En 1228, el rey portugués Dom Dinis obsequió como regalo de bodas a su futura esposa, doña Isabel, el pequeño poblado de Obidos, del cual se había enamorado poco antes, cuando lo visitó por primera vez. Posiblemente no exista novia que se resista a los encantos de este pequeño pueblo amurallado, ubicado en lo alto de una colina, que se destaca con su acueducto romano desde la autopista A8, en medio del paisaje rural de la Estremadura portuguesa.
Obidos es tal vez la ciudad con mayor encanto de Portugal, aunque antaño fue una fortaleza romana, luego un poblado visigodo y, más tarde, fue ocupado por los árabes, que diseñaron el intrincado trazado de sus calles. La circulación es exclusivamente peatonal, aunque los habitantes pueden acceder en automóvil, ya que existe un estacionamiento justo fuera de la puerta principal de la ciudad para autos y ómnibus de turismo.
Aunque se aconseja pernoctar en este atractivo lugar, un día es suficiente para recorrerlo íntegramente. El paseo comienza al traspasar la Porta da Vila, antigua puerta de la ciudad, cuya piedra se continúa a ambos lados con la muralla que la rodea por completo. Esta, erigida por los musulmanes, es parte de la visita, ya que tiene ancho suficiente como para caminar por ella, recorrer por completo el perímetro cuasi oval de Obidos y observar el interminable paisaje rural.
Las angostas calles de roca gris pulida están determinadas por los frentes de casas blancas bordeadas de azul o amarillo, y agrupadas en irregulares manzanas de forma y desnivel dispar. Flores color rosa, lila y rojo intenso emanan de enormes plantas de santa rita y otros especímenes propios de la región, contenidos en pequeños jardines internos, visibles desde la muralla.
En el extremo opuesto de la Porta da Vila se encuentra el Castillo, levantado por Dom Dinis, que es actualmente uno de los hoteles históricos de Portugal, conocidos como pousadas. Numerosos comercios de suvenires, artículos de cuero y corcho o bodegas del típico licor de guindas de Obidos alternan con bares, posadas, restaurantes, algunos museos pequeños e iglesias del Medievo.
Si se tiene la suerte de visitar Portugal, Obidos es un destino obligado, de fácil acceso y ubicado a sólo 90 km de la hermosa Lisboa. Imperdible.