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Lectores de viaje

Historias e imágenes en movimiento




EE.UU. "Visitar Nueva York incluye un paseo artificial -dicho figuradamente- por lugares recónditos del mundo, como nos muestra la fotografía; el Museo de Historia Natural contiene un tesoro de escenas de animales y culturas tan bien reproducidas que impresiona al espíritu. Un pasaje por la Gran Manzana no debe estar exento de una visita a esta joya cultural que es este museo", comenta Víctor Manuel Monti.

Viaje a Ulaan Bator, la capital más fría del mundo

Visité Mongolia como parte de un viaje entre Pekín y Moscú por tren, parando en diferentes pueblos a lo largo del trayecto. Al estar entre estos dos países la incluí en mi lista de lugares a visitar.
Mongolia, la tierra del gran Gengis Kan, es un país extenso, con una discreta población de alrededor de 3 millones de habitantes, de los cuales 1 millón viven en su capital, Ulaan Bator. Clima inhóspito, falta de acceso al mar, limitando sólo con Siberia al norte y China al sur, obliga al país a hacer esfuerzos sobrehumanos para poder desarrollarse.
El primer contacto con el país se produce en la frontera con China, en la ciudad de Zamiin Udd, donde los oficiales de Inmigraciones se suben al tren para recolectar los pasaportes. Cuando me lo piden comienzan a buscar la visa de ingreso y al no encontrarla me la exigen. En un lenguaje compuesto más de gestos que palabras intento explicarles que la Argentina no necesita visa desde hace un año. Obviamente me había informado antes de viajar, pero mi fuente no dejaba de ser Internet. Fueron 20 minutos tensos. Mientras esperaba solo en mi compartimento de 4 camas, escuchaba un acalorado debate en mongol en el fondo del vagón, donde la única palabra que llegaba a entender era arguenchinsky, arguenchinsky. En un momento dado, alguien menciona la palabra Internet, o al menos eso creo haber escuchado. El debate finalizó, y unos minutos más tarde tenía mi pasaporte sellado en la mano.
Saliendo de Zamiin Udd, el tren se adentró en el famoso desierto de Gobi, donde comenzaba a amanecer, y pude presenciar uno de los paisajes más hermosos que viví en Mongolia. Cielo azul, el sol asomando, el suelo de un color amarillo oscuro fascinante y sin rastro de vida alguna hasta donde me alcanzaba la vista. El frío es inclemente. En el invierno, la temperatura raramente pasa de los -15°C. Pero yo podía observar todo esto cómodamente desde la ventana, desayunando y a una temperatura agradable.
Pasado el desierto aparecen los primeros gers, la típica carpa mongol. La cultura nómade sigue bastante arraigada en pleno siglo XXI.
Luego de 26 horas de viaje llego finalmente a Ulaan Bator. No es precisamente una ciudad pintoresca. Casas humildes, autos viejos, calles sucias, tráfico caótico. Sin embargo la ciudad tiene su encanto. En el centro está la plaza principal, la plaza Sukhbaatar, en honor a Damdin Sukhbaatar, quien liberó a los mongoles de la opresión China a principios del siglo XX. En el extremo norte de la plaza está el palacio de gobierno, custodiado por un gran monumento a Gengis Kan, flanqueado a la izquierda por su hijo Ogodei Kan y su nieto Kublai Kan a la derecha, este último líder del mayor imperio que haya existido en el mundo, el gran imperio mongol.
Al día siguiente me levanto temprano para visitar el monasterio Gandantegchinlin y presenciar una misa budista (80% de los mongoles pertenece al budismo).
Para mi sorpresa amanezco con unos -37°C. Ulaan Bator es la capital más fría del mundo y no es raro tener temperaturas bajo 0 en pleno verano. La ropa se endurece, la nariz se congela, mi aliento forma una escarcha alrededor de mi bufanda en cuestión de segundos, todo una experiencia. El monasterio Gandantegchinlin es uno de los pocos que sobrevivió al siglo XX, ya que el comunismo soviético se encargó de destruir la mayoría y aniquilando también más de 10.000 almas. Antes de las 9 de la mañana, desde una torre dos monjes budistas tocaban continuamente un gong y un instrumento en forma de cuerno para llamar a la población. La ceremonia budista fue todo una experiencia, tan exótica para mí como para los locales ver un occidental, ya que algunos no dejaban de observarme.
Antaño, Mongolia era el epicentro del mayor imperio contiguo sobre la Tierra, llegando a conquistar prácticamente toda Asia y teniendo en vilo a Europa por varios años, a la que estuvo también a punto de dominar. Hoy, un país pobre, que debe hacer sacrificios para subsistir y desarrollarse. Los gobiernos y el poder son finitos.
Por Lionel Wachs

Dolores, ciudad que no miramos

Aunque nací y vivo en esta ciudad recién la descubro. En mi caso, que me apasiona viajar, me asombro y recorro ciudades que quedan en mi retina por mucho tiempo, mientras he transitado por ésta sin apreciarla y valorarla.
Su ubicación geográfica es inmejorable: está a mitad de camino de las ciudades más importantes como Buenos Aires, Mar del Plata, La Plata, Tandil o la costa atlántica. Nombrada Primer Pueblo Patrio, data de 1816 y su fundación la convierte en una localidad rica en historia y edificación. Luego de una denodada lucha entre Rosas y Castelli (de ahí el nombre de nuestra plaza principal) este último perdió su cabeza, que quedó colgada donde hoy se erige la pirámide declarada monumento nacional. Edificios como el Palacio de Tribunales -construido con columnas dóricas y jónicas-, nuestra iglesia de estilo románico, el edificio del Tiro Federal o la vieja estación (1874) hacen maravillas a la hora de lograr una buena fotografía.
Miles de turistas pasan por aquí en feriados y vacaciones, pero ignoran cuántas atracciones contiene. Por ejemplo, el parque Libres del Sur es un remanso con estatuas en su lago, un monumento a la Virgen de los Dolores (de allí el nombre de la ciudad), un anfiteatro y juegos para niños. Un poco más lejos, el Paseo de la Guitarra es otro parque hermoso; su nombre se debe al famoso compositor Abel Fleury. Y en el lago Parque Náutico se realiza cada año el Encuentro Nacional de Kayakistas. En este momento se están proyectando termas, creando un complejo de gran magnitud, teniendo ya la Fiesta de la Guitarra, carreras automovilísticas y la inminente inauguración del hipódromo.Y nuestro teatro Unione (bellísimo) es casi un pequeño Colón, también el más antiguo de la Argentina (1876 y 1913), de tipo lírico italiano, finamente decorado, con foso para orquesta y excepcional acústica. Me siento orgullosa de mi ciudad y se las presento para que cuando pasen por ella se detengan a mirarla, como en este caso hice yo.
Por Ana M Bertucci

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