Son las siete y veinte de la mañana y escribo el post habiendo recién llegado a mi casa.
Exactamente, no sé cómo voy a seguir viviendo el día de hoy. Creo que no lo voy a lograr y voy a dormirme en la cola del banco. Menos mal que no tengo pacientes. Estuve pilla y los acumulé todos entre ayer y el lunes.
Les cuento?
Ayer a la noche nos encontramos en Novecento, como habíamos arreglado. A la tarde me había mandado un mail confirmando todo (les aseguro que cuando vi su nombre en mi inbox creí que me iba a suspender y no me gustó nada). A eso de las 9 y media ya estábamos ahí.
Pedimos una entrada y me preguntó si quería champagne. Avanti con el champagne, obvio que quería.
Hablamos un buen rato.
El tipo es Ingeniero Industrial, bastante paquetón y divertido. Es un poco ñoño y lo reconoce. Es como si un día se hubiera dado cuenta de que es medio dormido y haya querido cambiar. Entonces, tiene un humor inocente, básico, pero genuino y me hizo reir mucho en algunos momentos.
Da clases en la UCA y no sé en qué empresa trabaja (ese tipo de datos se me borra al instante).
Como les conté el otro día, se acaba de separar luego de no muchos años de matrimonio pero sí de muchísimos años de relación (¡estuvo 12 años de novio antes de casarse!!).
¿El dato de color? Su ex mujer es la primera con la que se acostó en su vida. ¡La primera de dos!. De hecho, se separaron porque él conoció una chica en la facultad.
Estuvo con ella y no pudo soportar no contárselo a su mujer, que lo perdonó rápidamente, pero él no pudo. Como que se dio cuenta de que necesitaba conocer el mundo, juntar experiencia. Que no estaba enamorado y que quería dejar de dar las cosas por sentado y de asegurarse el futuro.
A la vez, me contó que no está en su naturaleza la cosa de la joda loca, que no le atrae el sexo ocasional por más que quiera y que es muy inmaduro emocionalmente. Me confesó:
"No es que busque una relación estable, pero por ejemplo, hasta hoy creí que vos y yo íbamos a comer rápido para salir volando a la casa de alguno de los dos y tener sexo desenfrenado, pero ves, ahora me encantás y quiero quedarme mil horas acá hablando, y después ver y ya me imaginé lo que podemos hacer el sábado".
Me hizo reir. Podría haberme espantado, pero me hizo reir. Me debo haber puesto colorada como un tomate.
Hablamos un rato más, más que nada de él (pero ojo, porque me pareció genial todo el cuento. Cada dos por tres me decía "¡contame algo vos, por favor!") y después nos fuimos. Como yo estaba sin auto, fuimos al suyo y me preguntó si quería ir a su casa.
Me quise hacer la pensativa pero me debe haber salido pésimo porque arranco a la voz de "ok, vamos".
Está viviendo en un departamento por ahí cerca que es de los padres. Está vacío pero es muy lindo. Lo mejor fue encontrar una colección de discos INCREÍBLE. Siempre me sorprendo cuando encuentro una persona tradicional y paqueta con un gusto musical exquisito. No sé por qué, seguro que la equivocada soy yo.
Hablamos mil horas sobre eso. Escuchamos mil canciones y en un momento, con Annie Lenox de fondo nos dimos mil besos.
Mil besos que no pasaron de eso. Que se intercalaron con 3 nespresso espectaculares, y más música, y un poco de Friends (hablado) recordando episodios.
Me trajo a casa a las 6:30. Bajé del auto y me dijo "¿tenés planes para el sábado?" Le contesté que no, pero que confiaba en él y en todo lo que se había imaginado en Novecento.
Me sonrió y pensé "qué fuerte que estás".
Subí, me bañé, me puse el camisón y acá me tienen, con el mate en la mano, esperando a que sea mañana.