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Playa, relax y música

Casi todos los balnearios del sur de Pinamar ofrece un atractivo más para los veraneantes: grupos que tocan en directo para que cada tarde se pueda estar más cerca del paraíso




PINAMAR.-El programa no tiene un sola falla: "Hay minas, sol y encima es gratis. Completísimo", dice Tomás, un rosarino de 31 años, mientras disfruta de una banda en vivo en una de las playas del sur de Pinamar. No se equivoca: se los mire por donde se los mire, los recitales de música entre el mar y la arena resultan siempre atractivos. Y los afortunados veraneantes de estos pagos pueden disfrutar todos los días de esta temporada de alguno de ellos.
La oferta diaria de bandas en vivo se concentra en los paradores ubicados entre el muelle de Pinamar y Ostende, en la zona conocida como "las playas del Sur" del partido. Allí, a partir de las 16, varios grupos ofrecen sus repertorios y la música se convierte en el trasfondo de una tarde perfecta.
"Escuchar música así es otra historia. Es mucho más relajado que ir a los recitales grandes, que son siempre un descontrol", sostiene Juan Ignacio Estrada, de 23 años, con un vaso de gaseosa en mano ¡que tiene gas! "Esa es otra ventaja. Vos reíte, pero te juro que en los estadios grandes la gaseosa es intomable", agrega con humor.
La característica de estos espectáculos es el clima de relax que logran suscitar en el ambiente. "Todo es muy tranqui y muy alegre, en sintonía con la buena onda que la playa trae", sostiene Sofía Bottan, de 18 años, mientras escucha, en el parador Playas del Sur-Parador Náutico, a una banda que hace covers de Bob Marley y The Police. "Además, es un placer estar cómodo, sin que la gente te empuje", opina.
En efecto, el público se sienta en sus sillas, se acuesta en pareos y toallas o simplemente se tira sobre la arena, para apreciar el espectáculo sin ningún tipo de incomodidad. A lo sumo, los que están en el piso reciben un poco de arena cuando un vendedor ambulante pasa demasiado cerca. Pero son tantos los panchos, choclos y bebidas que la gente consume mientras escucha a las bandas, que nadie se anima a levantar una queja por un poquito de arena.
Entre el público predominan los jóvenes que sacan provecho de la situación. "Está bueno para fichar chicas lindas durante tiempo prolongado", dice Esteban Trabe, de 17 años, mientras escucha una banda pop que toca en el parador Robinson Crusoe y mira hacia un grupo de chicas que están "entre siete y ocho puntos", según su criterio.
"Nosotras no miramos tanto a los chicos. A los que sí chequeamos es a los músicos, que casi siempre tienen onda", confiesa divertida Maia Bueires, de 16 años, que junto con dos amigas no se pierden ningún recital, "por más sexies que sean los que tocan".

Ritmo de verano

Es que los grupos suelen ser poco conocidos, pero la propuesta les permite tener llegada a mucha gente. "Para nosotros, tocar en los paradores es una oportunidad buenísima, porque logramos que nos escuchen personas que nunca antes lo habían hecho", cuenta Federico Quian, bajista de Radio Ska, una banda que tiene poco más de un año de vida y que toca música ska jamaiquina instrumental -una onda similar al reggae, pero un poco más movido- en el parador Punta Cali.
Así, la fiesta de acordes y ritmos que invade la playa por las tardes es un jolgorio único y el sol brilla para todos por igual. Tal vez por eso, los músicos se aseguran de no desentonar con el lugar: en el mejor de los casos, usan ojotas, pero la mayoría toca descalzo, con bermudas y musculosas.
Por otra parte, entre la gente que se acerca a ver a los músicos, siempre sobrevuela la esperanza de ser testigos de una banda que se las trae. "Mirá si estos grupos después se hacen grosos y uno puede decir ¨¡yo los vi en Pinamar cuando no eran nadie!¨", se ilusiona Costanza Espin, de 19 años, de Bahía Blanca. "Todas las bandas empiezan así, y es bueno poder disfrutarlas relajado, y no entre un mundo de gente", señala José Ignacio Palermo, que vive en la localidad de Martínez.
A través de este tipo de giras, por ejemplo, el grupo de rock Los Tipitos dio sus primeros pasos en la costa de Villa Gesell. Así que en una de esas, hay muchos más tipitos por venir...

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