Quienes tuvieron la oportunidadde conocer el hotel CopacabanaPalace en sus años dorados, es decir,hasta mediados de los años sesenta,todavía recuerdan que era muycomún encontrar en los pasillos afiguras como Anita Ekberg, FredAstaire, Ginger Rogers, Edith Piafo Jean Paul Sartre. Las estrellas decine de Hollywood, los intelectualesy artistas del mundo entero estabanenamorados de Río de Janeiro y suglamorosa Dama Blanca -como seapodó al establecimiento-, que en lossetenta entró en decadencia tras sermal administrado durante años porJorginho Guinle, el playboy brasileñomás increíble que se recuerde de estelado del planeta. Hoy, el CopacabanaPalace ha sido completamenterenovado y forma parte de la cadenahotelera Orient Express, que locompró en 1989 y le devolvió la gloria.
Jorginho falleció en la madrugadadel 6 de marzo de 2004, a los 88 años,en la habitación 153 del Copacabana, ycon él se extinguió la luz de un pasadoque para muchos fue mejor, o al menosmás divertido.
Octavio Guinle, tío de Jorginho,había construido el hotel en 1923,inspirado en los fastuosos complejosde Cannes y por encargo del entoncespresidente Epitácio Pessoa.
La familia se había enriquecidoa fines del siglo XIX al construir yadministrar el puerto de Santos, y seestima que el abuelo Eduard dejó a sudescendencia una fortuna millonaria.
Mientras duró la gestión deJorginho al frente de este fabulosohotel, la rutina fue el despilfarro másfeliz del que se tenga memoria. DesdeHollywood llegaban, especialmenteinvitadas por él, las estrellas másrutilantes y el playboy se paseaba porel mundo al lado de Nelson Rockefellery de cuanta actriz quisiera tomarlodel brazo. Vivir de fiesta en fiesta erala norma y en los famosos bailes deCarnaval del Copacabana Palace seresumía el alegre y fabuloso derrochede dinero y glamour.
Ya en la década del setenta el hotelse había convertido en una suerte demansión que recibía a los amigos deJorginho. La pintura se descascaraba,los cuartos estaban rotos y se olía elfinal de fiesta. La Dama Blanca erauna viuda contra las cuerdas cuandola familia Guinle la terminó porvender, con el último aliento, a JamesSherwood, propietario de la cadenaOrient Express, en 25 millones dedólares.
Desde 1989, Orient Express invirtióUS$ 50 millones en reformar elcomplejo y sólo en 1994 pudo recobrarel aspecto que lo hizo famoso. Quienesquieran alojarse en el CopacabanaPalace deberán pagar desde 700dólares la noche.