Viajar por el sur de Chile es poder apreciar una de las cuatro áreas de fiordos que existen en el planeta. Sólo Noruega, Canadá, Argentina y Chile poseen fiordos, y es bellísimo poder apreciar las diferencias y similitudes de esas maravillosas entradas del mar en la montaña.
El paisaje congrega agua verde y cielo azul entre las montañas y las termas que emergen por acción de los volcanes. Las lluvias son frecuentes, pero nuestro viaje contó con días de sol radiante, además de colores que cambiaban permanentemente.
Los pequeños caballos de Chiloé, que parecen ponies, son domados por medio de la palabra, y es interesante apreciar ese sistema, que no recurre al látigo ni a otros elementos coercitivos.
Lagos, ríos, mar, montaña y volcanes conviven en una mixtura casi lujuriosa.
Las leyendas son una fuente importante de entretenimiento, aunque parece que los lugareños se las toman muy en serio. Y el traslado de casas es otro pintoresco capítulo, con seis bueyes que las llevan de un sector a otro de la isla, armadas y todo, con gente del pueblo que acompaña la mudanza.
Cuando quise saber si no era más práctico vender la casa y comprar una nueva en otra ubicación, muy extrañados por mi pregunta me contestaron que esa casa ya estaba limpia de fantasmas y malos espíritus, y es muy difícil y costoso hacerlo.
SEGUIR LEYENDO
Gala del Met: los 15 looks más impactantes de la historia
por Romina Salusso
Kaizen: el método japonés que te ayuda a conseguir lo que te propongas
por Mariana Copland
Deco: una diseñadora nos cuenta cómo remodeló su casa de Manzanares
por Soledad Avaca Cuenca
MasterChef Argentina: el paso a paso para hacer la receta del risotto
