Lujo y relax bajo el sol de Bahía
Lejos del Brasil autóctono del Nordeste, ese inmenso complejo garantiza el descanso en hoteles y posadas de categoría
24 de diciembre de 2005
COSTA DO SAUIPE.- Cualquier turista distraído podría sentirse en Cancún, o en cualquier otro sitio donde la mano del hombre le haya quitado espacios a la naturaleza. Diferente del Brasil de playas populosas, del Brasil rústico que se respira generalmente en esta zona del Nordeste, Costa do Sauipe es un inmenso complejo cercado y vigilado donde el descanso se disfruta en hoteles de categoría separados entre sí por caminos de asfalto. Un paraíso inventado en la línea verde del litoral norte de Bahía, a una hora en auto o en ómnibus desde Salvador.
Ocupa 172 hectáreas; alberga seis kilómetros de playa, cinco grandes hoteles y seis posadas. "Más del 50% de los turistas son brasileños -explica Raúl, en la conserjería de uno de los hoteles-. Sin embargo, en el último tiempo recibimos cada vez más visitantes de Estados Unidos, Europa y América latina. Es que aquí la gente opta por cadenas hoteleras internacionales y, además, puede realizar actividades en familia en un ámbito seguro."
La arena es muy blanca; el agua, tibia. El río Sauipe es vecino del lugar, y por eso hay zonas de oleaje sereno en las que generalmente disfrutan los más chicos. Los turistas vienen en familia, aunque también hay mieleros. El clima casi nunca traiciona, pero dicen los lugareños que cuando esto ocurre la gente elige actividades que se realizan en el centro ecuestre (se puede ir con los caballos a la playa), el náutico (hay canoas, kayak y otras formas de disfrutar del agua), o en el Marriott Spa, al que pueden acceder todos los turistas, independientemente del hotel que hayan elegido.
A pesar de percibirse distante del Brasil autóctono, el que baila en las calles, el centro de Costa do Sauipe -llamado Vila Nova da Praia- tiene algo de Salvador en sus fachadas de colores. Allí, en una oficina de turismo, una empleada ofrece opciones para salir de excursión. "Las propuestas abarcan desde paseos por el río Sauipe, en canoa, hasta visitas a Praia do Forte (allí hay un proyecto para la preservación de tortugas marinas), la Reserva de Sapiranga, o algo totalmente distinto como las ruinas de Castello García D´Avila, del siglo XVI."
Hay también excursiones de pesca oceánica, recorridos en catamarán y, obviamente, paseos a Salvador de Bahía. Sin embargo, para los que no piensan en moverse del complejo, en la Vila abundan los eventos preparados para el turista, como los recitales de música popular o las demostraciones de danza que se ofrecen cada tarde. El centro imita una villa típica bahiana, con tiendas, bares y restaurantes a los que se llega caminando o utilizando ómnibus que circulan por todo el complejo. En las calles, algunas lugareñas preparan beijús (a base de mandioca) y acarajés (masa de frijoles). Una tarotista atiende a sus clientes en una mesa de la plaza principal, y se encuentran tiendas que ofrecen masajes a toda hora.
Datos útiles
Cómo llegar
En avión, hasta Salvador de Bahía (desde US$ 500). Hay ómnibus exclusivos que trasladan a los turistas hasta el complejo.
Alojamiento
El complejo cuenta con cinco hoteles de cadenas internacionales. También hay opciones que ofrecen más intimidad, como las posadas.
Hoteles, desde 120 dólares la habitación. Hay paquetes que incluyen acceso al golf, spa y media pensión, que rondan los US$ 170 por día. Algunas agencias ofrecen paquetes con pasaje aéreo y precios especiales para turistas de América latina.
Golf y tenis
La cancha de golf, construida sobre las dunas de la costa, tiene 18 hoyos, ocupa 66 hectáreas y cumple con las exigencias de cualquier torneo internacional. Y en épocas de certámenes de tenis gana visitantes, ya que aquí se juega el Abierto de Brasil.