Reinventarse. Un problema de salud le cambió la vida: pasó de estar a las corridas a elegir el camino del coaching
Tras el parto de su segundo hijo, Male Eirin perdió la movilidad de una pierna. Obligada por su cuerpo, frenó las corridas como publicista y pasó a concentrarse en su recuperación.
7 de septiembre de 2021 • 17:11
“Trabajé en cine, edición, tele, pero todo con un ritmo bastante frenético”, cuenta Male Eirin. Fue en ese ambiente donde conoció a su marido José, que también “vivía trabajando”. Después de diez años, tuvieron a su primer hijo. “No quería dejar de hacer lo que me gustaba, y era mi fuente de ingresos, pero no quería vivir la maternidad a medias”, relata. Creó una empresa de alquiler de vestuario, para seguir conectada con la publicidad, pero más tranquila.
Sin embargo, el cambio real llegaría con su segundo hijo. “El parto se adelantó una semana. El día anterior había tenido una reunión, venía con otro ritmo, en otra frecuencia. Lo veo a la distancia y me cuesta reconocerme”, explica. Llegó con contracciones sin dolor, pero la rutina y la vorágine la llevaron a usar anestesia, como en su primer parto. “No fue una elección consciente, simplemente me dijeron que lo haga y lo hice en piloto automático. A las horas de tener el bebé me quise parar para ir al baño y me caí. No tenía sensibilidad en la pierna izquierda y no se movía”, cuenta.
Con un nene de dos años y un bebé recién nacido, de regreso en casa la nueva realidad la golpeó en la cara. “Me tomó un par de días, porque al comienzo no había un diagnóstico. Fue tremendo”, afirma.
Male en una foto en familia de 2020: con sus dos hijos y el tercero en camino.
Aterrizaje forzoso
Al mes, a la inmovilidad se le sumaron dolores neuropáticos en el pie. “Primero hubo una reorganización familiar enorme, porque yo no pude trabajar más. No caminaba bien, no podía correr, menos manejar. No podía nada”, señala. Su marido también renunció, para ocuparse de la casa y los chicos, mientras Male se concentraba en su recuperación. Así empezó una recorrida por neurólogos, kinesiólogos, a la par que se consumían sus ahorros. Finalmente, tras un electromiograma y la visita a un reconocido neurocirujano tuvo un pronóstico más concreto. “Podía ser que mis nervios se recuperaran de a un milímetro desde la punta del pie hasta la lesión que tenía en la columna, y había que ver cuánto tiempo necesitaba. Tuve que desacelerar sí o sí”, asegura.
El primer paso de su transformación fue aceptar lo que le había sucedido. Empezó un camino de autoconocimiento y sanación. “Cuando vimos que no había nada por hacer y solo era esperar, entendí que podía ayudarme desde mi interior. Me anoté en un gimnasio, en yoga, salía a caminar. Fue un camino de transitar la espera, conectada con el presente. Me tuvo que pasar esto para que entendiera que la vida va por otro lado, que tenía que encontrar mi ritmo verdadero”, admite.
"Me tuvo que pasar esto para que entendiera que la vida va por otro lado, que tenía que encontrar mi ritmo verdadero”.
El Diario de Bienestar
Los primeros años se centró en su familia, bajar el ritmo y resignificar lo vivido. Male aprovechó el tiempo para hacer cursos de mindfulness, de reducción de estrés y una especialización en terapias integrativas. “Ahí apareció el Diario de Bienestar, en medio de una reestructuración profunda. No tenía idea de redes, no había un objetivo, simplemente sentía que me iba a hacer bien”, aclara.
Si bien la cuenta surgió con un motivo muy personal, a medida que pasaba el tiempo cada vez tenía más respuesta de sus seguidores. “Había mucha gente con ganas de darle más espacio a su interior, sumar herramientas, sentirse artífices de su propio bienestar. Usar las redes con este mensaje me dio un propósito poderoso y el Diario comenzó a expandirse y a armar tribu”, agrega.
Fue tal la llegada que Google reconoció su trabajo y le dio una beca para hacer un entrenamiento de liderazgo consciente en Chile. Con la fuerte creencia de que nuestro estado natural es la salud, si somos conscientes y cuidamos nuestros hábitos, hoy Male estudia para coach y quiere redireccionar el proyecto para profundizar las herramientas de autoconocimiento con una línea de libretas y postales. Además, es coordinadora de facilitadoras de “Somos buscadoras”, un programa de mentoreo para mujeres. “La clave está en vos, tenés que encontrar tu verdadero ritmo, lo que te hace bien, los hábitos que te potencien, la red que te sume. Buscadoras va por ahí”, afirma y confiesa: “Mi gran sueño es lanzar un libro con mis textos e ilustraciones, un verdadero Diario de Bienestar”.
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