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Un valle cordobés con acento alemán

En Calamuchita, Villa General Belgrano es famosa por su fiesta de la cerveza y sus tradiciones germanas; pero hay mucho más para ver y disfrutar en un circuito que incluye hasta más de una bodega


La Cumbrecita, libre de autos

La Cumbrecita, libre de autos



VILLA GENERAL BELGRANO.- Ottilia Schwab llegó a esta villa cordobesa desde Alemania, con sus padres. Eran los inicios del siglo XX y ella se encargaba de repartir el pan que su familia preparaba. La panadería se transformó en confitería y, mucho después, en un restaurante cuyo nombre recuerda a aquella niña. El restaurante no está lejos de El Ciervo Rojo, otro negocio emblemático del pueblo, en este caso fundado por uo de los hermanos Seyfarth, y del hotel Eldeweiss, creado por Gunter Meininghaus.
Las historias de negocios y tradiciones familiares de varias generaciones, con apellido alemán, son frecuentes en Villa General Belgrano, ese rincón centroeuropeo en las sierras cordobesas.
La más pública de esas tradiciones en la Fiesta de la Cerveza, que se celebra aquí desde los años sesenta. Seppi Liebmann es un orgulloso espichador (encargado de abrir los barriles de cerveza). Suzi Scholoer personifica hace ya 36 años al Monje Negro, símbolo de los franciscanos fabricantes de cerveza en Baviera con recetas y técnicas milenarias de los sumerios y egipcios.
De familia alemana, llegó a la villa desde Buenos Aires en los años setenta para conocer a los abuelos de su novio. Dos años después, se radicó allí. Se integró al coro alemán y a las comisiones organizadoras de la gran fiesta. Suzi recuerda el clima de camaradería que había y se emociona con que su hijo, Alberto, haya integrado la orquesta Bauernkapelle y ahora los Biermusikanten, interpretando siempre música típica alemana.
En Villa General Belgrano, la gente, la gastronomía y el paisaje son inseparables. En esa combinación está el encanto del pueblo. Más allá del momento en que se lo visite, es inevitable probar algunas de las doce cervezas artesanales de producción local. Todas cumplen a rajatabla con el "edicto de la pureza" que, a inicios del 1500, dictó un duque de Baviera.
"Fue un intento de reglamentar la fabricación de cerveza para que sea genuina. En síntesis, el edicto dice que debe tener agua, cebada, levadura y lúpulo", explica Diego Assadourian. Aunque su apellido rompe la regla de la región, es el dueño de El Viejo Munich, la primera cervecería artesanal de General Belgrano; su especialidad son las lager.
La fábrica y el local nacieron en 1999. La familia Assadourian aprendió a hacer cerveza en Bariloche y decidió instalarse en "este contexto ideal". Es que aunque la villa era sinónimo de cerveza -la fiesta existe desde 1963-, nadie la producía en el lugar.
Salchicha con chucrut, fiambres ahumados y carne de cerdo son los acompañantes ideales de un jarro de cerveza, dice Assadourian, pero admite que muchos turistas se inclinan simplemente por una la pizza.

A la aventura

Villa General Belgrano se ubica en el Valle de Calamuchita, donde, a lo largo de unos 100 kilómetros, se alinean también La Cumbrecita, Villa Berna, Yacanto, Santa Rosa de Calamuchita, Los Reartes y El Durazno. Y donde hay muchos otros atractivos. Como el dique Los Molinos, a 20 kilómetros de la villa, y el cerro Champaquí, cuya entrada, por Villa Alpina, queda a 40 kilómetros. Estos últimos lugares son ideales para las actividades de aventura, como jet ski, windsurf, kayak, caminatas tranquilas y escaladas.

El Cerro la Virgen (en la cima hay una imagen de la Del Valle) es otro de los lugares más frecuentados en excursiones desde General Belgrano. Sin demasiado esfuerzo, se puede llegar hasta sus 1250 metros y tener una vista panorámica excepcional del pueblo y del resto del valle, en el que destacan las Sierras Grandes y el Embalse de Río Tercero.
También muy cerca, apenas a diez minutos en auto, la reserva Pumakawa, en Villa Rumipal, se extiende por dos hectáreas y brinda refugio a animales que fueron "víctimas del mascotismo o maltraro"; hay águilas moras, lechuzones, urones, guanacos, maras, llamas y una docena de pumas. "Cada uno tiene su nombre y su historia", cuenta Marcela Clariá, una de las encargadas de las visitas guiadas.
Explica que pumakawa significa, en lengua quechua, "el que cuida con el sigilo de un puma", animal al que puede verse en la reserva, conviviendo con otras especies autóctonas y exóticas. Los que pueden presentar algún riesgo para los paseantes están en espacios especiales. La actriz Anita Martínez es una suerte de madrina del lugar y suele presentarse en vacaciones.
La Chacrita es un merendero rústico en medio de la vegetación autóctona, donde las familias pueden descansar y tomar algo.
El Museo Politemático Castillo Romano permite repasar la historia de la villa, mientras que El Tacú reconstruye 150 años del transporte en el país, con carruajes y vehículos de época.

También, vinos

A los que creen (o no) que hay vida más allá de la tierra, los espera el Museo del Ovni. Recortes periodísticos con historias sobre la posible existencia de extraterretres y piezas arqueológicas de culturas originarias (están allí aunque no tengan relación con la vida fuera de la tierra). La familia Hofmann, creadora del emprendimiento en 1973, exhibe también una suerte de amuleto, una piedra negra recta con una gran boca de la que salen una especie de tubos que van hacia atrás. Fue encontrado en el sur boliviano y nunca nadie les pudo explicar su origen; para ellos fue un disparador del interés por seres de otros mundos.
En la tierra de la cerveza también hay viñedos y bodegas, que permiten visitas y degustaciones. A tal punto que en la comuna Villa Ciudad Parque (a ocho kilómetros de General Belgrano) se celebra la Fiesta del Vino.
Las bodegas Las Cañitas y Atos Pampa, ambas familiares, son una opción para conocer el proceso de fabricación de los vinos, degustarlos y disfrutar del paisaje.
En el valle hay catorce viñedos. La actividad comenzó a tomar impulso en el 2000 y hoy se producen unas 70 mil botellas anuales de diferentes variedades, todas artesanales.
Atos Pampa cuenta con cabañas para alojamiento mientras que en Las Cañitas los visitantes pueden disfrutar de su restaurante con vistas a las montañas y las vides.

Estacione afuera

A 40 kilómetros de General Belgrano está La Cumbrecita. Sus comienzos se remontan a 1934. Helmut Cabjolsky, un ingeniero alemán, fue uno de sus pioneros. Entre las montañas, el río, los abedules y arces, reina la armonía. Sus habitantes preservan esa tranquilidad y el medio ambiente; los autos no pueden circular (quedan estacionados en las cabañas u hoteles).
La Plaza del Ajedrez -un tablero gigante con piezas que son esculturas en hierro- es el centro del pueblo, desde donde se lo puede recorrer cómodamente a pie hasta llegar hasta la capilla ecuménica.
De estilo nórdico, la construcción guarda una talla de la Virgen María traída de Baviera. La fuente de agua de lapacho -construida en 1942- tiene una campana arriba que fue pensada como alarma. Afuera de la ciudad, pero de fácil acceso caminando, está el antiguo cementerio alemán.

Datos útiles

Cómo llegar. Desde Córdoba capital, se llega a Villa General Belgrano por las rutas provinciales 5 y 52, pasando Alta Gracia. La Cumbrecita está a 38 kilómetros por ruta de asfalto.
Cuándo ir. Si bien toda época del año tiene sus atractivos, la fiesta de la cerveza es en octubre, la de la Masa Vienesa para Semana Santa y la del Chocolate Alpino en julio.
Dónde alojarse. Villa General Belgrano, La Cumbrecita y Santa Rosa de Calamuchita cuentan con hoteles de diferentes categorías y, además, en toda la zona abundan los complejos de cabañas. Las habitaciones dobles, entre 600 y 2000 pesos la noche; las cabañas arrancan en 1200 pesos.
Dónde comer. Entre los lugares tradicionales de Villa General Belgrano se cuentan El Viejo Munich, Brennen, El Ciervo Rojo, Tante Leny, Bierkeller y Otilia. En La Cumbrecita, Diefreuden, Ohne Sorgen, La Colina y Fritz 41. Entre 170 y 200 pesos por persona, con cerveza artesanal.
Qué visitar. Reserva Pumakawa (lunes a lunes de 10 a 18); Museo del Carruaje (todos los días de 8 a 13 y de 16 a 20); Castillo Romano (diariamente de 10 a 18:30). Las bodegas Atos Pampa y Las Cañitas ofrecen visitas guiadas diariamente.

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