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Laponia se enciende con la aurora boreal

Muy cerca del Círculo Polar Ártico, en una región compartida por Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, se puede presenciar el fenómeno magnético, de noche




LAPONIA.– A quien no se metió en el agujero de un lago congelado después de unos quince minutos de estar metido en un sauna le queda sin llenar el casillero de una de las cosas que nadie debería dejar de hacer antes de morirse.
Pero en este lugar de la Laponia finlandesa (la región lapona está compartida por Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia), a 250 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico y a 1100 de Helsinki, son varias las asignaturas que podemos cumplir de una sola vez. Por ejemplo…sentirse Papá Noel conduciendo un trineo tirado por renos y en compañía de un genuino sami, que viste en serio (no se disfraza) sus clásicas ropas ancestrales; sentir la fuerza de seis perros alaskan husky arrastrándonos por bosques y praderas nevadas; o andar en moto de nieve trepando colinas en la noche polar a la caza de esas increíbles luces que bailan en el cielo durante la aurora boreal.
El sitio exacto se llama Kakslauttanen (www.kakslauttanen.fi) y está en las afueras de la ciudad de Ivalo. En finés su nombre quiere decir "dos frigoríficos de renos". Es un complejo de unas 400 hectáreas que por su ubicación integra "el óvalo de auroras", es decir la zona más privilegiada para observar las luces boreales.
Como este fenómeno se da en invierno -que aquí se considera entre el 1 de noviembre y el 30 de abril-, hay que ir en esa época. La temperatura promedio en el mes de enero es de -14º y puede llegar a los -40º, pero al ser muy seco el frío se resiste bien. Apenas salimos del aeropuerto de Ivalo nos acostumbramos a un paisaje que no cambia: todo es blanco, salvo la cinta asfáltica de la ruta. Los cursos de agua, lagos y lagunas permanecen congelados.
Al llegar a Kakslauttanen hay algo que señala el código de lo que se vivirá de aquí en más. Desde la recepción a la cabaña asignada, en una especie de barrio de casas hechas de troncos, llevamos las valijas deslizándolas en un trineo.
Una vez muy bien acomodados (con sauna exclusivo y todo) se impuso salir a recorrer el predio, con zapatos apropiados para la nieve y bien abrigados. Nos acompañó Sonja, la hija de Jussi Eiramo, el emprendedor que hace 43 años comenzó a construir en tierras fiscales lo que hoy es prácticamente una ciudad.
Es muy curioso ver cómo entre las cabañas, los árboles y esa inmensidad de nieve hay de tanto en tanto esculturas y objetos artísticos que complementan el paisaje. Es que anualmente el sitio es sede de un encuentro internacional de artistas que al terminar su estadía dejan allí lo que surge de su inspiración.

Iglús de cristal y de nieve

Las luces de la aurora boreal se ven de noche, siempre y cuando la energía solar, el polo magnético y otras razones astronómicas que no entendí lo permitan…¡Ah! y si el cielo no está cubierto por nubes. No hay manera de prever ni hora ni por dónde aparecerán las extrañas luces. Por esa razón construyeron unos iglús de cristal templado. Allí se puede dormir calefaccionado pero mirando el cielo. Es casi como estar a la intemperie pero mullido y sin frío. Obviamente quise pasar la noche allí. Y tuve suerte. La aurora boreal ya no es un casillero vacío en el balance de lo pendiente.

Sólo para valientes

Claro que si alguien quiere experimentar sensaciones más audaces también puede optar por un iglú de nieve, donde una piel de reno y una bolsa de dormir le ayudarán a pasarla bien. Adentro la temperatura oscila entre los 3 y los 6 grados bajo cero. Y el baño está afuera. Usted decide.
Los saunas (la mayoría de habla hispana los considera de género femenino pero no nosotros) son en Finlandia un ícono identitario. Se supone que en un país con cinco millones de habitantes hay dos millones de saunas. Cada uno presume de tener "el mejor sauna" así como cada chileno o peruano presume de hacer el mejor pisco.
Es que los finlandeses toman a sus saunas como espacios de sociabilidad. Allí conversan con amigos, conocidos o extraños. Pero también hacen negocios…¡y hasta se han organizado debates políticos que fueron transmitidos por televisión! Muchas veces todos desnudos, hombres y mujeres. También era frecuente –y todavía suele ocurrir– que las mujeres eligieran ese sitio para tener sus partos. Afirman que por razones de asepsia. Por eso también llevan a sus bebes de meses.
En mi caso fue un encuentro pudoroso. Una de las mujeres con quien compartí la experiencia ¡había nacido en un sauna! Eso sí, ahumado. Es que Kakslauttanen tiene uno de los saunas ahumados más ponderados del país.
Allí, sin chimeneas, sólo se quita el humo de los abedules ardiendo entornando la puerta. Por eso que por encima de la puerta de entrada el frente aparece tiznado. Luego de quince minutos viene el desafío: meterse en un agujero hecho en el lago cuya capa congelada es de 70 centímetros. El agua allí está a cuatro grados. Sólo con traje de baño y un par de medias que protegen la piel del contacto con el hielo…
No voy a negar que al primer impacto uno cree morir de una paro cardíaco, pero inmediatamente después del chapuzón podemos quedarnos así, de cuerpito gentil, parados sobre el hielo como si estuviéramos en Copacabana. Sencillamente sin sentir frío. Dicen que tomarlo como rutina alarga la vida en diez años.
El remate perfecto de ese día fue que una de las compañeras de sauna y baño helado, parada sobre la nieve y con apenas un traje de baño y una cerveza en su mano ¡cantó maravillosa un tango en finés!. El tango es increíblemente popular en Finlandia.

Perros, motos, esquí de fondo

¿Cómo? ¿Nunca anduviste en trineo de perros? Pregunta curiosa para destinarle a alguien que vive en climas templados. Por suerte la virginidad de esa experiencia es fácil perderla por estos lares. Hacia el campamento de los alaskan huskies partimos raudos.
No hay una característica física para describir a un perro de estos. Pero ¿cómo definimos pues a esta raza, si es que es una raza? Sus criadores dicen que se tipifican por el temperamento, por su actitud. Suelen ser cruzas. Y la sangre de sus ancestros y particularmente sus destrezas cuentan a la hora de calificarlos.
En fin…de los cobardes no se hizo la historia. ¿Pero cómo se maneja esto? Simple…los perros ya saben por dónde ir. Lo único que queda a nuestro arbitrio es frenar. Pisa uno una pequeña plataforma de pinches que se clavan en la nieve y frenamos.
Los renos son el mundo de los samis, es decir de la etnia que se considera la primera población autóctona de Escandinavia y que hoy habita en Laponia. Y tan son su mundo que ellos andan por la vida al ritmo de sus animales, de los que hablan con más pasión que de sus familias. La villa sami Purnumukka está a unos 40 kilómetros de Kakslauttanen.
Con un fuego en su tienda (similar a la de los pieles rojas que vemos en las películas de cowboys), nos recibió con las típicas ropas ancestrales Pentty Nikodemus, desde ese momento nuestro guía en el mundo de los renos. Enseguida nos acomodamos de a dos en los trineos y en fila india cada animal fue siguiendo a su líder, un ejemplar albino orgullo de su amo. Es albino albino. Fíjense que tiene hasta las pezuñas blancas, remarcó infatuado.
Ya de regreso, luego de recorrer muchos kilómetros, el relax fue cocinar panqueques en el fuego hecho en la tienda y escuchar a Pentty cantar jojk (tradicional música lapona) acompañado por su pequeño tambor.
Más adrenalina que un reno producen las motos de nieve, por cierto. A gran velocidad –cada cual manejando su moto–, guiados por un experto fuimos a la caza de la aurora boreal. Trepamos colinas, bajamos hondonadas, atravesamos cursos de agua congelados…nos encaramamos en pendientes. Ese día no vimos las esquivas luces, pero una luna inmensa en el horizonte nos dejó sin aliento. Y allí se mantuvo horas.
Es que algo curioso pasa con los astros en esas latitudes. El sol no termina de ponerse. Durante horas y horas el ocaso no se hace pleno. La tarde es eterna. Los colores rosados, anaranjados, rojos del cielo no terminan de asombrar.
La zona en la que está el complejo se llama Saariselkä y está considerada una de las mejores del mundo para practicar esquí de fondo. Hay 200 kilómetros de rutas de esquí, de los cuales 30 están iluminados. Cualquiera puede salir esquiando desde las mismas cabañas y, si lo necesita, tiene instructores.
Pero tanta agitación y esfuerzo tiene un premio. En el restaurante del complejo podemos disfrutar de platos típicos, como bife de reno, ensalada de salmón ahumado o pez blanco. Y de postre lo más recomendable es el queso lapón con moras.

Datos útiles

Cómo llegar
Finnair tiene vuelos de Helsinki a Ivalo, a 37 km del Complejo Kakslauttanen, donde se puede contratar el transfer desde el aeropuerto al momento de hacer las reservas. Existe también una combinación de tren desde Helsinki a Rovaniemi (asiento de Papá Noel) continuando luego en bus hasta Ivalo. El trayecto total es de 18 horas. También se puede ir en auto desde Helsinki a Kakslauttanen, pero son nada menos que 1070 kilómetros.
Dónde dormir
En el complejo Kakslauttanen se pueden elegir diversas alternativas para alojarse: Iglús de cristal (426 euros la noche para dos personas, con desayuno), cabañas (de mayo a octubre, 200 euros la primera noche y 173 las siguientes, para dos personas) o habitaciones comunes. También hay dentro mismo de las 400 hectáreas del complejo dos restaurantes de comida típica laponae internacional.

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por Redacción OHLALÁ!


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