PIETRASANTA, Italia (Reuters).- Este tranquilo pueblo de la región Toscana se encuentra a un mundo de distancia de las ciudades llanas de violencia de Colombia, pero hay algo que, inesperadamente, los vincula: Fernando Botero.
El colombiano, uno de los artistas con vida más conocidos de América latina, ha utilizado las esculturas voluptuosas y pinturas de personalidades con una corpulencia cómica para dar prestigio a su Colombia natal, más allá de los conflictos internos del país. Botero también ha dado una nueva vida a Pietrasanta, por siglos un pueblo de trabajadores donde los cortadores de mármol italianos se han esforzado duramente en las canteras locales.
"Cuando llegué a Pietrasanta, esta plaza era un parque de estacionamiento y no había mucho más que un turbio restaurante", dijo Botero durante una entrevista en uno de los muchos cafés que ahora miran a la atractiva piazza central. "Había talleres de mármol y fundiciones de metal, pero el arte nunca llegaba a las calles, o al público", añadió.
Botero, de 72 años, ha pasado casi todos los veranos en Pietrasanta durante los últimos 25 años, trayendo a su familia a una atractiva pero modesta casa, mientras aprovechaba las fundiciones de prestigio mundial para crear sus inmensas esculturas de bronce.
Desde hace tiempo considerada la prima pobre de otras ciudades más glamorosas de la región toscana, como Florencia, Pisa y Siena, Pietrasanta se ha incorporado a la senda del turismo gracias a Botero, que llegó por primera vez cuando era un estudiante.
Influencia fundamental
"El arte italiano ha sido siempre una influencia en mi trabajo, especialmente en mis pinturas. No se puede ser artista e ignorar al arte italiano", dijo Botero.
El artista no fue el primero en descubrir Pietrasanta, que fuera visitada con frecuencia por Miguel Angel en búsqueda de mármol a principios del siglo XV, pero sí fue el primero en exhibir su arte aquí, y sin ningún costo.
"Ahora hay alrededor de 20 esculturas en la ciudad y aparecen en la guía Michelin", dijo el colombiano. Una de las más grandes obras de Botero es un desnudo de bronce que se reclina enfrente de la catedral románica, mientras que un corpulento guerrero romano con escudo y casco saluda a los visitantes en la entrada principal del pueblo.
Las postales presentan su arte en exposición en la piazza central y las fundiciones, cuando trabajan en sus monumentales esculturas. "Le debemos todo a Botero. Convirtió a Pietrasanta en un museo al aire libre", dijo un residente.
En este lugar tranquilo de la Toscana se exponen 20 esculturas; el paseo se recomienda en la guía Michelin