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Placeres extremos

Los que saben dicen que este balneario es el mejor para practicar ciertos deportes, como el kitesurf; aprender el abc del polo, o remontar las dunas en veloces camionetas




PINAMAR.- Hay lugares que se prestan para practicar deportes extremos o de mucha adrenalina, y Pinamar es uno de ellos, porque la oferta de recursos en este balneario es ilimitada: las olas son perfectas para aprender a surfear, los vientos son suficientemente fuertes como para adentrarse en el mundo del kitesurf, los médanos son ideales para las travesías en camionetas 4x4 o cuatriciclos y, además, el partido cuenta con una de las mejores canchas de polo para taquear un rato.
Entonces, qué mejor momento para practicar estos deportes que durante el verano, cuando la gente anda en busca de aventuras y nuevas experiencias.
Así, por ejemplo, al norte de Pinamar, en el balneario Sport Beach funciona desde hace cuatro años la escuela Agua Save The Whales, donde los turistas pueden aprender kitesurf, un deporte náutico relativamente nuevo que consiste en saber dominar el viento con un barrilete para así surfear y hacer piruetas en el agua sobre una tabla similar a la de surf, pero más pequeña (mide alrededor de 1,15 metros).
Si bien no es un deporte sencillo, los instructores de la escuela aseguran que con actitud y determinación se logran resultados asombrosos: "Dominar la vela en tierra es sencillo. Lo que más cuesta es salir andando con la tabla en el agua", explica a LA NACION Federico Merino, uno de los profesores.
La escuela ofrece cursos de cuatro clases individuales como mínimo, porque una sola lección no es suficiente para enseñar el abc del del kitesurf. Para ello, provee a los alumnos de todo el equipo necesario para desafiar las olas y el viento (sucundun, sucundun): una vela, una tabla, un arnés -que sujeta el cuerpo con el kite-, un traje de neoprene, un casco y un chaleco salvavidas.
"A partir de los 13 años, todos pueden aprender. Y éste es un buen lugar para hacerlo, porque prácticamente todos los días sopla viento", dice Merino.
En efecto, a lo largo de estas playas siempre se puede disfrutar del espectáculo que brindan varios kitesurfers que, contra viento y marea, regalan al público maniobras que los arrojan de una ola a otra con una naturalidad sorprendente.
Un deporte náutico un poco más tradicional, que nunca pasa de moda, es el surf. Y la escuelita para aprender a practicarlo se ubica en el parador Robinson Crusoe, al sur del partido, desde hace nueve años.
"Antes era muy raro ver en Pinamar a chicos surfeando. Pero poco a poco se fue juntando gente con ganas de aprender y entonces se creó la escuela", recuerda Pedro Estanga, uno de los dos coordinadores del lugar, que además cuenta con siete instructores.
A diferencia del kitesurf, Estanga asegura que en una sola clase ya se puede barrenar una ola parado sobre la tabla. "De todas formas ofrecemos cursos de seis clases, en los que se enseñan los conocimientos mínimos e indispensables como para que después cada persona sepa cuándo es conveniente salir a surfear", dice.
Es que, según cuenta, en este deporte la dificultad pasa por un tema físico, que tiene que ver con cómo uno se maneja en el agua: "Lo más difícil en el surf es aguantar y saber manejarse dentro del agua. Uno tiene que poder leer un poco el mar, para saber en qué momento entrar o cuándo pasar la rompiente", señala.
Como ningún otro balneario de la costa atlántica, el mar de Pinamar es ideal para aprender a surfear: "Hay bancos de arena para que los más chicos hagan pie, las olas no son demasiado grandes y no hay piedras ni escolleras como en Mar del Plata. Este es un lugar súper seguro para el aprendizaje", finaliza.
Por último, para los que al igual que los gatos, detestan el agua, una buena alternativa para que por sus venas circule más adrenalina que sangre es andar a caballo y a todo galope en la cancha de polo del barrio cerrado La Herradura, donde todos los fines de semana cuatro equipos juegan un torneo "a la americana", es decir, todos contra todos. "Para poder participar sólo hay que pagar un fee. Y quienes no tengan experiencia en el juego pueden tomar clases cualquier día de la semana, salvo los lunes", indica Miguel Bourdieu, que organiza los torneos.
Según cuenta, la particularidad de esta cancha es que está hecha sobre un médano, por lo que llueve o truene, siempre se puede jugar sobre ella: "Debajo del pasto hay cinco metros de arena.
"Cuando llueve, el agua se filtra rapidísimo y la cancha queda seca. Por eso, este es el único lugar del mundo en donde pueden caer 100 mililitros de agua y una hora más tarde, dar comienzo a un partido", asegura.

Las mejores olas

Como ningún otro balneario de la costa atlántica, el mar de Pinamar es ideal para aprender a surfear: las olas no son demasiado grandes, y no hay piedras ni escolleras como en Mar del Plata.

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