
La Casa Museo de Domingo Faustino Sarmiento, que se visita sin cargo de miércoles a domingos, entre las 10 y las 18, en el río homónimo -ahora bajo la protección de un templete a la manera de una gran caja de cristal-, es la primera de las tres viviendas que, en distintas zonas isleñas, habitó el ex presidente.
El viaje hasta el muelle, a 5,20 pesos ida y vuelta por la línea de lanchas Interisleña, demanda unos pocos minutos desde la Estación Fluvial Tigre. La empresa Sturla de Tigre (731-1300) proyecta paseos escolares económicos y guiados entre semana.
Con custodia permanente y casi sobre la desembocadura del arroyo De los Reyes, el templete del lugar pasó a ser el más audaz exponente arquitectónico de las islas.
El predio, que es jurisdicción de la Municipalidad de Tigre, tiene un frente de casuarinas; cuenta con un edificio de oficinas y sanitarios con comodidades para discapacitados, y se suma a la que fue casa de los caseros, reciclada para un futuro museo.
Vista al río
Recibe Amanda Carnaghi, que conduce la recorrida por el templete, donde la vieja casa del autor de Facundo -de techos a dos aguas- se yergue sobrellenada sobre pilotes, sostén que también afirma el sendero entablonado que la circunda. No hay acceso al interior, y los tres ambientes con sus ventanales abiertos se ven durante el rodeo. Lo más valioso, el mobiliario original, aunque es posible que no perteneciera a esa casa, figuró en el inventario de las pertenencias de Sarmiento. Por ejemplo, el escritorio que usó como primer presidente del Consejo Nacional de Educación, entre febrero de 1881 y enero del año siguiente. Las sillas y sillones de respaldos labrados hacen juego con la biblioteca, cuyos libros se guardan en el Museo de la Reconquista de Tigre (Lavalle 818). También está el mobiliario del dormitorio. La casa mantiene el primitivo piso de pino tea, pero se reciclaron los muros, originalmente de madera de cajones.
Se asegura que se construyó en 1855, cuando el río se llamaba Abra Nueva y el exiliado en Chile regresó por Mendoza con el mimbre que plantó en las islas. Ese día dijo: "... sean ustedes, señores, testigos de que hoy, 8 de septiembre, planto con mis manos el primer mimbre que fecundará el limo del Paraná... y sea el progenitor de millones de su especie, y un elemento de riqueza para los que lo cultiven con el amor que yo le tengo". Las cesterías del cercano Puerto de Frutos son la respuesta a su profecía.
Sarmiento fue un aficionado a recorrer el Delta durante muchos años. Lo hizo tan intensamente que los ingleses le obsequiaron la lancha Talita. Parte de la cadena de anclaje de la Talita se guarda en el Museo de la Reconquista. Otra de sus casas isleñas estuvo sobre el río Carapachay. La habría instalado en 1856, y sería allí donde plantó el mimbre.
Sarmiento también estableció casa en la isla que enfrenta a Zárate, población donde había fundado el Arsenal de Artillería de la Marina (hoy zona de clubes náuticos) durante su presidencia y a orilla del Paraná de las Palmas.
Paseos por Zárate
Para 1885, un diario que se refirió a la instalación de su casa frente a Zárate, precisaba que "es una bellísima isla, mayor que la que tuvo en Carapachay y que está arreglando de manera de hacerla una residencia aceptable para gentes de gusto. La mansión Sarmiento tiene edificios de material y de madera, baños y paseos".
Para entonces -según la indagación que hiciera hace medio siglo Vicente Raúl Bota-, Sarmiento habitó por breve tiempo en el zarateño solar de frutales de Francisco Marticorena, ubicado en la entonces calle Buenos Aires (hoy Chacabuco) entre las de General Paz y Bolívar.
La tradición oral sostiene que Sarmiento bajaba al Arsenal por la calle Ituzaingó. Se detenía a beber en el pozo de agua de la casa que, en 1870, erigió Manuel José de la Torre y Soler, el primer procurador de Zárate. La vieja casona, justo en lo alto de la barranca, se conserva como Museo Casa Jovita (visitable en Ituzaingó y Alsina, de 8 a 18; los miércoles sólo hasta las 14, y cerrado los sábados), nombre de la esposa del primitivo dueño. En el museo sobrevive el pozo de agua; además guarda, entre muchas reliquias locales, el bastón que Sarmiento regaló a De la Torre y Soler, lugareño por dos veces intendente de Zárate, la última en 1881.
Otras de las tradiciones asegura que fue de propiedad de Sarmiento un terreno de 3 de Febrero y Suipacha, también en Zárate, donde -tras su muerte- fue instalada una casilla de madera que le habría construido Antonio Mascheroni para la isla y que, trasladada, estuvo allí hasta 1938 (luego se construyó la Escuela Nº 10).
En esos tiempos no existía, claro, la imponencia del primer puente del complejo Zárate-Brazo Largo, pero quienes tras cruzarlo hoy visitan el bucólico camping Las Tejas no hacen otra cosa que llegar a Las Tullerías, como Sarmiento bautizó a la fábrica de tejas y ladrillos que allí levantó un industrial de apellido Junior.
Se inauguró con pompa y la presencia del sanjuanino -el 30 de diciembre de 1884-, que no llegó a saber que los ladrillos de aquella fábrica abovedarían el túnel del primer subterráneo de Buenos Aires (hoy línea A), en noviembre de 1913. Murió en Asunción del Paraguay, un cuarto de siglo antes de ser testigo de semejante progreso.
Francisco N. Juárez
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