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La quietud de Nono, ideal para vacaciones en familia

Hay cabañas, estancias, museos y todo lo necesario para pasarlo muy bien




NONO.- Como decía el inefable Hermann Hesse, la entrada cuesta la razón . Porque cuando el visitante entra en esta localidad de Traslasierra, donde todavía no hay lobos esteparios, existe una ligera pérdida de conciencia del tiempo durante la narcotizante siesta serrana, de las obligaciones mundanas, de las dolencias del cuerpo, del alma y de otros demonios.
Nono tiene magia. Mucha. Ya desde la ciudad de Córdoba, donde se toma el transporte para llegar hasta acá, comienza a sentirse un aire diferente que, luego comprobará el desprevenido turista, se convierte en un estado de ánimo que atenaza el alma.
Es que para llegar hasta aquí hay que hacer poco más de 150 kilómetros por el bellísimo camino de las Altas Cumbres, a 2200 metros de altura sobre el nivel del mar, donde cóndores indómitos parecen tener el derecho de admisión. Por ahí se atraviesa Pampa de Achala y el Parque Nacional Quebrada del Condorito, que es el área de reproducción más oriental del cóndor andino, el águila escudada y el halcón peregrino.

Paseando por la aldea

Y mire si será linda la zona que después de todo lo contado, aparece Nono, un pueblo con aspecto de aldea todavía, de aldea amigable, donde las delicias del lugar son las nueces y el aceite de oliva, y para comprar, productos textiles y cerámicas.
Los chicos pueden encontrar en esta zona en lugar ideal para divertirse y aportar un poco de cultura a sus vidas. Veamos. El Museo Rocsen es ideal para ellos: miles de metros cuadrados donde hay de todo, desde una momia hasta latas variadas, pasando por elementos de precisión, juegos antiguos y todo lo que se le ocurra a la imaginación más fecunda.
En enero se realiza el Encuentro Nacional de Escultores y en febrero, el de pintores, con la particularidad de que los artistas hacen sus obras e instalaciones ante los ojos de los turistas y luego quedan en la plaza central para siempre.
Las bicicletas son casi necesarias para pasar buenos momentos en Nono y para los más osados siempre están los caballos de alquiler.
Y hablando de osadía, el río de los Sauces cuando se junta con el Río Chico de Nono, tiene 14 kilómetros de playa de arenas doradas y aguas límpidas, cálidas y muy poco profundas, justas para que los padres lleven a sus hijos sin miedo.
En Nono todo es cabañas, porque el turismo ha explotado y nadie quiere quedarse fuera del negocio. Lo que en invierno es una aldea serrana sin demasiada diversión, a partir de diciembre cambia: restaurantes, hoteles, negocios, alquiler de burros...
En la Hostería Manantial, por ejemplo, los chicos tendrán tiempo de divertirse. Tiene bonitos departamentos con deck de madera, que dan a un parque hermosos. Hay juegos infantiles, piscina y senderos para el avistamiento de pájaros.
Por último, la estancia La Soñada es como su nombre: los chicos pueden andar a caballo como y cuando quieren, o despuntar el vicio de los juegos criollos, como sapo, tejo y bochas. ¿Un consejo? Venga.

Un haras para no andar de paso

NONO.- A pocos kilómetros del pueblo está una de las estancias más lindas de la zona: el Haras Ampascachi, donde los caballos peruanos de paso, pero made in Argentina, son la vedette.
Se trata de un establecimiento dedicado a la cría, exposición y venta de esos caballos, y a recibir al turista con una exquisita comida a cargo de Pachi Néster, tan delicioso él como lo que cocina. La dulce Patricia Gallardo es quien recibe a los turistas y los aloja en una de los 11 habitaciones con nombres de corceles, como El Cordobés, un brioso caballo que a veces y si le da la gana se deja montar. Jorge Alaimo es el recio y buen mozo anfitrión de campo y con quien hay que dialogar sobre caballos y monturas. Pero si Alaimo está en el picadero, Natalia y Pablo Imberti, los propietarios, pueden satisfacer todas sus dudas, mientras Walter, el mozo, sirve algunos tragos al atardecer, que en Nono son sencillamente únicos, salpicados con saladitos caseros hechos a base verduras frescas.
¿Quiere más? La casa es de mediados del siglo XIX y en su origen fue un convento de clausura. Los Imberti, amantes del arte y con encantador buen gusto, se preocuparon por rescatar todo lo que la casa tenía de original: herrajes, vigas, puertas, muebles, cubiertos, adornos y cerraduras, que no son comunes, sino que se trata de una madera que cae, trabando la puerta desde adentro, pero con posibilidades de abrirla desde afuera mediante un sistema de poleas.
Y la yapa es buena: se puede optar por jugar al golf: desde la estancia se ingresa en una de las mejores canchas: el Golf Club La Quebrada.

Datos útiles

Tarifas

Haras Ampascachi: US$ 190, por día y por persona, e incluye alojamiento, pensión completa (cuatro comidas, dos entremeses, bebidas con y sin alcohol), uso de la cancha de tenis, los espacios comunes y las instalaciones del Golf Club La Quebrada, con ingreso privado desde el predio; y actividades ecuestres conducidas por el personal de campo.
La Soñada: la tarifa para el verano sobre base quíntuple, con media pensión, $ 310 por día.

En Internet

Haras Ampascachi

Manantiales:

Mas información

Información Turística de la Municipalidad de Nono: (03544) 498040 /49833
(0351) 4616755

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