Punta del Este se prepara para el verano
Aunque se esperan menos argentinos que en años anteriores, Punta del Este mantiene los beneficios, diversifica su público, apuesta a eventos clásicos y avanza con nuevos proyectos de lujo
14 de noviembre de 2014
Teresa Bausili
Puentes cerrados, cepo cambiario, percepción de la AFIP, dólar en escalada y demás sinsabores signaron la relación argentinos-Punta del Este en los últimos años. Para colmo, el tiempo no ayudó y en febrero último llovió prácticamente todos los días en el balneario uruguayo.
Así y todo, el argentino nunca dejó de volver al lugar de sus amores. A esa fidelidad apuntan del otro lado de la orilla, cuando la temporada asoma tímida y, al igual que en el verano último, poco alentadora.
"Todavía estamos a la expectativa. Los alquileres vienen lentos, pero por otro lado hay que tener en cuenta que la gente no es tan previsora como antes, que muchos planifican a último momento sus vacaciones y que incluso esperan hasta el último minuto para conseguir buenas ofertas", dice Andrés Jafif, presidente de la Asociación de Inmobiliarias de Punta del Este (Adipe), entre la esperanza y la resignación.
Aunque los alquileres manejan los mismos precios de hace un año, y el gobierno mantiene los incentivos que lanzó en la última temporada (ver recuadro), Jafif reconoce que el balneario "ha perdido la franja de clase media alta argentina.
"Las casas de primera fila frente al mar, las más caras, ésas se alquilan siempre. El resto no. Aunque algunos alquileres en Punta del Este no se alejan demasiado de los precios que por ejemplo hoy se manejan en la costa atlántica, lo que es caro en Uruguay es el costo de vida: llegar hasta acá, la nafta, las comidas", admite Jafif.
María A. S., 40 años y madre de tres hijos, dice que este año prefiere irse a Miami porque le sale casi lo mismo que cruzar el Río de la Plata. "Siempre nos vamos la primera quincena de enero, cuando los alquileres están más altos y una casita en Montoya no baja de 7000 dólares. No sólo eso: a mí me gusta salir, vamos mucho a comer afuera, me encanta invitar amigos a casa, me tiento, y termino gastando una fortuna -acepta, sin vueltas-. En el caso de Miami pago todo lo que puedo en cuotas y después recupero el 35%. Y te juro que la diferencia es muy poca."
Aunque los términos no sean estrictamente matemáticos, la premisa Miami sale más o menos lo mismo que Punta del Este comienza a instalarse con fuerza. En esa línea, Agustina Reyes, 35 años, dos hijos, dice que la temporada pasada dejó de insistir con Uruguay. "Con mi marido y los chicos fuimos siempre. Pero Punta del Este empezó a estar cada vez más caro, entonces comenzamos a alquilar en La Pedrera, hasta que se puso carísima también. En 2013 dijimos basta y nos fuimos a Miami. Y este año vamos a las playas de México. Y por lo mismo, eh".
Es lo que desde Uruguay llaman desestímulos para que los argentinos viajen al país vecino. "Nos sentimos muy maltratados. Aspirábamos a tener un trato diferente, sobre todo por la cantidad de uruguayos que visitan la Argentina, pero no es así", se lamentó la ministra de Turismo y Deporte de Uruguay, Liliam Kechichian, en su paso reciente por Buenos Aires.
Por otro lado, la funcionaria destacó que Uruguay se está consolidando como destino gay friendly, al tiempo que hará una fuerte apuesta por el turismo de convenciones en su empeño por diversificar la oferta. Asimismo, en los últimos seis años, los brasileños que llegan al país pasaron de 150.000 al medio millón actual. Chile y Paraguay aportan unos 50.000 turistas anuales cada uno, mientras que los europeos suman 150.000 y los estadounidenses, 90.000.
La fiesta continúa
Con más o menos argentinos, hay ciertas tradiciones que Punta del Este no resigna. Desde la fiesta de Lacoste (27 de diciembre), que marca el lanzamiento de temporada y cuya sede, como siempre, será el parador La Huella, hasta los clásicos eventos de Chandon (lo más probable es que se celebre el 9 de enero en casa de algún famoso), las sesiones de jazz en Lapataia, los autos intervenidos de KIA, la fiesta de Vitamin Water en La Caracola, el cóctel de HSBC en los médanos de La Huella, los atardeceres con música indie dance organizados por Chivas, y demás eventos de invitados VIP y dress codes variados (desde total white hasta unconventional chic , entre otros códigos dictados en inglés). Todavía no está confirmada la celebrity internacional que aterrizará en estas costas en enero: en general, su nombre se mantiene envuelto en un halo de misterio hasta pocos días antes de su desembarco. En 2013 fue el turno de la rubia heredera Paris Hilton, que ofició de DJ en la fiesta de Vitamin Water.
Tampoco detienen su marcha las construcciones, inauguraciones y demás proyectos inmobiliarios. Entre los más recientes se destaca la apertura de The Grand Hotel, un cinco estrellas frente al mar, en la parada 10 de La Brava. El edificio de líneas vanguardistas, que simula un crucero en tierra, incluye 119 habitaciones, pileta semiolímpica, Kid's Club, características ecofriendly y menú orgánico a cargo del chef Michele Chiaranda, entre otros detalles. Será el segundo hotel de lujo en el centro de Punta del Este, después del Conrad. En ese segmento figuran también el Fasano, el Mantra y Estancia Vik, pero en las afueras de la ciudad.
"Punta del Este tiene un público fiel que elige calidad de vida por sobre situación económica, y está dispuesto a pagar por ello", comenta Soledad Krasñansky, responsable de Marketing del hotel, una apuesta de un grupo estadounidense que lleva invertidos US$ 25 millones.
"Además -agrega- no había una propuesta 5 estrellas en la península aparte del Conrad. Pero existen empresas, bancos, congresos y público en general que busca alojarse en hoteles sin casinos (unos de los sellos distintivos del Conrad)." Hasta ahora, la mayoría de consultas y reservas proviene de Brasil, Estados Unidos ("incluso recibimos llamadas desde Alaska") y Alemania.
Lo que se viene
Avanza también a ritmo sostenido la Trump Tower Punta del Este, 156 unidades que se presentan bajo el concepto ultra exclusive residences. En la parada 10, entre la Torre Tiburón III y la Torre Lobos, el edificio de 25 pisos se estrenará en 2017 (ya se vendió el 40% de las unidades, a partir de US$ 6000 el metros cuadrado). El primer proyecto del magnate estadounidense Donald Trump en América del Sur tendrá tres piletas de natación -una de 1000 metros cuadrados-, dos cines, una cava, un spa, un salón para fumar habanos y vistas 360 grados.
Grand Bay Residences es otro de los complejos high end que desembarca en la zona con inversiones millonarias. Aunque no exactamente en la ciudad balnearia, sino en Punta Colorada, a 20 minutos de Punta del Este. El edificio bajo (cuatro pisos y tres módulos), de estructura curva, donde es posible ver la salida y la puesta del sol, está a cargo del reconocido arquitecto uruguayo Carlos Ott.
Muy cerca de Punta Colorada y del aeropuerto internacional de Punta del Este, el complejo hotelero Solanas Vacation Club ultima las obras de una laguna de agua cristalina, Solanas Crystal Beach, dentro de su resort. El proyecto tendrá casi 5 hectáreas, de las cuales tres son espejo de agua y el resto corresponde a las zonas de playas, restaurante, vestuarios y otras áreas de infraestructura, todo dentro del predio de 140 hectáreas del desarrollo turístico inmobiliario del Grupo Solanas.
"Creo que la que viene será una temporada medianamente normal, similar a la del año pasado", dice sin dramatismo Carlos García Santos, empresario de larga trayectoria en asociaciones de turismo. "Las casas se llenan igual. Si no se pueden alquilar viene el propietario, el sobrino, el primo, el amigo, pero alguien viene siempre. Además, el argentino tiene un sentido de pertenencia con Punta del Este legítimamente ganado."
Por su parte, Jafif agrega que el mercado brasileño está supliendo la falta de argentinos, al igual que los locales: "El uruguayo que antes veraneaba en Atlántida o Piriápolis hoy viene a Punta del Este. También uruguayos del interior, sojeros que tuvieron un buen año económico y conforman un nuevo público".
Por lo bajo, otro empresario que prefiere reservar su identidad asegura que no será la mejor temporada que se recuerde, pero que 2016 será otro cantar: "Habrá otro gobierno y por lo tanto otro clima. Aun si las cosas no cambian, basta con el cambio de humor de los argentinos y a Punta del Este le va bien".