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Caso Loan: ¿qué nos viene a mostrar la desaparición de este niño?

Paula Wachter, Directora de Red por la Infancia, reflexiona sobre la desaparición de Loan, que conmociona al país. ¿Qué nos viene a mostrar este caso? ¿Qué podemos hacer cada uno para contribuir en algo?


Caso Loan: marcha por su aparición en Casa Rosada.

Caso Loan: ¿qué nos muestra su desaparición? - Créditos: Archivo LN



Hace más de un mes de la desaparición de Loan. Hay un país entero que se pregunta dónde está, pero también ¿es verdad que vivimos en un país donde desaparecen actualmente bebés, niños y niñas? ¿Es verdad que la familia o el entorno cercano son los que en vez de cuidar y proteger ofrecen a los niños? ¿Es verdad que quienes deberían protegerlos desde el Estado son parte del problema?

Si hay algo que nos une a la población en general con quienes nos especializamos en delitos contra la integridad sexual es la misma frustración e indignación. 

Caso Loan: marcha en 9 de Julio por su desaparición.

Caso Loan: ¿qué nos muestra su desaparición? - Créditos: Archivo LN

 

Los que recién están asomando la nariz a este mundo del revés, un inframundo donde los niños son mercancías que se venden y compran por partes (cuando se hace con fines de tráfico de órganos o rituales) o enteros, (con fines de explotación sexual o laboral  o para ser dados en matrimonios infantiles), o aun con fines supuestamente altruistas (quienes les ofrecen “una mejor vida” pero a cambio de una apropiación ilegal para no pasar por el proceso de la adopción legal), entiendo que es un montón. 

Ante tanta crueldad, la primera respuesta de preservación es mirar para otro lado. Pero justamente eso es lo que Loan nos viene a pedir. En la medida que miremos hacia otro lado, esto va a seguir ocurriendo. La buena fe, los buenos valores de la gente de bien a veces operan de escudo de invisibilidad para la atrocidad. Por eso necesitamos ver, hablar y actuar con solidaridad.

 

Es verdad que las redes de trata operan cada vez en mayor clandestinidad, lugares más vulnerables y remotos que les permiten mayor impunidad y explotar niños por más tiempo y de formas más crueles. Naciones Unidas para la prevención del crimen y el delito (UNODC) en su último informe de 2023 dice que por primera vez en 20 años bajó la tasa de detección de víctimas en mundo, aumentó la impunidad y se aceleró el crecimiento de niños y niñas víctimas de este delito (entre 2002 y 2022, hay 170% mas de menores de 18 años que caen en las redes de trata). 

Pero no crean que las redes operan en lugares tan remotos y lejanos que pueden dar lugar a nuestra conciencia complaciente. No hay una sola provincia de la Argentina que pueda decir “esto acá no pasa”. Tampoco un solo país del mundo. Este un crimen transnacional pero también transversal: nadie está exento, especialmente con la nueva modalidad de captación online que las redes perfeccionaron a partir de la pandemia. Según We Protect, en solo 8 minutos cualquiera de nuestros hijo/as pueden ser víctimas de estas redes sin que siquiera lo sospechemos. 

 

Ahora, ¿por qué digo que los especialistas estamos igual de indignados o frustrados? Porque esto que parece una telenovela de terror donde descubrimos un capítulo por día del horror, es de manual. 

Literalmente tenemos manuales internacionales de Naciones Unidas que describen el paso a paso de cómo suceden estos delitos y cómo investigarlos. 

Tan de manual es que en la Argentina la última reforma de la ley de trata avanza incluyendo como parte del delito el ofrecimiento (cuando el niño es ofrecido por su familia o entorno cerca a cambio de una contraprestación económica o no), también agrava las penas si la víctima es menor de edad y se encuentra en una situación de vulnerabilidad o discapacidad.

Otros agravante es cuando son los funcionarios los que participan del delito. Seamos claros en esto: la connivencia es condición necesaria para que este delito suceda en Corrientes o en Namibia. Las redes tienen infiltrados en todos los estamentos del poder para que alguien mire para otro lado cuando sucede la captación, traslado, acogimiento o recepción y explotación.

Caso Loan: ¿qué nos muestra su desaparición?

Caso Loan: ¿qué nos muestra su desaparición? - Créditos: Archivo LN

 

Según la línea 145, hubo 80 denuncias de connivencia en 2023, el doble que el año anterior y el 94% eran funcionarios de las fuerzas de seguridad.

Acá no hay improvisación. No hay confusión. No hay innovación. Según UNODC el 69% de las redes están integradas de forma profesional (23% por funcionarios y 46% por intermediarios), 21% por asociaciones oportunistas y solo el 10% por tratantes individuales. 

Hay que diferenciar los eslabones: quienes entregan, quienes intermedian y quienes explotan. No se conocen entre sí, pero son parte de la cadena de atrocidades. En los tres niveles está el Estado mirando para otro lado para que esto ocurra con impunidad. Hasta tal punto hay un Estado ausente que UNODC dice que las víctimas acuden al “autorescate” por la respuesta insuficiente de los estados (4 de cada 10 se rescatan a sí mismas porque el Estado recata solo 2/10 por procedimiento). Esto nos horroriza cuando pensamos en adultos víctimas. Ahora, ¿qué posibilidades tiene un niñito/a de rescatarse a sí mismo? 

Sabemos cómo se desarrolla el delito. Sabemos cómo operan las redes. Sabemos que la respuesta en la inmediatez de forma coordinada salva vidas: que frente a la desaparición de un niño de corta edad se debe manejar la hipótesis de máxima gravedad, lo que implica darle intervención a la Justicia federal (la extracción y ocultamiento de un niño, la trata y todas los delitos que se están barajando como hipotésis) son delitos que no son investigados por la justicia de las provincias, sino por el fuero federal, donde tenemos de los mejores equipos fiscales especializados. 

Si sabemos todo esto: ¿Qué falla?


Para empezar, voluntad política de implementar las leyes mediante políticas públicas con el presupuesto adecuado, para que las leyes no sean escudos de papel y sean realidades que protegen la vida real de las personas. Que se diseñen protocolos de articulación entre el ejecutivo de cada provincia (áreas de justicia, seguridad, niñez, genero, etc) con los judiciales nacionales y los federales. Para que los sistemas puedan coordinar una respuesta efectiva que llegue a tiempo para salvar vidas.

¿De qué nos sirve la autopsia de culpas si nos escudamos en ellas para que las redes se sigan cobrando vidas? Este cruce de responsabilidades solo desvía la mirada de lo importante: esto no puede seguir siendo fuenteovejuna. Hay procedimientos, articulaciones de manual que permiten que cada uno sepa qué tiene que hacer, cuándo, cómo y con quién para encontrar a los niños y juzgar a los criminales.

El sector privado también tiene mucho de responsabilidad. En otros países, cuando desaparece un niño, se enciende una alerta con la imagen en los celulares de cada uno de los usuarios a la redonda, convirtiéndolos en agentes de detección inmediata; las compañías de consumo masivo imprimen las fotos en los productos que distribuyen. Acá hay un sector privado que tiene que tambien mirar y repreguntarse sobre su responsabilidad y compromiso de cómo podemos contribuir a forjar una sociedad que proteja a sus niños y niñas, los más vulnerables. No todo siempre es culpa del otro. 

 

Siguiendo esta línea: ¿qué puedo hacer yo desde mi lugar, que quizás está a miles de kilómetros de donde desapareció Loan? Tantas cosas que no sabría por dónde empezar, pero solo a modo de punteo

  • Informarnos sobre violencias contra niños y saber cómo detectar y actuar.

  • Exigir la sanción de leyes como la tipificación de compra y venta de niños, la explotación sexual de niños en el marco de la industria del turismo (no son delitos en la Argentina) o la ley de protocolos de prevención del abuso sexual. El poder de incidencia que tiene la ciudadanía es muy grande. 

  • Sensibilizar a nuestros colegas y superiores en el sector privado: ¿qué podemos hacer y cómo podemos contribuir desde las industrias en las que nos desempeñamos laboralmente?

  • No minimizar los peligros que enfrentan los niños en el mundo real, pero tampoco en el virtual. La Argentina es uno de los máximos exportadores de imágenes de explotación sexual de niños, niñas y adolescemtes. 

El dicho dice que se necesita una aldea para criar un niño. También para protegerlos y para que tengan vidas dignas de ser vividas. Eso es tarea de toda la comunidad.

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