Pasión por el arte

Hasta 1993 los casi 800 cuadros del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza constituían una de las colecciones privadas más grandes del mundo. Ese año la adquirió el Estado español por 350 millones de dólares, incorporándola al magnífico acervo cultural de ese país. Para su instalación definitiva se eligió el antiguo Palacio de Villahermosa, una estupenda construcción neoclásica de comienzos del siglo XIX, que fue remodelado por el arquitecto Rafael Moneo adaptándolo a las funciones propias de un moderno museo.

La colección es el resultado de la pasión por el arte del barón Hans Heinrich y de su padre, el barón Heinrich. Este inició la colección en la década del 20, dedicándose especialmente al arte antiguo y reuniendo, hasta 1947, año de su muerte, más de 500 cuadros.

Posteriormente el actual barón se concentró en incorporar nuevas obras, con especial énfasis en el expresionismo alemán, de la vanguardia rusa y de pioneros del arte abstracto.

Un recorrido cronológico permite al visitante seguir los movimientos y corrientes más importantes de la pintura, partiendo de la segunda planta, que presenta las obras del Renacimiento y el Clasicismo, desde Duccio y los discípulos de Giotto hasta la pintura veneciana del siglo XVIII. Un notable aporte es la presencia de obras de las que carecen los museos españoles, en particular del Renacimiento alemán y pintura holandesa del siglo XVII.

La primera planta ofrece en sus 19 salas una concentración de obras que parten de Franz Hals, en el siglo XVII, a Max Beckmann, en el siglo XX. Junto a aquéllos se exhiben obras impresionistas, trabajos de pintores ingleses como Lucien Freud y Bacon y pintura norteamericana del siglo XIX.

En la planta baja están las pinturas del siglo XX, con ejemplos del cubismo, dadaísmo, futurismo y surrealismo.

Edgardo Kleinman