke o panes rellenos y papas condimentadas con merken.
Todo un detalle por estos días, cuando Esquel está en el foco de la atención nacional por el caso Santiago Maldonado y por los reclamos de las comunidades mapuche en la Patagonia. El rostro del chico desaparecido a fines de julio se puede ver en carteles que demandan el esclarecimiento de la situación en toda la ciudad.
El económico: el valor de los pases es menor que en otros centros. En temporada alta, por caso, el pase diario para mayores costó 950 pesos. Ahora el cerro transita la temporada media y el costo es de 750, mientras que a partir del 11 de septiembre y hasta el cierre el se reducirá a 600 pesos, con buenas promociones por varios días (una semana, 2400 pesos).
Por supuesto, al evaluar estas ofertas siempre se debe recordar que el mapa de pistas y medios es más acotado que el de otros cerros con otros precios. En cuanto a la gastronomía, en La Piedra se come un menú completo por entre 200 y 250 pesos, lo mismo que se pagaría en cualquier restaurante de la ciudad.

Rumbo a la baja

La abundante nieve en polvo augura una temporada hasta el 16 de octubre

La abundante nieve en polvo augura una temporada hasta el 16 de octubre - Créditos: Daniel Flores

Durante el último fin de semana largo del 17 de agosto, La Hoya tuvo picos de movimiento con unos 2000 esquiadores. Ningún día de la temporada supera por mucho ese número y el promedio suele estar muy por debajo. Eso significa que hay menos filas para subir a los medios y que el clima, en general, es más bien familiar y relajado, cuando no directamente solitario, como puede resultar un día de semana alejado de las vacaciones.
En el único centro de esquí de Chubut, las buenas nevadas de julio permitieron esquiar durante la alta prácticamente hasta el estacionamiento (justamente una de las pistas más disfrutables). Y en las últimas horas del feriado de agosto comenzó a caer aún más nieve, como para ratificar los pronósticos optimistas que prometen política de pistas abiertas nada menos que hasta el 16 de octubre.
“Esta es una temporada como hace mucho no se veía, con fuertes nevadas. Venimos de diez años de sequía nacional, con poca nieve. Pero ahora parece que al fin se revirtió la cosa. Ojalá sea el comienzo de una racha”, dice Diego Alonso.

Datos útiles

Cómo llegar

Aerolíneas Argentinas vuela diariamente a Esquel. Tarifa, ida y vuelta, desde 5400 pesos, con tasas e impuestos. El centro de esquí La Hoya está a 12 km de la ciudad. Desde los hoteles, hay transfers ida y vuelta por 220 pesos, por pasajero.

Pases

En La Hoya, hasta el 10/9, el pase diario para adultos cuesta 750 pesos. para menores, 600. Por tres días, 1650 pesos (1350, menores). Del 11/9 al 16/10, el pase diario costará 600 pesos (menores, 450). Por tres días, 1300 pesos (menores, 1000).
Clases de esquí y snowboard, individuales, desde 1200 pesos (dos personas, desde 1900).
Caminatas con raquetas: paseo guiado de dos horas, desde la base, por un bosque de lengas que sorprende hasta a los habitués de La Hoya. Desde 650 pesos por persona www.fronterasur.net.

Dónde comer

EN ESQUEL
Don Chiquino: toda ciudad tiene su Chiquino, ese restaurante de pastas que siempre se recomienda, con aires de bodegón, una carta simple pero más que efectiva y un dueño atento a todo en el salón. En este caso, se agregan productos regionales, paredes cubiertas por antigüedades y recuerdos y un mago (Gonzalo), digno sucesor de René Lavand. En temporada, mejor con reserva. Av. Ameghino 1641; tel: 02945 450035.
Eloisa: el restaurante de Las Bayas, quizás el más recoleto hotel boutique en el centro de Esquel. Entre los hits, sorrentinos de ciervo, trucha arco iris, guiso de cordero en olla de barro y tarteleta de frutos rojos. 350-400 pesos por persona. Av. Alvear 985; tel: 02945 455800.
Legua 50: una de las novedades más interesantes en Esquel. Se puede empezar por el cordero braseado en reducción de oporto, pero hay más carnes, pescados y mariscos. Belgrano 491; tel: 02945 452875.

Qué comprar

Braese: “Algunos turistas no hacen excursiones, otros no comen afuera y otros no reservan hotel. Pero ninguno deja de comprar chocolate”, asegura Federico Braese, de la familia dueña de la fábrica de chocolate más tradicional en Esquel, con ya cuatro décadas entre cacao y pailas de cobre. También, dulces artesanales de grosella, corinto, mosqueta, sauco y más (55 pesos, 230 gramos). Emma, la más chica del clan, ya diseñó su propio chocolate con forma de spinner (90 pesos). 9 de Julio 1540; tel: 02945 451014.
Casa Los Vascos: entrar en esta tienda es toda una experiencia. En pleno centro de Esquel, es un gran almacén de ramos generales, como los de antes, donde se consigue desde ropa hasta tornillos, con maniquiés y mobiliario vintage. 9 de Julio 1000.

Más información

Secretaría de Turismo de Esquel: tel. 2945 451927; infoturismo@esquel.gov.ar;

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