¿En qué anda Lisa Cerati, la hija de Gustavo?

Así dice uno de los pasajes de Lisa. A ella aprender le es natural. Creció rodeada de arte, juego y fantasía, y recuerda que con su papá todo era lúdico. Se volvía un niño más: les inventaba juegos, historias increíbles, personajes. “Una vez estábamos almorzando en Uruguay en la playa y aparecieron fotógrafos que se escondían detrás de arbustos para que mi papá no se diera cuenta. Él empezó a hacer que estábamos en una película y ellos eran los enemigos y nos teníamos que escapar.” Con su mamá, Cecilia Amenábar, y con Benito, su hermano músico, la curiosidad los une desde siempre.

Para Lisa el arte es crear sensaciones. “Yo elijo crear mi mundo a partir de cosas que me hacen sentir bien”. Estudió cine en la FUC, y eso le abrió un mundo nuevo, donde descubrió a su artista favorito, David Lynch.

Como dice la canción, si hay algo que sabe Lisa desde chica, es moverse en diferentes aguas. Entre la fama y el deseo de que nadie la siga. Entre Santiago de Chile, Uruguay y Buenos Aires. Entre las artes visuales y la música.

La última foto de su Instagram es una selfie que clama: “No más selfies aburridas”. Aunque en general, prefiere no exponer mucho. “Con el tiempo me di cuenta que el anonimato es algo muy preciado. Pero ser artista requiere exponerse”. Como DJ, le gusta pasar música en bares y que ni siquiera la anuncien. 

Si bien siempre fue bastante solitaria actualmente está en pareja y aprende de eso: “Es enfrentarte al otro y a vos en total carne y hueso”. Como mujer, siente que hay una nueva fuerza en animarse, salir. “En el mundo hay hombres y mujeres, y no debería haber desigualdad en eso, simplemente somos un abanico de energía; siento que vamos por buen camino”.

El momento que más detesta de su semana es el de despertarse y que empiecen a bajar a su cabeza las responsabilidades y las cosas que tiene que hacer. Y el mejor, cuando ya hizo todo y puede tirarse a descansar y darse placeres. “Me identifico mucho con tauro, que es mi signo”. Aunque no cree que haya verdades absolutas, le gusta creer en ciertas cosas mágicas de la vida, y en buscar herramientas como la astrología, y el kabbalah. Una frase que quedó en ella, y siente que la hizo crecer espiritualmente es uno de los cuatro acuerdos toltecas: No suponer. “Gastás energía suponiendo de todo. Se vive más liviano sin suponer”.