Volver a las pistas

La sensación de libertad que se alcanza al deslizarse por primera vez sobre la nieve recién caída es difícil de describir con palabras. El vértigo, la ansiedad, el miedo a lo desconocido, se interponen en un principio al disfrute. Pero todo mejora en cuanto la técnica se fortalece y los prejuicios ceden. Un paso fundamental que los más chicos parecen dar sin problemas, cuando se los ve bajar -como en una coreografía- por las pistas del tradicional centro turístico.

Poco importa que la práctica se realice en medio de una tormenta que cae copiosamente desde la madrugada y que sólo permite ver una alfombra blanca sin matices. Eso sólo le agrega adrenalina a la experiencia, además de garantizar nieve en la base y la cumbre hasta agosto. La tensión inicial desaparece y se logra controlar la velocidad en el descenso finalizada la clase. Así lo garantiza Manuel Saint Jean, instructor que esquía desde los cuatro años y trabaja en el lugar hasta octubre, cuando se retiran los últimos turistas.

La evolución de las técnicas de enseñanza y la propia dinámica de la escuela de esquí y snowboard del complejo contribuyeron con los años a desterrar el mito de un deporte reservado a una atlética elite. "En un promedio de cinco días, la mayoría logra hacer las pistas azules (intermedias) y algunas rojas (avanzadas). Pasa de un nivel cero a tener una buena performance, que les permite recorrer el 60% del cerro", enfatiza Daniel Rodríguez Lahitte, director de la escuela, entusiasmado por el ritmo que registra la montaña, a dos semanas de la apertura.

La introducción de equipos de materiales más dóciles y una enseñanza personalizada son, según dicen a esta cronista, las claves del éxito para poder desplazarse sin sufrir lesiones ni coleccionar malos recuerdos durante la estada. En el caso específico del centro mendocino, se suma la posibilidad de esquiar desde la puerta misma del hotel, una ventaja competitiva que poseen contados resorts de talla internacional.

"Es como andar en bicicleta. Si la persona disfruta de la instrucción, termina incorporando la técnica. El cuerpo tiene memoria y vuelve siempre al nivel que adquirió, pese al paso de los días y los años", afirma Daniel Margaride, a cargo del área de snowboard.

En esta tarea también entran en juego tres premisas básicas que enmarcan la vida en el valle, extensivas a todos los huéspedes: seguridad, diversión y aprendizaje. "No se puede aprender nada sin seguridad. Se intenta promover el deseo de querer volver y progresar en un futuro cercano", destacan.

Conforme con esta filosofía, el complejo mendocino ofrece a partir de este año la opción de tomar clases colectivas full day. Dirigido especialmente a chicos de entre 6 y 12 años, el programa Olimpos se extiende desde las 10 hasta las 17 con el fin de que puedan conocer de qué se trata el deporte bajo la mirada atenta de un instructor avanzado, que los orienta y comparte con ellos almuerzos y breaks con chocolate caliente para paliar el frío o incluso afrontar el cansancio.

En el caso de los adolescentes, regresa la tendencia del snowboard y con él la práctica del freestyle. Se brindan entrenamientos especiales de tres horas por día para cultivar un estilo personal y evitar que concurran solos al snowpark, el más largo y ancho de América del Sur. "La idea es que puedan avanzar en forma paulatina con los saltos y movimientos, y que dejen de creer que la tabla es más desafiante que el esquí. Todo depende de los gustos de cada uno y de lo que se quiera perfeccionar", advierte Diego Arnulphi, experto en esta modalidad.

Si en cambio la intención es iniciarse en el esquí o mejorar la cuña o el slalom, cualquiera que sea la edad, los especialistas sugieren contratar uno de sus productos más exclusivos: el Top Class, que cuenta con opciones de medio día o día entero para depurar la técnica en pista. "La asimilación de conceptos y el entrenamiento es superior al de las clases particulares. Es altamente recomendable", dicen convencidos.

La apertura del complejo turístico a mediados de junio, con 70 centímetros de nieve en la base y 200 en la cumbre, trajo, además de esquiadores aficionados, un poco de aire fresco a la fórmula de confort y relax que caracteriza a Las Leñas.

La llegada de un nuevo medio de elevación, Minerva II, fue aplaudida por grupos con alto expertise. Muchos la esperaron ansiosos durante años y reflejaron su alegría mientras formaban fila para ascender y ser parte de los primeros viajes en este transporte de 1190 metros de longitud.

"El desafío para nosotros era lograr que las 170 toneladas que venían de Austria pasaran sin problemas por la Aduana. Afortunadamente, no faltó ni un tornillo", recuerda Martin Stastny, ingeniero civil de las obras de infraestructura, hotelería y medios del complejo. "Montarla implicó una coordinación impresionante. Después de trabajar doce horas por día sin parar y de aprobar el test de carga, logramos ponerla en marcha en sólo 30 días", detalla satisfecho.

En el sector de mayor tránsito de la montaña, la aerosilla de última generación brinda comodidad en el acceso, reduce los tiempos de espera (la duración del viaje está estimada en siete minutos) y triplica la capacidad de pasajeros por hora (de 730 a 2100). Dispone de una alfombra en movimiento que acelera al esquiador a la velocidad justa para subir y sentarse en la silla de forma suave y sin esfuerzo.

Para quienes necesitan experimentar otras cosas, lejos del esquí o el snowboard, la parada obligada es la Pista de Hielo Indoor. Se trata de una de las propuestas con más peso dentro de los programas dirigidos a la familia. Los grandes y chicos pueden descubrirla, de 13 a 21, en el domo de la base.

LAS LEÑAS.- En el centro de esquí lo saben bien: el ejercicio en la montaña lleva a pausas intermedias y a un descanso prolongado que suelen despertar el apetito. Por eso, la oferta gastronómica también es importante a la hora de inclinar la balanza para elegir un destino como Las Leñas.

Desde las primeras semanas se busca sorprender al huésped con una oferta variada, que incluye productos frescos traídos de la provincia y de Chile, y rotaciones frecuentes en el menú. "Si bien cada hotel tiene su propio estilo y personalidad, tratamos de que en conjunto ofrezcan comidas gourmet combinadas con las exigencias del deporte", define Diego Sández, chef ejecutivo de Las Leñas. Y enfatiza: "Estamos muy atentos a la presentación y la calidad de los platos. Realizamos un control riguroso en todas las instancias".

Dentro de las novedades que presenta la temporada 2012 sobresalen el entrecôte ($ 95), las brochetas (70), los pinchos (60), la bondiola de cerdo (70) y el chivito mendocino (75), acompañados por guarniciones rústicas (papas con oliva y pimienta o variedades de vegetales) asados en la parrilla a la intemperie del íntimo y moderno hotel Acuario (una propuesta improvisada que creció en aceptación desde el año último). Progresivamente, tanto Acuario como Piscis incorporarán pequeños bocados inspirados en la cocina molecular, sin costo adicional.

También Olimpos, el imponente parador a 2700 metros, se renueva con propuestas de cocina al disco de arado, cuyas especialidades oscilan entre los $ 60 y 70. En esta primera etapa, los comensales podrán disfrutar de pollo, chivo, cordero, conejo, jabalí y ciervo, según la disponibilidad. "Al tener tanta rotación, las comidas se elaboran todos los días. Hacemos únicamente las cantidades que estimamos vender durante la jornada", reconoce Sández.

Minerva, una zona con vientos de cambio durante estos meses, añade a su potencial, un café orientado a tentar al turista con deliciosos panini gourmet ($ 50), pizzetas individuales (45), crêpes y delicatessen dulces, de la apertura al cierre de las pistas.

Cuando cae el sol, el espíritu de la montaña se traslada a los bares del valle, que invitan con happy hours de cerveza (dos por $ 30) o Cuba libre (dos por 60). Después de la cena, la jornada se completa con covers melódicos y shows gratuitos y en vivo de bandas de rock acústico, funk y jazz, organizados por el personal de los hoteles. Los más osados (y poco madrugadores) reciben las primeras horas de luz en UFO Point, el boliche en el corazón de la Cordillera.

Las Leñas se encuentra a 1200 km de Buenos Aires, a 200 de San Rafael y 500 de Mendoza. En avión: de Aeroparque a San Rafael, el tiempo de vuelo es de una hora y media. Luego hay que calcular tres horas más de transfer. En temporada alta se ofrecen chárteres directos a Malargüe ($ 3025 finales, con impuestos y transfer incluidos). En micro: el viaje con servicio de desayuno, $ 1270. En auto: tomar la ruta 7 hasta Junín, de ahí la 188 hasta Gral. Alvear, luego la 143 hasta San Rafael, la 144 hasta El Sosneado y la 222 hacia Las Leñas.

Los hoteles del centro son Aries, Piscis, Acuario, Escorpio (todos con media pensión) y Villa Capricornio (tipo apart).

Ski week en el hotel Aries (tres estrellas, 7 noches): $ 7216. Extra week (5 noches): 5181. Mini week (2 noches): 2839.

Ski week en el hotel Piscis (cinco estrellas): $ 10.612. Extra week (5 noches): 7652. Mini week (2 noches): 4052. Las tarifas incluyen alojamiento, pases y media pensión (desayuno y cena sin bebidas). Más información en www.laslenas.com

En la base, el rental cuenta con 3500 equipos para alquiler que se renuevan año a año. Equipo completo de esquí, desde $ 200 hasta 440; completo de snowboard, de 150 a 350; esquíes, desde 75 hasta 208; tablas, de 90 a 208; botas, desde 30 hasta 226; cascos, 30; raquetas, 40; muñequeras, 15, y bastones, 15. Todas las tarifas son diarias. También se puede comprar indumentaria en La Pirámide, el centro comercial del valle.

17.500 hectáreas de dominio esquiable.

30 pistas de esquí y snowboard.

13 medios de elevación y capacidad para transportar 12 mil esquiadores por hora.

7050 metros mide uno de sus descensos, de los más extensos del mundo.