Ayer a la tarde la madre de Nicolás pasó a buscar a los chicos por el colegio directamente, así que salí del consultorio y me fui a deambular por la ciudad. Está bueno eso de terminar de trabajar y no tener nada que hacer. Es una sensación nueva y estoy empezando a encontrarle la onda.
Terminé en Palermo, a media cuadra del zoológico en un restaurantito SOÑADO que se llama "Flor de un Día" (pero divino mal, eh?. ni sabía que existía y me ENAMORÉ) tomando una limonada poderosa y fumando un cigarrillo en la vereda (la tarde era un espectáculo).
Me llamó Cariló justo cuando estaba charlando con una de las dueñas de este lugar y le dije si no quería venir.
Me dijo que me pasaba a buscar, pero que quería que fuéramos a su casa. OK, dale nomás.
Al rato llegó, nos quedamos 10 minutos más y partimos.
En el auto no me soltó la mano. Incluyo pasó los cambios agarrado a mí.
Llegamos y me dijo, eso es para vos. Miro a la mesa y hay un sobre. Lo abro y (transcribo la tarjeta) leo:
"Vale por la cama que más te guste. Cariló"
WOW!!!
Es que el sábado habíamos estado hablando de que me gustaría cambiar ciertas cosas de la casa cuando me mude. Y que además, justo una cama, me parece, no sé, como empezar de nuevo.
Me sorprendió. Y me gustó.
El Sábado a la mañana, que los chicos están en el club con el padre, vamos a elegirla. Sí, vamos (os, plural). ja.
El martes que viene se firma el boleto de la venta de mi casa. En treinta día escrituramos. Hoy voy con mi padre a la inmobiliaria para empezar con mi depto.
Qué buen año.